Dos motivos. Económico y por convicción. Cada vez hay un mayor número de agricultores y ganaderos en la provincia que se decantan por lo ecológico. Lo hacen, evidentemente, buscando una rentabilidad para sus explotaciones, pero también porque entienden que el futuro del planeta está en juego, por convicciones morales.
Son conscientes de que las políticas agrarias de la Unión Europea van encaminadas hacia producciones más verdes y entienden que el futuro del sector pasa por explotaciones ecológicas que no dañen los suelos y permitan producciones más limitadas, pero de mayor calidad.
Es indiferente el sector al que se dedican, bien sea viñedo o cereal, animales o huerta. Consideran que con rendimientos bajos, pero con menos gastos de producción pueden hacer que su cuenta de resultados sea incluso superior que con métodos tradicionales.
Productor de ecológico en la provincia de Valladolid. Es un cambio imparable, consideran. Sin ir más lejos, el profesor de la Escuela de Ingeniería Agrícola y Agroambiental (INEA) Juan Luis Fradejas indica que hace dos décadas los alumnos en clase no superaban la decena, mientras que ahora no tienen plazas suficientes para cubrir la demanda de todos los estudiantes que pretenden matricularse cada año.
Aunque si bien es cierto que la agricultura y la ganadería ecológicas forman un pequeño espacio dentro del sector, no lo es menos que las administraciones llevan años apostando porque esta práctica agraria se vaya expandiendo. Así, la superficie agraria útil (SAU) de España destinada a producción ecológica supone el 10,95%, un ligero aumento respecto a las estadísticas del 2021 (10,79%). España no pierde comba y sigue siendo uno de los principales productores por superficie de la Unión Europea y del mundo.
Hay que tener en cuenta que no todos los terrenos que se cultivan en agricultura convencional servirían para ecológico. Se deben realizar los pertinentes estudios para comprobar las posibilidades de la tierra.
Productor de ecológico en la provincia de Valladolid. Richard Sanz, al frente de Bodegas Menade (La Seca), fue uno de los precursores dentro de la denominación de origen Rueda en encaminarse hacia lo ecológico. Ahora, recuerda, muchos de los bodegueros que no entendían cómo daba aquellos pasos hacia lo natural, están emprendiendo el mismo camino. Relata con un gran convencimiento que no ha inventado «nada», simplemente ha retrocedido a las formas de elaboración de sus ancestros. No se decanta por las grandes producciones, recoge de sus hectáreas menos de lo que permite la denominación, pero no busca cantidad, sino calidad, vinos con personalidad propia.
Alfonso Criado lleva toda la vida consumiendo leche cruda. Sus vacas pastan en Megeces y desde que heredó la explotación de sus padres lo tenía claro. Comenzó, junto con su hermano Julio, su transformación a ecológico. Sus vacas son su mejor pesticida para la tierra. Las cambian cada día de parcela para que sus ubres se mantengan limpias y comercializan su leche todas las semanas en tiendas de Valladolid, Madrid y en su propia granja. Todo natural, por convencimiento. «Lo ecológico es lo primero», comenta.
Lo mismo le pasa a José Antonio Rodríguez, agricultor con una explotación en Villafrechós. Cuando nació su hija cambió a ecológico. «Si comemos cosas de un suelo envenenado, al final nos estamos envenenando». Lo tiene así de claro. Tanto que asegura que, aunque no recibiera las subvenciones, continuaría sembrando su cereal y sus leguminosas como hasta ahora. «Es por el bien de la tierra».
Richard Sanz / Bodeguero
«Muchas bodegas que nos criticaban al principio, ahora hacen lo mismo»
Uno de los precursores de los cultivos ecológicos en la denominación de origen Rueda. Al frente de Menade, recuerda cómo muchas de las empresas que les criticaron por volcarse en ecológico ahora están «haciendo lo mismo».
Productor de ecológico en la provincia de Valladolid. - Foto: J.C.CASTILLOEs un convencido absoluto de lo que hace. Ya su padre, Antonio Sanz, se salió de la tradición en la década de los 80 y 90, cuando el vino marcó una clara evolución tecnológica y empezaron a llegar muchos productos al campo, tanto en viñedo como en bodega.
«Hemos visto esa evolución maldita en el mundo de la viticultura. Pero llegó el momento de decir basta, si queríamos elaborar vinos personales y medioambientales teníamos que hacer algo distinto», explica.
Aquí nace Menade y lo hace con pilares fundamentales: viticultura natural (en 2004) y poca intervención en la bodega. «No creo que sea bueno ni malo, es una decisión de lo que quieres hacer».
Tras tomar la decisión de sacar la marca de la denominación para implantar vinos propios, la bodega ha continuado mejorando. Sanz tiene claro que no busca la producción máxima, sino que se decanta por la elaboración de mejores vinos. «Más sanos y que equilibren la tierra».
Así, la bodega afincada en La Seca cuenta con 180 hectáreas de viñedos, donde trabajan 40 personas. «Un fruto equilibrado, nos da vinos equilibrados. Producimos unos 5.000 kilos por hectárea. Son suficientes».
«No hay otro futuro. Nos estamos cargando el medio ambiente. Creo que al final será una obligación», concluye.
José Antonio Rodríguez y Begoña García / Agricultores
«Aunque no hubiera ayudas, lo haría igual. Al final, es más rentable»
22 años labrando sus tierras entre las localidades de Villafrechós y Santa Eufemia del Arroyo. Son 190 hectáreas de cultivos entre cereales y leguminosas y una hectárea de almendros, una superficie de gran tamaño que cultiva en ecológico, tanto por rentabilidad como por convencimiento.
Recuerda que los comienzos fueron fáciles, ya que la demanda era elevada y, sin embargo, la oferta era menor que la actual. «Nació mi hija y lo decidí entonces. Lo hago porque estoy convencido de es incluso más rentable y la única solución para la agricultura en muchas zonas»
Rota los cultivos de cebada, avena y espelta con las berzas, la alfalfa y los garbanzos. Sus canales de venta siempre son los mismos y se han mantenido durante todos estos años. Los cereales se destinan para el consumo humano, mientras que los forrajes se destinan a explotaciones de ganadería ecológica.
Su mujer, Begoña García, también se encarga de la explotación a partes iguales y, entre los dos, han conseguido mejorar la rentabilidad y mantener a flote el negocio durante todos estos años.
Se muestra convencido de que la ecológica es la agricultura del futuro. «Aunque no hubiera subvenciones ni ayudas yo lo haría igual. No podemos vender productos que crecen a base de estar contaminados», afirma.
Cuando empezó solo eran «tres o cuatro» en Tierra de Campos, mientras que ahora se ha generalizado. «Al final, cuando echas cuentas es más rentable».
Alfonso Criado / Ganadero
«Los clientes apuestan por la calidad del producto y es lo que buscamos»
Una de las cuatro explotaciones ganaderas que comercializan leche cruda en España está en Megeces. Los hermanos Julio y Alfonso la consumen «hace más de 20 años» y desde 2008 venden unos 200 litros a grupos de consumidores y tiendas tanto de Valladolid como de Madrid.
Fue en 2003 cuando fundaron la cooperativa con unas 60 vacas de leche que en parte heredaron de sus padres y desde ese momento se volcaron en convertir una explotación convencional, después de diez años, en ecológica.
La granja cuenta con una superficie de 80 hectáreas que Alfonso siembra para dar de comer a los animales y otras 25 de pinar donde también pastan. El forraje es totalmente natural, ya que solo hacen siembras directas, ni siquiera labran la tierra, ya que consideran que la mejor forma de ahuecarla es mantenerla intacta.
Sus vacas están siempre cambiando de parcela, lo hacen a diario, para que sus ubres no entren nunca en contacto con los excrementos. Reciben todo tipo de cuidados para su bienestar, eso sí, siempre naturales. «Es todo natural».
Aunque en verano paralizan «un poco» su actividad, la granja comercializa unos 90.000 litros de leche cada año. No solo venden leche cruda, sino que también pasteurizan y elaboran quesos y yogures. Ahora, la cooperativa está inmersa en un cambio de titulares, ya que Julio ha implantado su propia empresa y otros trabajadores asalariados van a entrar como socios. La idea continuará siendo la misma, lo ecológico por encima de todo.
Juan Luis Fradejas / Profesor de Inea
«Hice mi trabajo de final de grado para reconvertir mi propia explotación»
«No dejamos presentar ningún trabajo fin de grado sin que tenga relación con lo agroambiental». Así de contundente se muestra Juan Luis Fradejas. Acabó sus estudios hace 17 años y ahora es él quien imparte clases en la Escuela de Ingeniería Agrícola de Valladolid.
Ha visto cómo la mentalidad de sus alumnos ha cambiado con el paso de los años y ahora llegan más concienciados sobre la necesidad del cuidado del medio ambiente. Imparte la asignatura de Mecanización y tiene su propia explotación en la provincia de Zamora. No se detiene. Compagina libros con tractores y cosechadoras y mantiene a flote su explotación de 82 hectáreas.
Lo tuvo claro antes de acabar sus estudios. Hizo el trabajo de fin de grado sobre la reconversión de su propia explotación familiar de convencional a ecológico. Reconoce que no fue fácil porque sus padres no entendían, en un primer momento, cómo se podía sacar el proyecto adelante.
Se puso manos a la obra y ya han pasado 17 años con una explotación de éxito. Siembra cereal y leguminosas en secano y explica que su producción tiene «un valor añadido». No obstante, asegura que no todas las explotaciones se pueden decantar por lo ecológico, pero que se ha convertido en una alternativa viable en muchos casos.
Asegura que la producción es menor, pero también lo son «los gastos» y, aunque matiza que los comienzos fueron más difíciles, el resultado con los años es «muy satisfactorio».