Han pasado casi 20 años desde la aprobación de la primera Ley Integral contra la Violencia de Género, un periodo en el que se han aprobado pactos de Estado, endurecimiento de penas y se han hecho infinidad de campañas de concienciación. Sin embargo, los resultados no llegan. El goteo de asesinato de mujeres no cesa. La presidenta de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de Valladolid (Adavasymt), Concepción Minayo, asegura que las más de 80 víctimas de este año es un buen ejemplo de ello. «Hay recursos, pero no se ejecutan de la manera que hay que hacerlo, hay profesionales que trabajan dentro de este tema que no tienen preparación, y me refiero a policías, profesionales sanitarios, etcétera. No sirve de nada poner un punto violeta de información si la que está detrás no tiene formación y una ideología determinada, porque no vas a poner a alguien de Vox, que no reconoce la violencia de género», explica.
Una formación que Adavasymt está dispuesta a ofrecer. Sobre todo para combatir el crecimiento de este fenómeno entre los más jóvenes. Preocupa, y mucho, el avance de las agresiones sexuales entre adolescentes. «Nosotros reivindicamos una coeducación en valores e igualdad, mientras esto no se haga desde la infancia, los roles se van a ir transmitiendo de padres a hijos y de profesores a alumnos», opina Minayo. Según ella, «es necesario que los educadores hagan cursos de reciclaje, igual que los sanitarios» y que las instituciones «se crean que la violencia de género existe y que hay que poner todos los medios, porque cuando asesinan a una parece que solo es una más... se está normalizando, es terrible».
Minayo cree que es muy importante controlar el dinero que procede del pacto de Estado, porque «en algunos sitios no se está utilizando bien». «Está bien dedicarse a hacer paraguas, pero que al menos tengan un lema inscrito... hay que justificar hasta el último euro, aunque creo que son suficientes recursos, lo que pedimos es que no los recorten».
Porque esta asociación, y otras que trabajan en el mismo ámbito, son conscientes de las acusaciones de 'chiringuitos' que pesan sobre ellas. Aunque Minayo prefiere no gastar mucha energía en esas críticas. «No merece la pena, solo les recordaría que las muertas somos nosotras», añade.
De los 110 nuevos casos gestionados este año por la asociación, 76 pertenecen a violencia de género en el ámbito de la pareja y 34 sin violencia sexual, de los cuales solo una víctima es masculina. El 14% de las víctimas de violencia sexual fueron menores y un 3,5%, mayores de 60 años. En lo que se refiere a la violencia ejercida en el ámbito de la pareja, siete de cada diez casos tienen víctimas de entre 36 y 59 años. En cuanto al origen, un tercio de las personas son migrantes.