La Policía Nacional finalizó con éxito este año una operación para esclarecer uno de los casos de pederastia más graves de la historia de Valladolid. No solo por el volumen de archivos que uno de los arrestados tenía almacenados en su ordenador (más de 120.000), sino porque se trataba de una persona que comenzó con esas prácticas hace casi un cuarto de siglo, en 1999. Pero, sobre todo, porque, aparte de descargar, almacenar y compartir ese material, también se dedicaba a producirlo. Es decir, grababa y fotografiaba a los niños (algo menos frecuente en España) a los que accedía por diferentes vías. Alguno de ellos menor de dos años. La mayoría de las veces lo hacía desde su propia casa, ubicada en un municipio de la provincia, y, en otras ocasiones, presuntamente, con la complicidad de su pareja, que realizaba algunos trabajos cuidando niños de la zona.
La Policía detuvo a ambos a finales del año pasado, después de meses de arduo trabajo por parte del Grupo de Ciberdelincuencia de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Cuando los agentes consiguieron la orden para acceder a la vivienda en la que habían detectado que se estaban distribuyendo un número muy elevado de estos archivos, encontraron en el piso superior una oficina desde la que el por entonces sospechoso operaba. Allí tenía, en una pizarra, dos imágenes de niñas de corta edad desnudas. En el domicilio también se encontró una maleta con sedantes, ropa interior infantil femenina e incluso algún juguete erótico femenino. Además, comprobaron que tenía un equipo fotográfico y de vídeo profesional, así como varios ordenadores.
Cuando los agentes accedieron al material informático, comprobaron la extrema crudeza de las imágenes y vídeos sexuales con menores, alguno de ellos con él como protagonista junto a los niños. En otros vídeos también aparecía su compañera, un factor que fue fundamental para su identificación y detención en la provincia de Ávila, que era donde residía a finales del año pasado, dado que desde hace muchos años ambos habían dejado de ser pareja.
Tanto él como ella fueron detenidos inmediatamente, para después pasar a disposición judicial y ser trasladados a la prisión de Valladolid, aunque con un desenlace muy diferente. Según confirman varias fuentes a El Día de Valladolid, el hombre se suicidó en su celda 14 días después de su ingreso en prisión. Concretamente, el 4 de enero. En cambio, ella fue puesta en libertad en el mes de febrero, y está a la espera del juicio.
A ambos se les imputaban los delitos de corrupción de menores, por la tenencia, distribución y producción de ese material, y agresión sexual, porque en algunos de los vídeos se observan tocamientos a los niños y otro tipo de prácticas más extremas.
El caso ha causado conmoción en esa localidad, donde es de sobra conocido el final del detenido después de que estuviera durante años grabando y fotografiando a algunas de las niñas del vecindario. Un material que tenía perfectamente organizado por nombres en su ordenador.
Según informó la Policía Nacional en una nota de prensa el pasado fin de semana, el hombre, de 45 años en el momento de su muerte, tenía guardadas más de 20.000 fotografías de índole sexual de una de las víctimas realizadas durante más de una década. Los agentes comprobaron que el investigado había utilizado el zoom de sus cámaras para fotografiar desde la ventana de su casa a menores del vecindario, aprovechando cuando se bañaban desnudos o cuando estaban en ropa interior en los aledaños de la casa.
La Policía Nacional se ha dedicado desde entonces a la identificación de todas los menores que aparecen en las imágenes, casi todas niñas, aunque también hay un niño. En total, ocho víctimas de corrupción de menores y dos de agresiones sexuales. Para dar con alguno de ellos ha sido necesaria la cooperación internacional, puesto que la víctima se encontraba en América Latina.