Por segunda vez en la temporada, en esta ocasión en un momento trascendental, en el que se deciden los títulos grandes, el Madrid enlaza dos derrotas consecutivas que le sitúan al límite. Complicadas sus opciones de la defensa de la corona liguera, a cuatro puntos del Barcelona, se ampara en el misticismo que otorgan antiguas gestas en la Liga de Campeones para creer en una remontada tras el 3-0 del Arsenal.
No hay argumento futbolístico extraído en el Emirates Stadium que sostenga la machada que alimentará el espíritu del madridismo hasta el partido de vuelta del miércoles en el Bernabéu. El cuadro merengue confirmó todos sus males en una gran cita, sin estar a la altura de la exigencia de unos cuartos de Champions, con un plan de Carlo Ancelotti que no encontró la respuesta esperada en sus jugadores.
Superados, sin capacidad de reacción en la peor segunda parte del curso y con datos, como los 12,7 kilómetros menos recorridos que su rival, que apuntan a una falta de entrega y «actitud», como reconoció tras la dura derrota Raúl Asencio. Ninguna caída, y ya son 11, que sitúan a 'Carletto' a una del peor de sus registros como entrenador blanco, ha hecho dudar al técnico de la idoneidad de su sistema. El 4-3-3, con un futbolista ofensivo como Bellingham como tercer centrocampista, que se convierte en 4-4-2 en fase defensiva con poca ayuda de los extremos, es intocable.
Las dos goleadas recibidas ante el Barça no invitaron al de Reggiolo a valorar la opción de reforzar su medular. Con una plantilla mermada por las lesiones, añorando la importancia ganada por Dani Ceballos desde la salida de Toni Kroos, un jugador al que el club no decidió sustituir acudiendo al mercado, y acusando en exceso la baja por sanción de Tchouaméni en Londres.
El Real Madrid se rompió desde su inconsistencia en el centro del campo, con Eduardo Camavinga protagonizando un nuevo capítulo de impotencia, hasta el punto de acabar expulsado por pura frustración, Luka Modric, incapaz de aportar algo de sentido a la poca posesión con criterio que tuvo el conjunto español.
El bloque medio que planteó Ancelotti hizo aguas ante la estrategia trabajada de Mikel Arteta. Sacó a relucir todas las carencias blancas. No pudieron los de Chamartín lanzar una presión conjunta (apenas nueve recuperaciones en campo rival por 22 del cuadro 'gunner'), con graves errores en conceptos defensivos individuales y una falta de ayudas que dejaron expuestos a los laterales en el Emirates.
Mermados
Arriesgó el físico, una vez más, Fede Valverde, por su importancia. Jugó con molestias arrastradas del duelo ante el Valencia en una temporada en la que se infiltró en más de una ocasión por necesidad desde la ausencia de Carvajal.
En peores condiciones aún estaba Antonio Rüdiger, a quien la rodilla izquierda le pide parar, pero la situación que tiene Ancelotti en el centro de la defensa provocó que se le viera con un aparatoso vendaje. El conjunto español fue incapaz de controlar al Arsenal, especialmente en la segunda parte, cuando creció su fragilidad atrás. Sostenido por cinco paradas de Courtois, que también jugó recién recuperado de una lesión muscular y fue el mejor sin estar al 100 por 100. Salvado en dos acciones bajo palos por Alaba y Bellingham.
La debacle pudo ser mayor por la inconsistencia defensiva. Once disparos 'gunners' que aumentaron la estadística que coloca al conjunto de Ancelotti como el que más tiros recibe de la Champions con 79. Un gran contraste con los 29 concedidos por los de Arteta.
Apagón
En la ausencia de un plan colectivo, en muchos partidos lo individual salvó al Madrid este curso. Desde una menor entrega que se plasma en los 101,2 kilómetros recorridos, la calidad de las estrellas de los blancos tampoco apareció.
Desde la faceta individual se dibujó un bajón de dos jugadores que fueron claves en las dos últimas conquistas. Son los brasileños Vinícius y Rodrygo. El primero fue el que más balones perdió en el choque (16) y apenas intentó cuatro regates sin salir airoso de ninguno. El segundo no aportó y Ancelotti tardó 85 minutos en relevarlo.