Sobre la gruesa línea que separa los deseos de las realidades (o los sueños empresariales y promesas políticas de un despertar con hechos y certezas) conviven desde hace años tres proyectos de enorme envergadura que darían un impulso sin precedentes a Valladolid capital y, en consecuencia, también al conjunto de la provincia e incluso de la comunidad. Al «futuro» parque agroalimentario, del que empezó a hablarse hace ya más de una década, aún con Javier León de la Riva en la Alcaldía, se le ha llegado a atribuir una ambiciosa previsión de más de 5.000 puestos de trabajo; más de 2.000 a la «futura» fábrica de autobuses eléctricos de la empresa angloindia Switch Mobility, anunciada en diciembre de 2021, entonces ya con Óscar Puente al frente; y pocos meses después, otros tantos a la «futura» factoría de baterías para automoción de la eslovaca InoBat.
Así se fiaba a la automoción y la agroalimentación un despegue que habría sido, o sería, literalmente histórico, de la mano de tres megaproyectos que todavía no han levantado un palmo del suelo por mucho movimiento que hayan generado entre despachos. De hecho, suman casi 10.000 empleos en un limbo que, llevados al terreno de las cuentas de la vieja, cuando todavía no se han despejado las de la lechera, darían de sobra para que la ciudad alcanzara el idílico estatus del pleno empleo (en términos económicos, cuando la tasa de paro no supera el 5%). Y aunque obviamente no todos los parados de hoy (13.989 en la capital, con una tasa de paro en torno al 10%) darían el perfil para trabajar en alguno de estos megaproyectos, no menos importante sería su capacidad para atraer nuevos habitantes.
Entretanto, la realidad económica de hoy viene marcada por capítulos como el de Bimbo y el cierre inminente de su fábrica del polígono de San Cristóbal (su cese de actividad se ha fijado para el 31 de diciembre), con 155 empleos directos que se pierden para la ciudad; o quizá unos 100 si se resuelve de forma favorable la negociación abierta en paralelo para la posible llegada de una nueva empresa a esas mismas instalaciones, donde podrían recolocarse al menos 50 afectados. Aunque la agroalimentación sigue siendo un pilar básico para toda la provincia de Valladolid, que concentra el 21,9% de la población y el 19,7% de las empresas de Castilla y León ligadas a este sector, según datos publicados esta misma semana por la asociación que las representa, Vitartis.
La economía local resiste pese al parón de sus megaproyectosEn la actualidad destacan también los vaivenes de la automoción, primera industria de la ciudad, con un millar de nuevas contrataciones en Renault durante esta segunda mitad de 2024 que, junto a su presumible impacto positivo en la rama de proveedores, podrían compensar los casi 3.000 empleos que perdió este sector en el conjunto de la provincia a lo largo del primer semestre.
Pero no es menos cierto que las estadísticas oficiales, las de los hechos consumados, indican que la ciudad es hoy más fuerte económicamente que hace diez años. Su mercado laboral refleja la mitad de parados que entonces y casi un 20% más de trabajadores, mientras los ingresos que entran en los hogares también han ido en aumento.
La cifra de parados de la capital, concretamente, ha bajado de 27.584 en septiembre de 2014 a 13.989 el mes pasado (-13.595, -49,29%). En ese periodo sólo hubo una variación interanual con aumento del desempleo y fue por la covid, con 3.111 parados más de septiembre de 2019 al mismo mes de 2020, y antes de acabar 2022 ya se había neutralizado.
La economía local resiste pese al parón de sus megaproyectosEn cuanto a los trabajadores afiliados a la Seguridad Social, en septiembre de 2014 se contabilizaban 132.104 y el mes pasado ya eran 156.554 (+24.321, +18,39%). También en este caso sólo hubo una variación interanual negativa, la de 2019 a 2020, que se redujo en menos de dos años para después ir registrando récords históricos de empleo que aún se suceden.
Por otro lado, los datos de la Agencia Tributaria constatan el aumento de la renta bruta anual de los vallisoletanos. Su serie estadística detallada por municipios no alcanza a abarcar el intervalo de 2014 a 2024, pero lo que permite consultar, de 2013 a 2022, revela un incremento de 25.777 a 30.908 euros de media por cada declaración del IRPF; un 19,93% más, mientras la inflación en ese periodo se quedaba en el 17,4%.
Claro que si se considera que la mayor riqueza de un país es su población, por ahí sigue flojeando la capital vallisoletana, dado que su padrón vigente en 2014 estaba en 309.714 habitantes y el actual en 297.459, 12.255 menos.
Perspectivas.
El presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Juan Carlos de Margarida, deduce de estos y otros datos que Valladolid «ha crecido enormemente en el ámbito empresarial durante los diez últimos años». «Al principio de esta serie aún sufríamos la crisis que empezó en 2007 y 2008, pero Valladolid se ha estabilizado después de todos esos problemas, y también tras los de la pandemia o los conflictos bélicos en Ucrania y Gaza», valora. «Y se ha asentado como referencia, nacional e incluso internacional, a nivel cultural y gastronómico».
Respecto al parón de megaproyectos como los de Switch e InoBat, «lo que ha pasado es lógico», opina. «Cuando se anunciaron teníamos un contexto económico con todos los mimbres para que pudieran hacerse, pero en estos momentos no», entre otros motivos, por la incierta transición al vehículo eléctrico. «Si no hay demanda no pueden darse estos proyectos, y tal vez haya que dar gracias por que no llegaran a darse en estas circunstancias porque, si en su momento se hubieran generado miles de empleos, igual ahora estaríamos hablando de su desaparición, y eso sí que habría causado un gran impacto, pero negativo».
Por otro lado, con la vista en el medio plazo, De Margarida aprecia el desarrollo en ciernes del Corredor Atlántico (la conexión multimodal que mejorará la conexión de Portugal, España, Francia, Alemania e Irlanda), en el caso de Valladolid con el complejo ferroviario que ya se construye en el páramo de San Isidro como infraestructura de referencia local dentro de este proyecto. «Será clave y determinante porque, tras la evolución de los diez últimos años, nos puede proyectar de una forma inimaginable a nivel empresarial y social». Sugiere también aprovechar la oportunidad de ganar comercio exterior con el norte de África, «un continente que está resurgiendo»; y no olvidar el potencial de la Universidad de Valladolid, sobre todo, para exprimir la condición de la ciudad como referente del idioma castellano para atraer extranjeros.
Coincide en buena medida con el catedrático de Economía Aplicada de la UVa y coordinador de la red Hispalink en Castilla y León, José Luis Rojo, quien, preguntado sobre las perspectivas de Valladolid a medio plazo, cita «el desarrollo de las capacidades en cuanto al turismo cultural, idiomático o medioambiental». «Atención especial debiera prestarse a las nuevas demandas que ya están asomándose en sectores como el software, las industrias de la salud, la industria aeroespacial de consumo, y sectores más clásicos que se están reinventando como la moda, el mueble o la alimentación», añade. Aunque, «para que estas habilidades se conviertan en fortalezas, Valladolid debería vigilar los estrangulamientos que acechan a sus capacidades», y entre otros, el que representa «las dificultades que paradójicamente podría acarrear el 'monocultivo' del automóvil».
DECLARACIONES
Juan Carlos de Margarida, presidente del Colegio de Economistas de Valladolid
«La economía de Valladolid se ha recuperado, e igual habría sido peor que saliera alguno de estos proyectos por empleos que se habrían creado y después perdido por la situación actual, que es diferente a cuando se anunciaron»
José Luis Rojo, catedrático de Economía Aplicada y coordinador de la red Hispalink-Castilla y León
«Para convertir habilidades en fortalezas, Valladolid debe vigilar las dificultades que, paradójicamente, podría acarrear el 'monocultivo' del automóvil»