No hubo aglomeración de cámaras en torno a los monarcas y pude pasear sin que los guardias impidieran mi libre paso entre esculturas o cuadros, pues acudí al día siguiente del gran evento estético (y comercial-político). Debía visitar ARCO, mientras La Galería de Cristal del Palacio de Cibeles acogía desde hace años la Feria de Arte Contemporáneo, Art Madrid, como una reacción a los numerosos y pretenciosos disparates o el dirigismo de ARCO, la gran feria internacional, tan intervenida por grandes instituciones y exaltando numerosos feísmos. Un ARCO y un AntiARCO con obras más aceptadas por el gran público, cada vez más valorada por los profesionales y con más destacados creadores. Mientras la monumental feria suele abrirse con la presencia institucional de los SSMM los Reyes de España, el ministro de Cultura y una corte o caterva de políticos, todos los años, para demostrar que apoyan las artes, en la realidad diaria los fondos se dedican más bien a otros menesteres. Pero las fotos en televisiones y periódicos venden: el político es un animal de escenario, de cámara, hoy más que nunca.
En ARCO este año se señala la sobriedad y se implica en el debate ideológico del legado colonial, asuntos como la crisis climática o las cuestiones de género, es decir: la guerra de los sexos. En resumen, nos viene una vez más, politizado y dirigido con la doctrina institucional, el catecismo y la perorata de nuestros predicadores políticos, que van asumiendo el papel sacerdotal de una religión atea con nuevos dogmas y excomuniones de muy diversos tipos. La censura cada vez crece con más fuerza en todas partes, y en las artes es notoria en nuestro tiempo. Se quejan luego de las dictaduras del pasado, como la de Franco...
También en la calle, en las concurridas manifestaciones que concentran las reclamaciones en el día de la mujer este año hay división, pues las feministas clásicas y buena parte de las mujeres sensatas están muy enojadas con las torpezas legales urdidas por inexperimentados politicastros con la ley trans, los problemas que provoca en la vida cotidiana y los traumas que sufrirán quienes hagan ciertas transformaciones físico-químicas juveniles de las que luego han de arrepentirse... Pocas soportan encontrarse con tremendas e incomodísimas situaciones en duchas o vestuarios, así como que haya leyes que privilegien a ciertas personas sobre otras, «neodiscriminándolas positivamente». Otro punto de confrontación es no aceptar la prostitución femenina como un trabajo entre otros: el noventa por ciento no es sino una horrenda explotación o abuso. Y los violadores sueltos...
División en lo que se manifiesta, sea arte sea en desfiles de gentes, que muestra cómo nuestra sociedad evoluciona (o involuciona y degenera), en varias ramas que se dividen luego en otras, pero, si en el árbol crecen a lo alto, aquí se pelean.