El Real Valladolid soñó con el milagro y llegó a someter durante 45 minutos a un Atlético de Madrid que sale campeón de Liga de Zorrilla, pero la historia acabó en el desastre que se venía mascando, con un descenso anunciado y asumido desde hacía días en el vestuario blanquivioleta, con Sergio González quitando a los tres mejores del equipo durante la primera hora y con Sergi Guardiola dando el pase del 1-2 a Luis Suárez. Esperpéntico.
El Pucela se va a Segunda demostrando que tenía mucho más fútbol, mucha más ambición y mucha más calidad de la que ha demostrado durante una temporada que nunca debió terminar así. Porque el Pucela desperdició demasiadas balas a lo largo de los últimos meses para no haber llegado en una situación tan desfavorable a la jornada decisiva, dependiendo de una derrota del Huesca (que también desciende porque solo sumó un punto) y de un empate del Elche (que ganó y se queda en Primera). Y, para colmo, enfrente, con un líder que necesitaba ganar.
La carambola no se dió, pero al menos el equipo blanquivioleta la buscó con ahínco durante un primer tiempo excelso en el que fue mucho mejor que el Atleti. Con Janko y Olaza convertidos en dos puñales, con Kiko Olivas (al fin fue titular) y El Yamiq infranqueables en el eje de la zaga, con San Emeterio equilibrando y Roque Mesa dirigiendo el juego, con Toni Villa haciendo de Toni Villa y con Óscar Plano haciendo de Óscar Plano, y con los dos mejores delanteros de la plantilla en el césped: Marcos André y Weissman.
Real Valladolid - Atlético de Madrid. - Foto: LaLigaY, claro, con un once tan coherente, lo normal es que la cosa saliese mucho mejor que en San Sebastián o contra el Villarreal. El gol de Óscar Plano fue un contragolpe maravilloso, en el que Toni Villa dejó un taconazo mágico que le debe valer para ser el santo y seña del Pucela de Segunda. Marcos André se la puso al espacio a Plano y el '10' batió a Oblak en una carrera que era un sueño. Uno que parecía imposible al principio de la tarde pero que parecía acercarse. Era el minuto 18 y por entonces los partidos del Huesca y el Elche iban 0-0; bastaba con imaginar un gol del Valencia.
Pero pronto marcó Lucas Boyé para recordar a los blanquivioleta que lo de salvarse era mucho más complicado que imponerse al Atlético de Madrid. Al descanso, el marcador aún señalaba un esperanzador 1-0, pero el Pucela seguía en la zona de descenso.
En la reanudación, el campeón salió en modo campeón y una genialidad de Correa igualó el partido muy pronto. Caracoleo en la frontal y punterazo entre una maraña de piernas para sorprender a Masip. 1-1
LOS TRES CAMBIOS
Y en el minuto 60, cuando el Cholo se iba a por el partido metiendo a Joao Félix y Lodi por Saúl y Hermoso, Sergio González reaccionaba escribiendo un rocambolesco epílogo a su historia en Valladolid, quitando a tres de los mejores jugadores hasta ese momento, Marcos André, Toni y Roque, fuera para dar entrada a Sergi Guardiola, Jota y Michel.
El equipo terminó de esfumarse y llegó el clamoroso fallo de Guardiola para dar una asistencia a Suárez en su intento de devolver de cara un balón en el círculo central; lo del '7' esta temporada es para no volver de visita. El 'pase' fue perfecto, el uruguayo corrió en solitario hacia Masip y no perdonó el gol de la sentencia. Un tanto que daba la Liga a los rojiblancos y firmaba el final de una temporada desastrosa para el Pucela, que se va a Segunda División después de haber ganado solo cinco partidos y empatado 16.