Hace ya años que Valladolid ha conseguido un protagonismo cinematográfico que va más allá de la Semana Internacional de Cine (Seminci), aunque evidentemente este festival que cumple estos días su 68 aniversario ha tenido mucho que ver en ello. La apuesta de la ciudad por convertirse en una referencia para los eventos relacionados con el séptimo arte ha dado y está dando frutos importantes para la imagen de la capital y provincia vallisoletana, lo que redunda en un atractivo turístico añadido e incluso un 'grano' más para su economía. El rodaje de unas 400 producciones en la última década, la llegada de cinéfilos de toda España durante esta semana, la presencia de profesionales de 15 países en el certamen Shooting Locations Marketplace y otras iniciativas relacionadas con el séptimo arte han formado un caldo de cultivo para que Valladolid se convierta en una ciudad de cine.
Con estos antecedentes y el presente, la Seminci inicia este año un camino triunfante hacia la entrega de los Premios Goya, que tendrá lugar el próximo 10 de febrero en la Feria de Valladolid, lo que le permitirá a la ciudad poner su sello en el mapa de los grandes eventos. Para ello, hay que demostrar a vecinos y visitantes que aquí existe capacidad e infraestructuras para organizar y celebrar citas nacionales e internacionales. Y no solo relacionadas con el cine. Hay que aprovechar el tirón y demostrar que la capital del Pisuerga puede ser una firme candidata a albergar galas musicales o culturales, grandes congresos nacionales o internacionales, y cualquier encuentro institucional o político, con una garantía de éxito.
De momento, este fin de semana se inicia la Seminci y la ciudad debe lucir sus mejores galas, no solo durante la ceremonia de inauguración y clausura, sino durante los ocho días en los que se realizarán 360 proyecciones que acogerán a más de 200.000 espectadores (el pasado año se alcanzaron los 212.831) en sus diversos formatos. Instituciones, colectivos y vecinos debemos aportar nuestro granito de arena para que los miles de visitantes que llegarán de otras provincias o países se lleven la sensación de que Valladolid es una ciudad de cine. El comercio, la hostelería y los servicios son sectores que especialmente se convierten en el rostro de la capital y, por ello, deben mostrarse orgullosos y compenetrados con la Seminci, algo que debemos llevar dentro como parte del alma vallisoletano.
A mayores, siempre es importante conocer y valorar el retorno económico que tienen estos acontecimientos culturales para el lugar donde se celebran. La propia organización del festival cuantificó en más de 30 millones de euros la repercusión de la Seminci y Valladolid entre el 1 de septiembre y el 1 de diciembre del pasado año, tanto en impactos en medios de comunicación como en actividad económica generada en torno al evento. Esta cantidad no es pequeña, por lo que hay que fijarse una ruta para consolidar y prestigiar esta Semana Internacional de Cine, que en los últimos años se ha visto superada por algunos otros certámenes cinéfilos con más glamour y mayor presencia de artistas nacionales e internacionales, lo que supone siempre más tiempo y espacio en los medios.
El director del festival se estrena este año y aún hay que ver qué rumbo quiere darle a la Seminci, aunque en la entrevista concedida a El Día de Valladolid, reconoce que lo ve como "un servicio público" y buscará un "equilibrio entre el cine y el público". En cualquier caso, el festival debe ser este año el pistoletazo de salida hacia la entrega de los Premios Goya y habrá que buscar actividades relacionadas con el cine para los próximos tres meses. Durante las fiestas, ya se batió un nuevo récord Guinness de personas golpeando las claquetas al unísono en un guiño de las peñas hacia este sabor cinéfilo que está convirtiendo a Valladolid en la capital del séptimo arte. Hay que aprovecharlo.