Pena de 3 años por usar la identidad de un amigo para estafar

D.V.
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La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a un varón por un delito continuado de falsedad en documento mercantil y fraude cometido cuando usó la identidad de un amigo para estafarle más de 60.000 euros

Audiencia Provincial de Valladolid. - Foto: Europa Press

La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a tres años de prisión a Jesús V.R. por un delito continuado de falsedad en documento mercantil y fraude cometido cuando usó la identidad de un amigo para estafarle más de 60.000 euros.

Fija también el abono de una multa de 1.500 euros -diez meses a razón de cinco euros al día- e impone al procesado las costas del juicio, incluidas las causadas por la acusación particular, según recoge EFE.

Además, establece que el procesado indemnice por vía de responsabilidad civil a las entidades Cetelem SA, en 22.625,16 euros, a Fincosum en 22.701,60 euros y al Banco Santander Consumer Finance en 20.806, 28 euros, con los intereses correspondientes.

La vista oral concluyó el pasado 5 de abril con la petición del fiscal de 4 años y 7 meses de cárcel, al considerar que el acusado aprovechó su amistad con un hombre para hacerse con una copia del DNI del perjudicado y realizar las estafas.

La acusación particular sostuvo la petición de seis años de prisión, con la circunstancia agravante de abuso de confianza, y la defensa la absolución.

Durante abril y noviembre de 2013, el condenado suscribió contratos de préstamo y de financiación de bienes muebles, además de comprar de vehículos y pagar infracciones administrativas con la identidad del amigo del procesado.

La víctima, S.P. aseguró en el juicio que conocía al acusado al coincidir en un bar todos los días y se plantearon la posibilidad de montar un negocio de hostelería, para lo que el perjudicado facilitó una fotocopia de su DNI al acusado y una nómina -trabajaba como camionero- con el fin de solicitar un préstamo de unos 2.000 o 3.000 euros.

S.P. explicó que él no fue a solicitar el crédito porque solía pasar la semana fuera de Valladolid por su empleo y que, sin esperarlo, recibió la llamada de un abogado que le dijo que debía unos 300 euros de un préstamo rápido que no había pagado. El letrado comprobó que la foto que se había presentado para pedir el dinero no era de la víctima sino del procesado.

El perjudicado expuso que le llegaron multas y retenciones de sus nóminas como consecuencia de las actuaciones del acusado, al que no había vuelto a ver hasta el juicio.

Por su parte, el condenado explicó que manifestó a la víctima que le podía ayudar a montar un bar, sin que se llevará a cabo el negocio, y negó que el denunciante le proporcionara ninguna documentación, así como que desconocía por qué en los documentos del afectado figura su cara.