Fiel a su estilo, Donald Trump ha iniciado su segunda etapa en la Casa Blanca con una serie de medidas y anuncios que han revolucionado a sectores económicos, organizaciones sociales y determinados grupos de población. En materia económica, el aviso sobre los aranceles ha encendido las alarmas de medio mundo. Especialmente los que, según avanzó, se impondrán a países concretos, como México, Canadá y China. Una política proteccionista que, todo hace indicar, afectará también a la Unión Europea, si bien es cierto que todavía están por concretarse.
El mercado de Estados Unidos ha ganado mucho peso en los últimos años para las empresas de Valladolid. De hecho, según los datos del Icex, entidad pública para la internacionalización de las empresas, las ventas no han dejado de subir desde los 32,7 millones de antes de la pandemia hasta los 246,2 de 2023. Un registro que se volverá a batir en 2024. A falta de los datos de diciembre, las exportaciones casi llegan a los 257 millones. Es decir, en solo un lustro las ventas se han multiplicado por ocho y rondarán los 300 millones este año.
Casi la mitad de todo lo que se vende a Estados Unidos se concentra en el sector de la automoción, motor de la economía local. Concretamente, 118 millones de los 256,7 registrados hasta noviembre. Y en esa fortaleza reside, precisamente, una de las mayores amenazas para Valladolid, puesto que Trump se ha mostrado especialmente dispuesto a proteger su industria de la automoción con aranceles que podrían llegar hasta el 100% en los vehículos que lleguen desde México y China, y que también afectarán a los grandes fabricantes de la Unión Europea.
La preocupación de todo el sector es evidente. De hecho, a finales de la semana pasada, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), a través de su presidente, Ola Källenius (CEO de Mercedes-Benz), pidió a la Unión Europea un «gran acuerdo» que evite una guerra comercial con Estados Unidos.
Otros sectores
Aunque es el más importante, no solo de automoción vive Valladolid en lo que se refiere al mercado estadounidense. El segundo sector que más exportó el año pasado fue la maquinaria de obras públicas, construcción y transporte, con 43,2 millones, por delante del ocio (30,9 millones), la industria química (30,2 millones) y el vino (16 millones). Este último sector es otro de los pilares de la economía vallisoletana que podría verse muy afectado. De hecho, durante su primera etapa en la Casa Blanca, en octubre de 2019, Trump ya impuso aranceles del 25% a ciertos productos agroalimentarios europeos. Entre ellos, el aceite de oliva, el vino y el queso. Además, hay que tener en cuenta que las bodegas de Valladolid han hecho un especial esfuerzo en los últimos años en posicionarse en un mercado tan importante como el de los Estados Unidos, con misiones comerciales para estrechar lazos con posibles importadores. Por ejemplo, en 2023 quince de ellas fueron allí, de la mano de la Cámara de Valladolid, con este objetivo.
La directora territorial del Icex en Castilla y León, Isabel Clavero, apela a la prudencia y recuerda que «España y EEUU mantienen una relación comercial muy sólida». Además, señala que ya se ha trabajado en otra ocasión con la administración Trump «y esta tendencia no se ha revertido». Según ella, «una guerra comercial no interesa a nadie, y son los consumidores los que finalmente se ven perjudicados... ninguna administración quiere esto para sus ciudadanos y empresas».
Independientemente de lo que pueda pasar a corto plazo, Clavero destaca que la Unión Europea y España tienen clara sus hojas de ruta. «Estamos trabajando en mejorar la competitividad y la productividad de nuestras empresas, lo que las hace más resistentes a posibles medidas restrictivas, como podrían ser los aranceles», dice. Unas medidas que pasan por acuerdos comerciales con Mercosur o México. «Diversificar la cartera de grandes socios comerciales nos hace ser más fuertes e independientes de lo que suceda en otros países o de quien los gobierne en cada momento», concluye.
¿Una estrategia?
Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio de Valladolid, Víctor Caramanzana, cree que antes de nada hay que ver si esta declaración de intenciones de Trump solo es una estrategia para abrir negociaciones con países de la Unión Europea, aunque recuerda que «durante su primer mandato, los sectores agroalimentario y la automoción fueron los más impactados». Independientemente de lo que pueda pasar, recuerda que «es evidente que la incertidumbre, por sí sola, genera tensión en el tejido empresarial». Caramanzana añade que «uno de los temores actuales es que esa política arancelaria se extienda a otros sectores, como el de las energías renovables o farmacéuticas». Si eso llega a pasar, aboga por avanzar en la diversificación del mercado en Asia, Oriente Medio y América Latina «o alcanzar acuerdos con importadores o distribuidores estadounidenses que permitan negociar precios, plazos y condiciones para mitigar el impacto de los aranceles». Eso sí, considera que las pymes son las que tienen menos capacidad para ello y, por eso, podrían ser las más afectadas.
La Unión Europea también ha fijado posiciones ante las 'amenazas' de Trump. El comisario europeo de Comercio, Varis Dombrovskis, dijo este miércoles que el continente responderá a EEUU «de manera proporcional».
Una guerra comercial que parece servida y en la que todo hace indicar que los ciudadanos serán los principales perjudicados por las subidas de precios que conllevará.