La Policía Nacional que fue detenida en Valladolid en junio de 2023 bajo la acusación de traficar con droga y, además, utilizar sus claves para entrar en aplicaciones policiales para comprobar si estaba siendo investigada, se ha declarado inocente de ambos cargos y se ha visto secundada por su novio y compañero de banquillo, quien ha asumido toda la culpa y ha pactado una condena de tres años de prisión por delito contra la salud pública.
La confesión por parte de C.A.G.G. y la conformidad pactada entre su abogado y el fiscal del caso, consistente en tres años de prisión y multa de 3.300 euros--se exponía a una pena de cuatro años y medio y 6.000 euros--, no se ha traducido, sin embargo, en una modificación del planteamiento del acusador público respecto de la funcionaria policial, para la que ha mantenido la petición de diez años y nueve meses de cárcel y multa de 17.300 euros por tráfico de drogas y descubrimiento y revelación de secretos.
En su versión exculpatoria, la agente O.R.G, quien en el momento de la detención compartía vivienda con su pareja en la calle Mieses de Valladolid, en el barrio de Girón, ha asegurado que jamás ha traficado con sustancias y ha sostenido que desde hacía meses ambos ocupaban habitaciones distintas al haber quedado rota la relación, circunstancia en la que la funcionaria se ha escudado para tratar de acreditar que la habitación de matrimonio en la que fue hallada la totalidad de la droga la utilizaba en exclusiva su exnovio.
"Yo cobraba unos 2.310 euros al mes, no tenía necesidades económicas y jamás he traficado con drogas", ha insistido la acusada, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha añadido que ya no hacía vida de pareja con el otro acusado, eran "simplemente amigos" y a pesar de que seguían compartiendo casa desconocía por completo lo que C.A.G.G. hacía y deshacía en su habitación.
"El único vicio que conocía de él era su adicción a los videojuegos", ha declarado la policía nacional, quien, a preguntas únicamente de su abogado, también ha incidido en que las bolsas de basura en las que los investigadores hallaron recortes circulares con restos de sustancia y que ella arrojaba a los contenedores próximos al domicilio se las dejaba su novio a la puerta para que las tirara, aprovechando los momentos en los que sacaba a pasear al perro.
"Me limitaba a sacar la bolsa, ya cerrada, sin saber lo que había en el interior", ha mantenido la policía, que también ha negado que las distintas entradas con su clave en varias aplicaciones policiales bajo la denominación de 'Objetos' y 'Personas', entre mayo de 2021 y marzo de 2023, tuviera por objeto cerciorarse de que ella, su novio y un supuesto cliente no estaban bajo investigación policial.
En una de esas ocasiones utilizó la app 'Objetos' para meter la matrícula de su coche, según ella porque le acababan de pasar las claves y pretendía comprobar si funcionaban bien; mientras que en las otras dos ocasiones entró en la de 'Personas' para introducir el nombre de su novio y el de una tercera persona.
En el primer caso, la agente ha alegado que lo hizo porque antes de ir a vivir con su novio quería saber con quién iba a compartir piso, mientras que con respecto a la otra persona, casualmente un supuesto cliente que frecuentaba la casa, O.R.G. ha indicado que fue solo "por curiosidad", sin detenerse a mirar el contenido ya que, como así ha asegurado, estuvo abriendo y cerrando pestañas en la aplicación.
Con carácter previo, el que fuera su novio, C.A.G.G. ha cerrado una sentencia de conformidad con el fiscal por tráfico de drogas, con la atenuante de drogadicción, tras exculpar a la funcionaria y asegurar que la droga valorada en más de 3.000 euros y dos básculas de precisión, junto con otros útiles, que fueron hallados dentro de una cómoda en una de las habitaciones eran de su propiedad en exclusiva.
"Ella nunca ha vendido droga y resulta que ahora me he enterado de que utilizó un registro policial para indagar sobre mi. No me he sentido perjudicado, no reclamo nada y por ello la perdono", ha declarado ante el tribunal.
Por su parte, distintos agentes de la Policía Nacional, entre ellos el instructor de las diligencias, han indicado que la investigación se inició en enero de 2023 tras recibir varias informaciones sobre una pareja, ella funcionaria del cuerpo, que podría estar dedicándose al tráfico de sustancias en una vivienda de la calle Mieses de Valladolid.
Toxicómanos fidelizados
Las pesquisas se prolongaron por espacio de cuatro meses, con hasta 68 actas de vigilancia y escuchas telefónicas, permitieron descubrir que la vivienda era frecuentada por numerosas personas que a los pocos minutos volvían a salir, proceder típico de quienes acuden para abastecerse de droga. "Elaboramos una tabla excel y comprobamos que había toxicómanos muy fidelizados que acudían varias veces al día a esta vivienda, a uno de los cuales se le ocuparon varias papelinas a la salida", ha recordado el instructor.
Una de las cosas que más llamó la atención de los investigadores es que las persianas de la vivienda siempre se encontraban echadas, como si los moradores trataran de evitar posibles vigilancias, a lo que más tarde se añadieron las bolsas de basura que la funcionaria solía tirar en contenedores próximos y en las que fueron localizados restos de sustancia y alguna anotación sospechosa del tipo 'Diego 2, Javier 3'.
Los 'pinchazos' telefónicos a la pareja y el análisis de los whatsapp, a juicio de los investigadores, también eran claramente incriminatorios ya que en las conversaciones con supuestos clientes utilizaban una jerga típica de quienes se dedican a dicha actividad ilícita: "Tráeme un litro, un litro y medio, una barra, media barra, un corto o uno doble" .
Además, los agentes han coincidido al señalar que la habitación donde hallaron la droga contenía indistintamente efectos de los dos acusados, entre ellos una tarjeta sanitaria de ella que dio positivo al narcotest y que posiblemente, tal y como mantienen, era utilizada para la distribución de las papelinas, al tiempo que han recordado que una de las personas interceptadas a la salida de la vivienda de Mieses les reconoció que la droga se la facilitaban los dos acusados.