Los aparcamientos subterráneos han sido una de las infraestructuras estrella de los cinco mandatos del alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, quien siempre apostó por mejorar la calidad de vida de los vecinos en cualquier barrio de la ciudad, por ejemplo, con la construcción de estos estacionamientos ante el problema existente en la capital vallisoletana de escasez de plazas en superficie y de la carencia de garajes en muchos edificios privados, así como por otra característica de sus políticas urbanísticas: prioridad del peatón sobre el vehículo en las calles, diseñando aceras más anchas y calzadas más estrechas para incluso eliminar las plazas de aparcamiento. Con todo, los gobiernos de León de la Riva han dotado a la ciudad de más de 5.000 plazas en régimen de residentes (alquiler por 50 años) y de rotación distribuidas en una quincena de infraestructuras construidas en suelo municipal.
Aunque verdaderamente el alcalde, de la mano del concejal de Movilidad, Manuel Sánchez Fernández, han dado un importante impulso a la ciudad en este sentido, Tomás Rodríguez Bolaños empezó esta tarea con dependencias como los de las plazas de España, ElCampillo o Juan de Austria. Sin embargo, hasta este nacimiento como setas de estas infraestructuras necesarias para la ciudad de hoy, existía sólo uno, actualmente emblemático. En el epicentro de la ciudad. Se cumplen ahora cuatro décadas de la construcción del aparcamiento subterráneo de la Plaza Mayor, siendo el primero ejecutado de estas características en Valladolid y cuya espectacular obra en 1971 fue admirada por propios y extraños, al tiempo que hacía prever el notable crecimiento del parque automovilístico. Este aniversario, de la misma manera, coincide con la construcción en stand-by de otros dos parkings nuevos: en el Mercado del Val y la Iglesia de Santa María de la Antigua, pero también coincide con un importante cambio normativo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para que los ciudadanos puedan comprar sine die las plazas de aparcamiento de suelo municipal. Se trata de una buena oportunidad para que entre dinero en las arcas municipales y también para que los adjudicatarios dispongan de esas plazas a perpetuidad.
Aparcar en el subsuelo. Los aparcamientos subterráneos han sido la más importante apuesta del actual alcalde bajo la premisa de esconder los coches y que los ciudadanos disfruten de la renovada capital vallisoletana. Así las cosas, Francisco Javier León de la Riva ha promovido 5.299 plazas de aparcamiento en suelo municipal: 4.791 vendidas a residentes (calle Alberto Fernández, avenida de Palencia, Arca Real-Caamaño o las plazas del Ejército, Silió, Gutiérrez Semprún, Circular, Lola Herrera, de la Solidaridad, Portugalete, Pajarillos, de España, de Zorrilla, del Milenio y Plaza Mayor (ampliación), además de los paseos de Zorrilla, de Isabel la Católica y Arca Real) que en un futuro a corto plazo podrán adquirirse para siempre. Pero también saldrán a la venta otras 508 que todavía no tienen dueño, favoreciendo con esta medida su salida definitiva al mercado a un precio «competitivo».
En total, la construcción de estas infraestructuras han supuesto una inversión superior a los 60 millones de euros, de los que el Consistorio de Valladolid únicamente ha cedido el suelo y las empresas constructoras y adjudicatarias de su explotación corrían con los costes correspondientes. Todo, por cincuenta años, momento en el que las obras revierten al ciento por ciento al patrimonio municipal.
Del mismo modo, destacar que el tercer mandato (2003 a 2007) y cuarto (2007 a 2011) fue el más prolífico en este sentido hasta el punto de que se ejecutaron casi a la vez o en un mismo periodo hasta media docena de estas dependencias: paseo de Zorrilla, Circular, Arca Real, Portugalete, Pajarillos o La Victoria. Pero, junto a estos, el equipo de Gobierno también dio luz verde en este periodo a la construcción de otros subterráneos, en suelo privado pero de venta pública, como son los de Doctrinos, plaza de Colón, Seminario Diocesano, Hospital Clínico (en obras) y también a otros estacionamientos exteriores como son en la Feria de Valladolid, Las Moreras o la Casa de la India.
Así, mientras el subterráneo de rotación de la Plaza Mayor (que sigue siendo el más utilizado a diario) marcó un antes y un después en su época, en pleno siglo XXI hace lo propio el parking de la plaza delMilenio: por su amplitud, la novedosa concepción de sus instalaciones y porque una de las dos plantas existentes es de rotación con sus correspondientes tarifas y la otra es de régimen disuasorio (más barato). Así, estrenado en mayo de 2011, cuenta con más de 400 plazas y está integrado en un espacio singular como es la plaza del Milenio (Huerta del Rey).
En definitiva, dos aparcamientos, dos momentos y dos técnicas constructivas completamente diferentes, dado que mientras como norma general antes se realizaban estas infraestructuras a cielo abierto, los métodos constructivos actuales se basan en la ejecución con muros pantalla para proceder después el vaciado interior.
El futuro de los 'parkings'. Pese a la proliferación de aparcamientos, no todos han sido o son rentables. Son varios los que disponen de plazas libres tras varios años terminada su construcción, destacando los de residentes existentes en la calle Arca Real con Caamaño (más de la mitad está sin vender) o en la plaza del Ejército (un tercio sin vender), ambos de la empresa Corsán-Corviam. Esta misma circunstancia sucedió anticipadamente en el previsto en la calle Madre de Dios, donde finalmente se ha renunciado a su creación. Por contra, con un futuro asegurado ante la demanda existente, es el subterráneo de residentes previsto junto a la Iglesia de La Antigua, que ha tenido que salvar varias denuncias y dictámenes de la Comisión de Patrimonio ante las ruinas arqueológicas aparecidas en el área implicada. Pendiente también está, en este caso de rotación, el proyectado en el Val, que dará servicio a este mercado de abastos.