Don Quijote y ovnis en Valladolid

Jesús Anta
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Jesús Anta recuerda que la provincia no fue ajena al fenómeno de la ufología vivido en España en el siglo XX

Don Quijote y ovnis en Valladolid. - Foto: Luis Tasso (1894) Universidad de Sevilla

En el capítulo del Quijote que relata el episodio en el que él y  Sancho sufren la farsa de un viaje astral sobre el caballo Clavileño, el caballero le recuerda a su escudero la historia del  licenciado Torralba,  aquel médico erudito que voló desde Madrid hasta Roma y volvió, todo en una noche, montado sobre una escoba, rozando la luna. Pero Cervantes erró al situar el viaje del licenciado en Madrid, pues en realidad ocurrió en Valladolid.

Eugenio Torralba (1485-1531) fue un célebre doctor y mago del Renacimiento que pasó una larga temporada en Valladolid. Predijo el saqueo de Roma en mayo de 1527 por las tropas españolas y alemanas al servicio de Carlos I contra la alianza del Papa con Francia, pues él lo vio antes de que las noticias llegaran a España días más tarde, gracias a su alucinante viaje. Es el caso que terminó en manos de la Inquisición  y acabó confesando que fue su maléfico criado  Zequiel quien volando  le llevó desde Valladolid  a Roma. 

Dos siglos más tarde, Diego Torres de Villarroel, catedrático de Matemáticas en la Universidad de Salamanca, en 1730 relató el avistamiento de tres columnas de fuego subiendo y bajando hacia el cielo y cambiando de color.

Mas, hay que esperar a 1947 para que los científicos marquen aquel año como el principio de la era de la ufología: un fenómeno del siglo XX al que Valladolid no fue ajeno.

Antonio Felices, padre dominico y profesor en el colegio de las Arcas Reales,  dedicó su vida a investigar el fenómeno OVNI, campo en el que alcanzó predicamento y fama afirmando su convencimiento de la existencia de vida intelectiva en otros mundos fuera de nuestro sistema solar. Además, en septiembre de 1965 fue testigo del avistamiento de un gigantesco triángulo volador, cuya descripción dio la vuelta al mundo. Un avistamiento relatado por otras personas de Valladolid que también observaron el objeto.

La segunda mitad del siglo XX fue prolija en apariciones ufológicas: el 6 de diciembre de 1969 un OVNI fue visto dos veces por multitud de vallisoletanos.

En Tordesillas, Castronuño, Pedrosa del Rey, Villalón de Campos, La Overuela (barrio de Valladolid) y en otros municipios, hay noticias de observación  de extraños objetos voladores: algo más grande que un tractor, como una peonza invertida, una luz brillante que dejó tras de sí una nube… son formas con las que algunas personas relatan sus experiencias en los años 60, 70 y 80. Tales fueron los casos de Martín Rodríguez, de Tordesillas, que padeció varias operaciones a causa de las lesiones que le produjo un ovni en octubre de 1977. Y Venancio Álvarez, vecino de Castronuño,  asegura que en 1983 a la altura de Pollos vio  una luz blanca que le acompañó hasta Tordesillas.  Un avistamiento que ha repetido hasta en cuatro ocasiones.

En 2016 el  Ministerio de Defensa desclasificó un  informe oficial sobre avistamientos de fenómenos extraños en España,  y en él se recoge que en diciembre de 1968 ocurrió un episodio sobre Villalón de Campos, y que en enero de 1984 el aeropuerto militar de Villanubla registra un contacto visual con un objeto luminoso situado a unos 4 kilómetros de altura.

EL DETALLE. Enorme objeto volador

Hacia las cuatro de la tarde del 16 de septiembre de 1965, miles de vallisoletanos pudieron ver un platillo volante: un extraño objeto brillante de forma triangular que lanzaba destellos de luz. La gente se agolpó en los balcones de las casas y en la plaza Mayor para observarlo. El padre Felices, dominico de las Arcas Reales montó un telescopio del colegio y pudo verlo con detenimiento. Lo describió y dibujó  como una gran masa metálica, plateada, con una cúpula alargada en el centro y una enorme panza y aletas. Situado como a 23 kilómetros de altura, estaba casi inmóvil excepto por un ligero bamboleo, como un barco.  Felices calculó  que mediría un kilómetro cuadrado, y relata que a las ocho de la tarde  se elevó a velocidad vertiginosa hasta desaparecer. El piloto Heliodoro  Carrión,  que con su avión se acercó hasta el objeto, habló de un tamaño como de tres aviones de pasajeros y coincidió con  Felices en la descripción del mismo. Es el caso que se vio desde Palencia hasta Segovia.