Con la pandemia y el confinamiento, la distancia social, limitaciones de movilidad y demás restricciones comenzaba hace cuatro años una etapa en la que creció el interés por vivir en los pueblos, en busca de algo más que un balcón de oxígeno e ilusoria libertad. Este fenómeno alcanzó su techo en la primavera de 2021, cuando el 5,8% de todos los contactos a anunciantes registrados a nivel nacional en Idealista se producían por viviendas situadas en pueblos de menos de 5.000 habitantes; un porcentaje que no llamará la atención, pero sobre todo por la manera en que tiran de él a la baja provincias como Madrid o Barcelona, donde la demanda de casa en pueblos nunca alcanzó ni el 2%. Después de aquel pico del 5,8% a nivel nacional, que superaba en seis décimas el dato del primer trimestre de 2020 (5,2%), ya en el cuarto de 2023 ese apetito por el medio rural menguaba al 4,7%, según un estudio publicado este martes por el mismo portal inmobiliario.
No obstante, el viraje al medio rural se notó bastante más en Valladolid: en el primer trimestre de 2020 ocupaba el puesto 31 en el ranking por provincias (sobre un total de 50), pero con una demanda que ya de primeras superaba la del conjunto del país al alcanzar el 8,1% de los contactos registrados en Idealista (2,9 puntos por encima de la citada media estatal del 5,2%); un porcentaje que además creció por encima de la media hasta alcanzar el 10,1% en el segundo trimestre de 2021 (+4,3 puntos porcentuales), al tiempo que escalaba al puesto 25; pero ya en el cuarto de 2023 ha caído el puesto 30 con el 6,4% (+1,2), por debajo incluso del dato del primer trimestre de 2020, con 1,7 puntos menos que entonces.
Donde más se notó este fenómeno fue en las provincias más despobladas, siempre según Idealista, que destaca el caso de Cuenca, donde el 46,8% de todos los contactos de la provincia llegaron a ser sobre pequeños municipios, y ahora mismo solo suponen el 29%, 17,8 puntos menos. Le siguen Teruel (que pasó del 48,8% al 35,9% actual); Huesca (del 48,5% al 35,6% actual); Huelva (del 38,3% al 27,4% actual) y Cáceres (del 27,8% al 17,3% actual).
Por otro lado, también hay provincias que se han convertido en la excepción por no haber seguido la tendencia de incremento de la demanda en pandemia y reducción después, como fueron los casos de Badajoz (del 13,6% en el primer trimestre de 2020 al 5,3% en el segundo de 2021 y el 6,5% en el cuarto de 2023); Jaén (del 9,9% al 7,2% y el 8,1%); o Granada (del 12,7% al 10,0% y el 10,7%), entre otras.
Menos demanda que antes de la pandemia
El interés de las familias por vivir en estas zonas parece haber retrocedido hasta niveles prepandemia en la mayoría de provincias, en cualquier caso, y en Valladolid se ve con claridad, al situarse la demanda de viviendas en el medio rural (medida siempre por los contactos en Idealista) 1,7 puntos por debajo de la del primer trimestre de 2020 (del 8,1% al 6,4%).
Hay ejemplos más contundentes en España, como los de Teruel, que en invierno de 2020 registraba el 58% de los contactos en pueblos pequeños, mientras que ahora se sitúa en el 35,9%; Cáceres (con un 34,9% en 2020 y un 17,3% actual); Zamora (un 27,7% en prepandemia y un 13,5% actual); Soria (un 32,3% antes del covid y un 20,2% actual); o Cuenca (un 40,3% antes de la pandemia y un 29% actual). En Madrid, en el primer trimestre de 2020 supusieron el 1,5% de los contactos, mientras que en la actualidad suponen el 1,3%.
Cierto que hay cuatro provincias en las que el interés por las viviendas en pueblos pequeños ha crecido desde el primer trimestre de 2020: Pontevedra (pasa del 3,6% en 2020 al 4,6% actual); Valencia (del 6,3% al 7,1%); Málaga (del 2,9% al 3,3%) y Barcelona (del 1,5% al 1,6%). No obstante, en estos tres últimos casos Idealista considera que "es posible que los elevados precios alcanzados en las zonas más pobladas estén arrastrando el interés de zonas más pequeñas y con precios más bajos", y la tendencia general retrata con nitidez que, sin pandemia de por medio, el interés por el medio rural decae.