Ucrania afronta una semana clave en las negociaciones con Estados Unidos para firmar el llamado acuerdo de los minerales, con el que el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, quiere recuperar el dinero gastado por Washington en ayudar a Kiev a resistir la guerra iniciada por Rusia. Su idea es hacerlo con los beneficios que genere la explotación de los recursos naturales de la nación invadida, especialmente las llamadas tierras raras.
Una delegación del Ejecutivo de Volodimir Zelenski pondrá rumbo estos próximos días al país norteamericano para dar impulso a las conversaciones con las que espera modificar las condiciones que considera inaceptables de la última propuesta, recibida el 28 de marzo.
El nuevo documento presentado por la Administración republicana -que, según Zelenski, contratará a una empresa privada especializada que apoye al Gobierno en los contactos- obligaría a Ucrania a dar prioridad a compañías estadounidenses en las licitaciones públicas sobre los minerales.
Según el borrador, Kiev también estaría obligada a reconocer como una deuda el monto gastado por EEUU en ayuda militar y financiera desde el comienzo del conflicto. Además, el texto incluye detalles sobre la colaboración en materia económica y de recursos naturales.
Mientras se negocia, la parte ucraniana trata de mantener un perfil bajo para no irritar a Trump, que la semana pasada acusó a Zelenski de tratar de retirarse del acuerdo y le amenazó con «grandes problemas» si no firma.
Estos nuevos acercamientos se producirán, además, en la misma semana en la que Washington y Moscú tienen previsto celebrar otra ronda de diálogo para buscar una posible paz entre las partes enfrentadas. No obstante, el Kremlin aseguró ayer que no habrá alto el fuego hasta que se responda a sus inquietudes. El optimismo sobre una tregua bélica es ahora prácticamente inexistente, en un momento en el que ambos bandos se acusan mutuamente de recrudecer sus acciones. En este sentido, Ucrania elevó el tono contra su enemigo y decidió iniciar los procedimientos para solicitar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU a raíz del ataque de la semana pasada contra Krivi Rig -ciudad natal de Zelenski-, en el que murieron 20 personas.
Moscú, por su parte, negó que su Ejército golpeara objetivos civiles al ser preguntado por un posible error, al tiempo que denunció bombardeos ucranianos contra infraestructura energética en tres regiones.