La agricultura ecológica en Valladolid está de moda. Esta afirmación viene motivada por las cifras de producción que registra la provincia. La superficie de este tipo de cultivos ha ido en aumento de forma exponencial durante las dos últimas décadas debido a los apoyos de las administraciones y la preferencia de los consumidores por lo natural.
La demanda de los productos ecológicos, tanto animales como vegetales, han experimentado una escalada año tras año, lo que ha animado a un mayor número de profesionales agrarios a cambiar los métodos tradicionales y apostar por lo 'verde'.
En concreto, según los datos que maneja la Consejería de Agricultura, a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, esta modalidad agrícola alcanzó ya a finales del año pasado las 20.268 hectáreas, una cantidad muy destacable si se tiene en cuenta el punto de partida.
La evolución de lo ecológico en el campo vallisoletano durante los últimos años ha sido exponencial. Sin ir más lejos, en el año 2001 solo había 326 hectáreas dedicadas a estos tipos de cultivo y Valladolid se situaba a la cola de la Comunidad en producción 'verde', a excepción de Soria. Desde ese momento, los agricultores y ganaderos de la provincia se han ido decantando por un cambio hacia lo ecológico con el objetivo de aumentar la rentabilidad de sus explotaciones y mejorar la salud del campo. En la actualidad, la provincia lidera el ranking autonómico y únicamente se ve superada por Zamora en cuanto a superficie sembrada.
Este impulso también ha ocurrido en Castilla y León. Los datos a cierre del ejercicio 2023 revelan un importante crecimiento en cuanto a la superficie dedicada a producción ecológica, con algo más de 114.000 hectáreas, frente a las 88.000 registradas al finalizar el ejercicio anterior, lo que se traduce en un incremento de casi un 30 por ciento.
En cuanto a la evolución de superficie por grupos de cultivos, cabe destacar que son los destinados a pastos, praderas y forrajes los que registran mayor incremento, con prácticamente la mitad de la superficie total (57.779 hectáreas). Los cereales, leguminosas y cultivos industriales registran también un notable ascenso, pasando de las 26.000 a las 31.500 hectáreas en el último ejercicio. Por provincias, Zamora lidera el ranking, con 23.800 hectáreas, seguida de Valladolid.
También se ha registrado un incremento del número de operadores, que ya han superado la barrera de los 2.000. En concreto, son 2.118 los operadores registrados en Castilla y León a finales del año 2023 (+13%), siendo Valladolid la provincia con más profesionales registrados (615). Le siguen Zamora (370) y Burgos (325).
En estos 615 operadores ecológicos que trabajan en la provincia vallisoletana se incluye a cualquier persona física o jurídica que se dedica a producir, preparar, distribuir/comercializar, almacenar, importar o exportar productos ecológicos.
Por actividades, a lo largo del año pasado se certificaron 280 actividades ganaderas, lo que supone un incremento del 54 por ciento respecto a 2022, mientras que en lo que respecta a actividades industriales, se ha contabilizado un total de 503, un 6,5% más.
Las ayudas a la producción aprobadas por la Junta de Castilla y León, la convicción de los propios agricultores y la búsqueda de nuevos caminos hicieron que ya en el año 2011 fueran 4.420 las hectáreas destinadas a este tipo de cultivo. Un incremento que no se ha detenido en ningún momento.
Líder autonómico.
Los cultivos incorporados dentro de la producción ecológica en Valladolid son muy variados, aunque como ocurre en la agricultura tradicional predominan los cereales. También destacan las verduras de temporada, la leche fresca y las conservas, y hasta pan, huevos y plantas aromáticas y medicinales.
La tendencia de muchas empresas y autónomos es compaginar una parte de producción tradicional con cultivos ecológicos. La tramitación administrativa y los requisitos para producir en ecológico son elevados y, por ello, muchos profesionales se decantan por mantener ambas modalidades.
Los representantes sindicales indican que el crecimiento registrado en los últimos años en Castilla y León no es comparable con los datos de otras comunidades autónomas como Andalucía o Castilla La Mancha. Eso se debe, según apuntan, en muchos casos debido a la «inestabilidad» en los mercados.
El profesional ignora, en la mayoría de los casos, la repercusión económica que puede tener la conversión de un sistema agrícola tradicional a uno en ecológico, lo cual supone un lastre para dar el paso hacia lo 'verde'. Dirigentes de las organizaciones profesionales explican que muchas veces "no se hacen las cuentas necesarias para conocer si el cambio es o no acertado". A ello se suma un problema importante: la baja productividad que le lleva a producir de promedio un 20% menos de alimentos para una misma superficie de cultivo.
El coordinador de UCCL en Valladolid, Valentín García, indica que el principal inconveniente al que se enfrentan estos productores son los dos años de carencia que deben esperar al pasar de la agricultura convencional a la ecológica sin poder comercializar sus productos a un precio más elevado. «No es fácil cuando se trata de superficies más grandes o con algunos cultivos como el cereal o las leguminosas. La agricultura ecológica se hace más en productos de consumo directo», indicó.
Por su parte, el presidente de Asaja Valladolid, Juan Ramón Alonso, señala que «no es fácil» encontrar los canales de venta adecuados para los productos ecológicos, lo que complica su comercialización. E insiste en la «importante merma» de producción que se obtiene. «Se pueden coger 3.000 kilos de trigo por hectárea en convencional y solo 1.200 en ecológico», apunta.