El binomio formado por Ronaldo y Pezzolano no es nuevo y exclusivo de Valladolid. Se generó hace más de dos años. En enero de 2022. Entonces, el técnico uruguayo fue el elegido por el astro brasileño para comandar el proyecto del que por entonces era su segundo club en propiedad, el Cruzeiro. Ronaldo acababa de llegar a la entidad y dio un cambio de rumbo en el banquillo y en la plantilla. Aquello acabó en ascenso a la máxima categoría del fútbol carioca y la relación se hizo más fuerte. Y así parece seguir.
«¿Qué cosa mejor que tener un jefe como Ronaldo? Una estrella mundial como jugador de fútbol, que entienda el fútbol y poder hablar del juego dentro de la misma línea de pensamiento», señalaba al poco tiempo de llegar al Cruzeiro en un programa de radio uruguayo. Un año después, en marzo de 2023, el 'Papa' decidió salir del club brasileño, ya en la máxima categoría, para tomarse un respiro: «Descansemos un poco y veamos si, a partir de julio, podemos ir a algún lado. Si algo llega antes, puede pasar». Y ese algo llegó pronto.Quince días después era anunciado como entrenador del Real Valladolid, de la mano de Ronaldo, relevando a Pacheta.
Firmó hasta el 30 de junio de 2024: «Era mi sueño, no solo venir, triunfar en Europa. Se me abrió una puerta y ahí no hay descanso que valga».
Pezzolano se abraza con Ronaldo en la celebración del ascenso a Primera. - Foto: R. Valtero ICALSu llegada fue un soplo de aire fresco para una plantilla que estaba generando dudas, aunque no había caído a puestos de descenso. Pezzolano logró firmar unos números de récord en el arranque de su paso por Zorrilla, con 7 de 9 puntos posibles, pero el equipo se le cayó, acumulando cinco derrotas seguidas que, pese al triunfo ante el Barça y a depender de sí mismo para salvarse, le acabaron lastrando, descendiendo en un infame encuentro con el Getafe y ante los aficionados.
Esa imagen fue el primer punto de controversia entre la afición y el binomio Ronaldo-Pezzolano. El presidente ratificó al entrenador en una decisión que implicaba cierto riesgo, por la posibilidad de que a las primeras de cambio se le recordase la pérdida de categoría. Lo hizo de la mano del director deportivo, Fran Sánchez: «Son muy importantes para nosotros y tenemos total confianza en ellos. Nuestro proyecto de volver a Primera parte con ellos». Pero el segundo 'cayó' antes de comenzar la liga, llegando Domingo Catoira.
La Segunda no arrancó bien, con un triunfo en las cinco primeras jornadas y el Pucela en descenso. Las críticas hacia presidente y entrenador arreciaron. Hasta el punto de que el técnico se puso del lado de los hinchas: «Si yo fuera aficionado, también me estaría insultando».
Pero hubo un momento clave. Dos quizá. Uno tras el triunfo contra el Mirandés, quinto seguido en la primera gran racha blanquivioleta. El técnico, sin ninguna pregunta mediante, espetó: «Me da tristeza que se cante contra brasileños, hoy se notó más. Si estuviera en la tribuna me daría vergüenza ajena. No es todo, es una parte chica de la afición. Me da tristeza y lo quería decir». Ese mismo día fue Ronaldo el que señaló que «siento un profundo rechazo por los cánticos que una ínfima minoría ha proferido contra una nacionalidad específica y que no tienen cabida en nuestro fútbol (...) El Real Valladolid colaborará activamente con LaLiga y las autoridades para identificar a los responsables para que dejen de ensuciar la imagen de nuestra afición».
Esas frases, en referencia a un cántico del Fondo Norte, que salió al paso dejando claro que no eran ni radicales ni racistas, que no insultaban y que solo iba dirigido a la directiva, como en su día se hizo con otras, rompieron definitivamente las relaciones entre un sector del público y el binomio presidente-entrenador. El 'Pezzolano, dimisión' ha sido un mantra desde entonces.
El segundo momento clave fue la consulta por el escudo, con polémica, con 'marcha atrás' del club... y con decisión unánime de los abonados de regreso al anterior. La buena sintonía con Ronaldo, que había llegado como Mister Marshall a Valladolid, terminó de resquebrajarse.
El presidente ha estado más ausente esta temporada, quizá centrado en su proyecto en Cruzeiro o quizá por la categoría del Pucela o quizá por razones ajenas a ambas. Y eso también ha redundado en que las críticas y los cánticos se hayan focalizado en el entrenador, que decidió blindar al equipo, cerrando los entrenamientos y haciendo que, de puertas para dentro, se luchase contra todo, como gritó el preparador físico, Gonzalo Menoni, en la celebración abrazándose a Luis Pérez y Monchu. Porque ese contra todo, y contra todos, ha resonado de puertas para dentro, en el búnker que creó Pezzolano, que aguantó estoicamente los gritos de dimisión tras cada victoria, derrota o empate; que no quiso volver a hablar de la afición hasta el final de la temporada; y que ironizó, como lo hicieron sus jugadores en las celebraciones, con el 'Pezzolano dimisión', siendo el primero en cantarlo desde el balcón del Ayuntamiento.
Fue un paso más lejos un día después cuando, de nuevo en un programa de radio en Sport 890, llegó a denunciar insultos hacia su persona: «Nosotros los uruguayos somos así, somos rebeldes y redoblar esfuerzos cuando en tu propia afición tienes gente que te grita 'sudaca, vete para Uruguay'. Esas cosas que son increíbles que existan pero existen, y esta ciudad en eso es muy particular: los extranjeros lo sufrimos un poco, yo lo sufrí, mi staff lo sufrió y me hacía redoblar esfuerzos, más rebelde me ponía».
Ahora, el futuro del binomio Ronaldo-Pezzolano es una incógnita.
El presidente maneja, según reconoció, tres ofertas de compra: «Ahora tengo más ganas de quedarme que de vender y pensaré todo bien antes de tomar una decisión». Sin excluir ninguna opción, quería estudiar las ofertas para «dejar el club en las mejores manos».
El entrenador tiene una cláusula de renovación automática hasta 2025. «Tenemos contrato, así que para adelante siempre», señalaba el lunes. Pero el desgaste es importante y, como él dijo, «no fue un año bueno (...) Tengo tres hijos y me decían siempre 'papá, quiero ir al estadio', y yo no quería que escucharan los gritos».
Pezzolano&Ronaldo, contra todo y contra todos. Con una relación que quizá se rompa en una semana. Solo quizá.