Patiño busca lo invisible para reflejar el más allá budista

D.V.
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'Samsara' ofrece al espectador una experiencia perceptiva visual y sonora para representar el ciclo de la vida y la muerte

Imagen de 'Samsara', de Lois Patiño. - Foto: Seminci

El director gallego Lois Patiño (Vigo, 1983) emprende una búsqueda de lo invisible para reflejar la idea del más allá en la obra transnacional --de Laos a Zanzíbar-- 'Samsara', una película "para ver con los ojos cerrados" que supera la concepción convencional del tiempo y el espacio para explorar la idea de la muerte en el budismo y la religión musulmana.

En la rueda de prensa posterior al pase de la película que se ha celebrado en el céntrico Teatro Calderón de Valladolid, el director gallego ha señalado que este proyecto define el compromiso con el lenguaje cinematográfico, puesto que en la película está representada la relación ser humano-paisaje y también la "propia experiencia contemplativa y meditativa con la imagen o esa experiencia cinematográfica, que nace siempre de la voluntad de explorar el lenguaje cinematográfico".

En 'Samsara', ha precisado Patiño, venía de su anterior largometraje, 'Lúa Vermella', que reflexiona sobre la muerte, los muertos, la idea del más allá, pero dentro de la cultura gallega. Y a partir de explorar la idea del espectro, del fantasma y del más allá, continuó la búsqueda de lo invisible en el cine y cómo reflejar y trabajar con lo invisible en el cine.

Tras ello, Patiño ha remarcado que el proyecto se vinculó con el 'Bardo Thodol', el libro de los muertos, y le pareció que era un "viaje fascinante vincular este recorrido de ojos cerrados a un viaje por él más allá desde la concepción budista".

Patiño también ha explicado que la decisión de emplazar la cinta en Laos se debió a la necesidad de encontrar un país budista. "Y la elección de Laos también se debe, creo, por el misterio que supone para el mundo occidental", ha aspotillado, al tiempo que ha señalado que es un lugar "tan espiritual como poblado de templos" y por ello el equipo terminó eligiendo esta ubicación para el rodaje.

Una de las partes más llamativas de la cinta es una experiencia perceptiva singular a través de una suerte de episodio extracorporal que representa el ciclo de la vida y la muerte --la reencarnación-- mediante destellos luminosos y recursos sonoros que sumerge al espectador en un recorrido de unos 15 minutos por la concepción budista del más allá.

Cascada milagrosa

El filme, rodado en 16 milímetros, es el tercer largometraje de Lois Patiño y se estrenó en la Berlinale Encounters (2023), donde obtuvo el premio especial del jurado, y en el que plasma una reflexión sobre la relación entre el ser humano y el paisaje para la que se basta de dos escenarios una cascada milagrosa en el sudeste asiático y un pueblo pesquero en el este de África.

Este largometraje comienza con una anciana en Laos y termina con dos niñas y una cabritilla en Zanzíbar y, durante 113 minutos, profundiza en algunas constantes que el artista ha ido explorando a lo largo de su carrera y, esta vez, quería llevar el "vaciamiento" de la imagen un paso más allá y explorar más profundamente la idea y la representación de lo invisible en el cine.

Así es como Patiño pensó en hacer una película para ver con los ojos cerrados y con la que reducir distancias entre la experiencia cinematográfica y la meditativa. "Me interesa, por otro lado, la multiplicación de la imagen que provoca el gesto de cerrar los ojos, ya que el sonido evocará imágenes diferentes a cada espectador. Así como la experiencia perceptiva singular derivada del hecho de que sea el párpado, empapado de luz, el que se convierta en pantalla", ha asegurado el autor contemporáneo.

Del mismo modo, el cineasta ha asegurado que formar parte de la nueva etapa que se abre en el festival vallisoletano le hace "mucha ilusión" a todo el equipo del largometraje. "El hecho de que la Seminci quiera ir definiendo su identidad también con obras como esta es un orgullo", ha añadido.

Ciclo de la vida

'Samsara', un término en sánscrito, hace alusión al ciclo del nacimiento, la vida, la muerte y la reencarnación en las tradiciones filosóficas de la India. Enmarcada en los paisajes de Laos y Tanzania, 'Samsara' es una invitación a viajar con el alma de una anciana que muere y se reencarna en otro ser", recoge la productora en un comunicado.

En este sentido, y en palabras del director, 'Samsara' profundiza en algunas constantes que he ido explorando en su trabajo, tales como la reflexión sobre la relación entre el ser humano y el paisaje, un interés antropológico centrado especialmente en lo mítico y espiritual o la voluntad de llevar al espectador a una experiencia íntima y meditativa.

En sus películas anteriores, explica el director, ha desarrollado conceptos que tienden a "vaciar" la imagen, como la distancia, la duración o la inmovilidad. Las figuras humanas aparecen en estas películas muy alejadas o paralizadas, sugiriendo, de alguna manera, una desaparición, un diluirse del ser humano en el paisaje.

En 'Samsara' sigue trabajando desde el concepto freudiano de "sentimiento oceánico": sentirse formar parte del Todo, como la gota de agua forma parte indivisible del Océano, una idea de comunión espiritual presente también en el concepto de Iluminación budista que el proyecto explora.

"En 'Samsara' quería llevar el vaciamiento de la imagen un paso más allá y explorar más profundamente la idea y la representación de lo invisible en el cine. Así es como pensé en hacer una película para ver con los ojos cerrados", añade Patiño.

Historia dividida en dos continentes

'Samsara' es una historia dividida en dos: dos continentes, dos comunidades, dos sistemas de creencias, dos experiencias y vidas interiores. Entre ellos se abre un camino sensorial, todo luz y
sonido. Al público sólo se le pide que cierre los ojos y viaje con él.

En Laos, un joven llamado Amid atiende a una mujer moribunda y lleva su barca por el río Mekong. Un día conoce a un monje novicio, Bee An, que le pregunta por un libro que lleva. Amid le explica
que es el Bardo Thodol, o Libro Tibetano de los Muertos, y que se lo ha estado recitando a la mujer.

"Es un libro que alguien tiene que leerte", dice Amid. Regresa junto a la mujer y la ve despedirse de sus pertenencias. La vida adulta de Amid comienza cuando la de ella está a punto de terminar. Le echa gotas de agua en la mano para despertarla. "¿Qué puedo hacer", le lee Amid, "¿ahora que estoy muerta?".

Con un grupo de monjes del templo de Bee An, Amid viaja río abajo hasta las cataratas de Kuang Si. Mientras están allí, la mujer fallece. Otra gota, otra mano. La historia se traslada a Tanzania, donde la niña Juwairiya se despierta con la noticia de que ha nacido una cabra.

La llama Neema, palabra árabe que significa "bendición".
Juwairiya vive con su familia en Uroa, un pueblo en la costa oriental de Zanzíbar. Las mujeres cultivan algas y fabrican jabón, los hombres se dedican a la pesca. "La vida es cambio", explica la abuela de Juwairiya. Hay regeneración en el aire.