El aeropuerto de Valladolid pierde un 37 por ciento de los viajeros durante los dos primeros meses en un inicio de año con cifras tan bajas que no se recuerdan. Apenas 14.822 personas han despegado o aterrizado desde Villanubla durante los meses de enero y febrero, una cantidad tan solo comparable con 2022, año en el que aún existían muchas restricciones a la movilidad a causa de la pandemia de la covid y, a pesar de ello, se registraron 12.583 pasajeros, una cifra cercana a la actual. Además, esta caída tan aparatosa en el tráfico de viajeros se produce antes de la marcha de Ryanair, que ya ha anunciado que a partir del 31 de marzo dejará de operar el vuelo regular que mantiene a Barcelona varios días a la semana.

El desplome de este inicio de año deja al aeropuerto vallisoletano en mínimos históricos, muy lejos de la primera mitad de este cuarto de siglo cuando en estos dos primeros meses acumulaban ya más de 40.000 pasajeros, superando en algunas ocasiones los 50.000 solo entre enero y febrero, como sucedió en 2012. Desde entonces, el descenso ha sido mayúsculo y, con la excepción de los años de la pandemia (2021 y 2022), nunca se había bajado de los 20.000 viajeros en estos dos meses. Y las previsiones para lo que resta de año no son mejores que las actuales cifras, con ser éstas ya muy malas, pues la marcha de la aerolínea de bajo coste Ryanair augura un ejercicio desastroso para el aeropuerto de Valladolid. La única tabla de salvación puede ser la llegada de la compañía Volotea para la temporada de otoño-invierno, pero aún falta por concretar su decisión y conocer los destinos tras las conversaciones que mantiene actualmente con el Ministerio de Transportes y Movilidad, encabezado por el vallisoletano Óscar Puente.