Valladolid se resiste al pesimismo ante un «complejo» 2024

David Aso
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Cámara de Comercio y CEOE esperan que las empresas de Valladolid se sobrepongan a las previsiones negativas de los economistas, con automoción y agroalimentación bajo el foco

Factoría de Renault en Valladolid. - Foto: Leticia Pérez / ICAL

Después de un año que se presumía muy difícil en lo económico y que Valladolid ha resuelto con crecimiento y mejora del empleo a pesar de todo lo que arrastraba (las secuelas de la pandemia, los problemas de suministro, los daños colaterales de los conflictos en Ucrania e Israel o la escalada de costes y precios que ha seguido impactando sobre las cuentas de las empresas y el bolsillo del ciudadano), llega 2024 con previsiones nada positivas y, sobre todo, cargadas de variables que comprometen la relativa y paulatina estabilidad alcanzada tras la crisis sanitaria. 

Los expertos pronostican un año «complejo». Desaceleración, pero no recesión en principio, e incluso un posible descenso leve de la tasa de paro (a nivel autonómico, en torno a medio punto menos, según el último informe publicado por Unicaja, con Valladolid en el 8,88%, frente a un 9,47% regional y un 11,84% nacional en el tercer trimestre del año que acaba). Una inflación parecida a la de 2023 (2,5% provincial y 3,2% nacional hasta noviembre), pero sin olvidar que, aunque ya no suba como en 2022 o 2021, son escaladas que se van acumulando; y unos tipos de interés altos que sólo seguirán la recién iniciada tendencia a la baja si no se materializan unas amenazas más que latentes que cambiarían el escenario a peor de forma abrupta, con un fuerte encarecimiento de los carburantes (ahora en mínimos anuales) y un drástico parón de consumo.

Sin embargo, las empresas de Valladolid se resisten a caer en el pesimismo. «Lo que nos dicen es que 2023 ya ha sido mejor de lo esperado», destaca el presidente de la Cámara de Comercio, Víctor Caramanzana. «Y ahora es verdad que los datos macroeconómicos de 2024 no pintan bien, que las perspectivas son peores, no son buenas, pero me quedo con la parte optimista y confío en que pese a eso tengamos un buen año». Se aferra en concreto a la parte del empresariado que piensa que 2024 será mejor que 2023, tal y como refleja un sondeo de la Cámara de España ('Estudio sobre clima empresarial en España') entre compañías de todo el país y con «una muestra significativa de Valladolid». 

Lo cierto es que dicho informe evidencia una clara división de opiniones, con un 48,9% que se declara «muy» o «bastante optimista» sobre la evolución de 2024, frente a un 48,5% «poco o nada optimista» (el 2,6% restante no se posiciona). No obstante, el optimismo crece según aumenta el tamaño de las empresas y predomina en el turismo, la hostelería y la restauración, así como en el resto de servicios e industria. 

De hecho, la mentalidad positiva asciende al 50,5% entre las que tienen de 10 a 49 empleados, el 58,1% de las de 50 a 99 y el 68,9% de las que superan el centenar. Las que no pasan de 10 empleados, mientras, se quedan en un 43,6%. «Es lógico que las más pequeñas lo vean más complicado para afrontar las subidas salariales, la inflación o los tipos de interés que se prevén cuando tienen menos capacidad de financiación y tesorería», argumenta el presidente de la Cámara vallisoletana, quien señala las pequeñas empresas de agroalimentación y comercio como las más pesimistas.

Entretanto, Manpower presentaba un estudio el 19 de diciembre que refleja previsión neta de creación de empleo en Castilla y León durante el primer trimestre de 2024, al apuntar que casi la mitad de sus empresas (48%) espera mantener plantilla, el 34% aumentarla y el 17% reducirla.

La presidenta de CEOE Valladolid, Ángela de Miguel, por su parte, coincide en prevenir sobre el comercio, «que está sufriendo mucho por el cambio de tendencia de los últimos años», marcados por el auge de las ventas online, y llama a «apoyar el de proximidad», ahora que además se teme por un parón de consumo. Pero piensa que la automoción y la agroalimentación «pueden seguir siendo pilares fundamentales para que Valladolid tenga un buen año» a pesar de la incertidumbre que sacude a ambas industrias (sobre todo a la primera, según los economistas); y confía en la «buena tendencia» del turismo, «un sector en el que cada vez estamos mejor posicionados», con «potencial para ganar visitantes internacionales» atraídos en buena medida por el enoturismo.

«Si trabajamos todos bien, creo que 2024 puede ser un buen año aunque la tendencia que se nos presente no sea buena a nivel nacional ni internacional», considera De Miguel. «Tenemos una de las provincias de España con menor paro (decimoquinta) y unos índices económicos interesantes en todo lo que tiene que ver con la exportación, el empleo... y el propio talento de los vallisoletanos, muy generosos a la hora de invertir en formación. Somos de las mejores provincias para emprender, las empresas nos ven como un hogar fantástico».

«Hay que afrontar el nuevo año con optimismo», insiste, y la presidenta de CEOE se lo aplica cuando confía «ciegamente» en la implantación de la fábrica de autobuses eléctricos de la compañía angloindia Switch Mobility, que prevé iniciar actividad en 2024 y superar los 1.500 empleados en 2027; y de la gigafactoría de baterías que proyecta la compañía eslovaca Inobat, cuyos responsables han llegado a hablar de más de 2.100 puestos de trabajo directos en una primera fase y 4.000 en 2029. Aunque todavía están a expensas de captar hasta 120 millones de fondos UE en la tercera convocatoria del Perte (proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica) del vehículo eléctrico, que saldrá en torno a febrero de 2024, tras dos intentos frustrados.

Proyectos de semejante calibre piensa además De Miguel que podrían elevar la demanda interna de vivienda que precisa la construcción para mantener su actividad, mientras valora planes públicos estratégicos de medio-largo plazo como el desarrollo de todo el eje del Corredor Atlántico (transporte ferroviario de mercancías), también citado por Caramanzana, o el «gran centro logístico del noroeste peninsular» en torno a los talleres de Renfe. 

Cautela economista

Por el lado de los expertos, en cambio, el catedrático de Economía Aplicada de la UVa y coordinador de la red Hispalink en Castilla y León, José Luis Rojo, advierte que «las tensiones actuales son muy elevadas, por lo que el escenario previsible puede cambiar de forma importante y a fuerte velocidad». «No es impensable que la economía vallisoletana sufra en su industria agroalimentaria un cierto grado de desaceleración, y que el mercado del automóvil, que este año ha recuperado una parte de la demanda interna y externa perdida, pudiera mostrar una contención reflejo de las incertidumbres coyunturales y estructurales». De ese modo, «la dependencia de la industria del automóvil, que fue una fortaleza en las pasadas décadas», cree que «limita» a Valladolid «a la hora de enfrentarse a los nuevos desafíos» del cambio hacia un modelo de movilidad más sostenible «que está debilitando a los antiguos líderes, EEUU y la UE». «Todo apunta a un año de clara desaceleración, no de recesión pero sí crecimiento débil», concluye.

No transmite menos cautela el presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, además de secretario general del Consejo General de Economistas de España, Juan Carlos de Margarida. «Las tensiones geopolíticas van a más», y aunque la foto fija de hoy 'sólo' proyecte desaceleración, previene de «un shock determinante para entrar en recesión» si irrumpen nuevas amenazas sin resolverse los conflictos actuales. Apunta sin ir más lejos a los recientes ataques a buques en el Mar Rojo, que han reavivado el temor a problemas de suministro y a otra fuerte escalada energética por la subida de costes de transporte (las navieras están optando por hacer rodeos que encarecen su logística).

«Alemania ya está en recesión, Italia y Francia con crecimientos inferiores al 1%, y esos tres países son destino de más del 75% de las exportaciones de Valladolid», recuerda, con la automoción como principal bien. De Margarida también avisa del condicionante de no contar con una industria potente diversificada, sino focalizada en el automóvil. Con el coche eléctrico en el horizonte, la vía paralela de los combustibles sintéticos, unas elecciones europeas en junio que condicionarán el rumbo de la industria… Mucho antes, ya desde principios de año, pronostica un «parón» del consumo tras unos años en los que «el vallisoletano ha tirado de los ahorros de la pandemia para mantenerlo». 

«Nuestra economía acumula muchos golpes que se han ido aguantando porque nuestras empresas han optado, y muy bien, por reducir márgenes y mantener el empleo, pero estamos en un momento en el que cualquier estornudo puede crear una gripe bastante profunda». Aunque las empresas, mientras conserven salud, se resisten al pesimismo a la espera de que, en el nuevo año que empieza, los hechos vuelvan a mejorar las previsiones. 

PIB

Desaceleración
El último informe de Unicaja estima un crecimiento del 2,2% en la economía de Valladolid en 2023, por encima de la media regional (1,9%) y cerca de la nacional (2,3-2,4%).Para 2024, un 1,6% regional y de nuevo Valladolid en torno al dato nacional, un 1,8% que, sin embargo, el Banco de España ya rebajó al 1,6% la semana pasada, y ya se teme que la desaceleración acabe en recesión si irrumpen nuevas amenazas.

Empleo

¿Menos paro?
El mismo informe de previsiones publicado por Unicaja apunta que la tasa de paro aún podría bajar en torno a medio punto el próximo año, aunque los expertos advierten que no dejan de ser previsiones sometidas a cambios constantes, y más con las amenazas latentes. En el tercer trimestre, la tasa de paro de Valladolid se situaba en el 8,88%.

Euríbor

Leve bajada
Tras iniciar 2022 aún en negativo (-0,477), los expertos creen que el euríbor ha podido alcanzar su pico en octubre (4,160) y podría prolongar una tendencia a la baja que, sin embargo, no sería muy pronunciada. De hecho, 2023 ya lo empezó en el 3,337 y 2024 acabaría en ese entorno, y con riesgo de subir más si, como se teme, viene otra escalada energética.

Inflación

Como en 2023
Con datos al cierre de noviembre, Valladolid registra una inflación interanual del 2,5%, inferior a la media nacional (3,3%), y el Banco de España estima que en 2024 se reduzca apenas una décima. Así los precios subirían en la línea de este ejercicio, menos que en 2022 o 2021, pero sin olvidar que se trata de escaladas que no dejan de acumularse.