El juicio por el denominado crimen de 'La Fiestuki' ha dado este miércoles un giro radical después de que dos testigos, Alberto S. y su exnovia, Tamara P, apuntaran al principal acusado, Rubén A.S, como el autor material del tiro de pistola que la madrugada del 1 de agosto de 2022 acabó con la vida de un joven de 27 años en el recinto exterior de la citada discoteca ubicada en La Cistérniga.
Si en la jornada anterior las personas que presenciaron a pocos metros el crimen, fundamentalmente el titular de la 'disco' y tres de sus empleados, aseguraron que la persona que apretó el gatillo no era el varón que desde el viernes ocupa el banquillo junto con su expareja, esta última acusada únicamente de tenencia ilícita de armas, este miércoles los citados Alberto S. y Tamara P. no solo han señalado a Rubén como el propietario del arma y autor del asesinato sino que también han acusado a éste de tenerles amenazados para que testificaran a su favor y le exculparan de dicha muerte violenta.
Así, el primero en declarar, Alberto S, precisamente la persona a la que el acusado atribuyó la propiedad de la pistola, ha relatado que la noche de autos se desplazó en su coche desde Salamanca a La Cistérniga junto con Rubén, Carmen y otro amigo y que al llegar a la discoteca la citada pareja se quedó dentro del vehículo mientras él y el otro amigo entraron en el establecimiento.
Unos veinte minutos, según ha recordado Alberto, cuando se escucho jaleó en el exterior y se oyó decir que habían disparado a alguien. Fue entonces cuando recibió un 'was' de Rubén en el que éste le pedía disculpas por haber tenido que salir pitando de allí en el coche de su propiedad porque había tenido un problema con otro varón, armado este último con una barra de hierro, "y se había defendido con una pistola".
En su declaración ante la Audiencia de Valladolid, Alberto ha asegurado que sabía que Rubén tenía una pistola pero desconocía que esa noche la llevaba encima pues, como así ha advertido, de haber estado al corriente de ese importante detalle no le habría dejado ir con ellos en el coche.
El testigo, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha indicado que bastantes horas después se reunió en el barrio de Pizarrales, ya en Salamanca, con Rubén y Carmen con el fin de que le devolvieran su vehículo, momento en el que todos juntos se dirigieron al piso de su exnovia Tamara P, con la particularidad de que durante ese trayecto el acusado habría vuelto a confesar la autoría del grave incidente ocurrido en La Cistérniga.
"Para entonces aún no se sabía que el joven había muerto, pero yo le dije que hasta aquí habíamos llegado y que no quería saber nada más de él", ha recordado Alberto, quien añade que al llegar a casa de Tamara pusieron también a ésta al corriente de lo sucedido.
Advertencia del magistrado al acusado
A partir de ese momento, tanto Alberto como su expareja coinciden en que comenzaron a recibir graves amenazas para que guardaran silencio. "Yo personalmente no las he recibido, aunque atribuyo a esta situación la paliza que recibí en febrero de este año en la que sufrí la rotura de dos costillas", ha denunciado públicamante el testigo en medio de los gestos de incredulidad y desaprobación del acusado que han llevado al magistrado presidente del tribunal de jurado a llamarle atención a para que depusiera su actitud, so pena de expulsarle de la sala.
En la misma línea, que fuera novia del testigo, Tamara P, ha reconocido que un mes antes del crimen dio acogida en su casa de Salamanca al acusado tras enterarse de que se hallaba en busca y captura por violencia de género y ha asegurado que ella y su hijo menor de edad decidieron abandonar el inmueble, pese a ser de su propiedad, tras hallar una pistola, el mismo arma que luego sería utilizado para acabar con la vida de Brayan L.C.
"Mucha violencia en Rubén"
De hecho, la testigo sostiene que no se sorprendió tras conocer por boca de Rubén que había pegado un tiro a otro horas antes porque le veía capaz de una cosa así. "He visto mucha violencia en Rubén, tanto física como verbal, pues yo he recibido ambas y también Carmen, su entonces novia, ha recibido palizas de él", ha censurado Tamara.
La mujer también ha confirmado las amenazas constantes recibidas por parte del acusado y personas allegadas a él. Tales amenazas aparecen recogidas en distintos whatasapp recibidos los primeros días de agosto, tras el crimen, en términos de "si me pasara algo, la primera de la lista eres tú" o "ten mucha cuenta de lo que dices porque ya sabes que conmigo esas cosas se pagan caro", a lo que ha añadido la advertencia de un medio vecino suyo, concretamente la expareja de una hija de Rubén, en la que le instaba a mostrar una cierta amnesia durante su declaración en el juicio oral.
La jornada ha contado también con el testimonio de la madre de la víctima, Adriana C, una mujer de origen colombiano que ha pedido al jurado un veredicto de culpabilidad si finalmente se demuestra la culpabilidad de las pareja encausada. "Lo único que reclamo es que se haga Justicia verdadera, yo no quiero ya dinero porque el dinero no me devuelve la vida de mi hijo", ha lamentado la madre, quien en su breve testimonio ha puntualizado que la víctima no mantenía relación alguna con el padre biológico desde que cumplió cinco años.
De hecho, el progenitor ni siquiera ha comparecido en la vista, con lo que con toda seguridad sería excluido por el fiscal como beneficiario de la responsabilidad civil, en caso de condena.
"Sala maravillosa" para personas buscadas
La vista oral de este juicio de jurado ha contado también con el testimonio de numerosos guardias civiles que participaron en la investigación del crimen.
Entre ellos, tanto el instructor como la secretaria de la instrucción han explicado que las pesquisas iniciales se centraron en el vehículo propiedad de Alberto S. gracias a las indicaciones facilitadas por los empleados de la 'disco' y que luego el 'pinchazo' del teléfono de dicho varón redirigió la investigación hacia las personas de los hoy acusados, a los que también se intervinieron las comunicaciones.
A lo largo de su declaración ambos agentes han coincidido al señalar al establecimiento 'La Fiestuki' como un "lugar de ambiente caos" cuya singularidad estriba en el hecho de que aparece registrado como un club privado o asociación musical "para saltarse la legislación", ha dicho el instructor, mientras que la secretaria ha matizado que se trata de una "sitio maravilloso para todas aquellas personas que se encuentran en busca y captura, ya que en su interior no es posible hacer inspecciones salvo que se produzca un hecho muy grave o te autorice la entrada el titular del local".
El juicio prosigue este jueves. Con carácter provisional, el presunto autor material del asesinato, Rubén A.S, se expone a una condena de veintidós años de cárcel por dicho delito, amenazas graves y tenencia ilícita de armas, mientras que su compañera de banquillo, Carmen S.S, podría ser condenada a dos años y medio por el tercero de los delitos.