Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


El turismo del vino no acaba de despegar

02/03/2025

Un territorio con cinco denominaciones de origen más otras tres demarcaciones protegidas y con 220 bodegas, un tercio de todas las existentes en Castilla y León, debería tener en el enoturismo uno de sus principales motores económicos. Sin embargo, a Valladolid aún le queda mucho recorrido para ello, ya que los 120.000 visitantes al año relacionados con el vino suponen menos de uno cada cinco de todos los que llegan a la provincia. Y el impacto directo se calcula en ocho millones de euros, una cifra que tampoco refleja las expectativas puestas en este sector, cuyos rendimientos económicos y sociales deben incrementarse muchísimo en los próximos años si se trabaja bien desde el sector público y desde el privado porque uno sin el otro nada puede conseguir.
Desde hace unos años, el enoturismo tiene relevancia económica, social y cultural, especialmente en el ámbito rural, y su impacto positivo en la sostenibilidad y diversificación del sector turístico. La evolución de esta actividad, desde los años 80 cuando surgieron las primeras visitas turísticas a bodegas, ha sido muy significativa y ha llegado a convertirse en modelo sólido de turismo alternativo. Actualmente, el enoturismo es uno de los principales motores de desarrollo en áreas rurales de España, impulsado por una red de rutas y experiencias en bodegas que atraen a millones de visitantes anualmente. Valladolid, la provincia española con más denominaciones de origen, aún no ha alcanzado esa posición en la que vino consiga ser la locomotora que impulse al sector turístico en la provincia, a pesar de contar con otros grandes atractivos que acompañan como la gastronomía, el patrimonio cultural o la naturaleza.
Por ponernos en contexto, el enoturismo generó más de 100 millones de euros en ingresos durante el año 2023, último del que se disponen datos, consolidándose como una fuente clave de desarrollo económico. Aunque aún no se conocen las cifras, todo indica que las del año pasado serán superiores. Aquí no llegamos al 8 por ciento de esa cantidad, lo que indica la ausencia de una verdadera apuesta por este tipo de visitantes, a pesar de que esta oferta que combina el disfrute del vino con la experiencia de la cultura vitivinícola es cada vez más atractiva para los turistas nacionales e internacionales. Como dije, el enoturismo no solo atrae visitantes a las bodegas, sino que también impulsa otras áreas como la gastronomía, los alojamientos y las actividades culturales.
Un ejemplo en el que habría que mirarse es La Rioja, una provincia con 880.000 visitantes en 2023 y con un impacto económico de 186 millones, habiéndose convertido en uno de los destinos mundiales de referencia con más de 200 bodegas con propuestas enoturísticas. Quizás algo podamos aprender de sus iniciativas, promoción o medidas para impulsar este sector. Sólo el barrio de la Estación de Haro recibe más de 100.000 turistas al año… Esto debe llevarnos a una reflexión sobre si funciona lo que estamos haciendo o qué podemos hacer para impulsar este motor económico que puede servir para revitalizar el turismo de la capital y amplias zonas de la provincia.
Por supuesto que Diputación y Ayuntamiento deben dar una vuelta a sus iniciativas y analizar el retorno de muchas de ellas. Pero no solamente hay que dar un toque de atención a las administraciones públicas, sino que debe ser el sector privado quien se tome en serio el enoturismo y apueste decididamente por ello con inversiones e iniciativas. Muchas bodegas aún ven este turismo como un complemento a su actividad principal, que es la elaboración del vino y no le dedican ni los recursos, ni el tiempo ni el dinero suficiente para convertirlo en una parte importante de sus ingresos anuales. Las rutas del vino están funcionando bien, pero necesitan una mayor implicación de bodegueros, hosteleros, restauradores, etc.
Otras zonas de España ya lo están aprovechando y, si no espabilamos pronto, se nos va a escapar otra vez el caballo ganador. Además, este tipo de turismo está muy desestacionalizado y, por ejemplo, agosto es el segundo mes con mayor afluencia de visitantes en España, algo muy aprovechable en una provincia del interior.