Ha sido tomar posesión de los sillones y aquí y allá se anuncia zafarrancho de sueldos. Mejor a principio de los mandatos, que después la crítica queda diluida y hasta olvidada por el paso del tiempo. Y cuatro años entre elecciones es mucho tiempo. El síndrome de ansiedad por apropiarse de la carga del ciudadano que conlleva todo cargo político lo ha escenificado con descaro el nuevo presidente de las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes, de Ciudadanos, quien ha pedido a los servicios jurídicos un informe sobre la viabilidad de dotar a sus señorías de sueldo en régimen de dedicación exclusiva, lo que viene a significar la profesionalización de los procuradores de la Comunidad. Hasta ahora han venido cobrando la dedicación exclusiva el presidente, los dos vicepresidentes, tres secretarios generales, y los portavoces y sus adjuntos de cada grupo. En total, 24 de los 82 representantes de las Cortes a razón de algo más de 73.000 euros al año, a los que se añaden entre 1.400 y 1800 en concepto de indemnización para gastos. El resto de los procuradores cobran por asistencia a comisiones, plenos y cualquier otro requerimiento a razón de 220 euros por sesión, además 0,20 céntimos por kilómetro en concepto de desplazamiento. Además, los grupos políticos también perciben diferentes cantidades para su funcionamiento de acuerdo con el número de procuradores que los componen.
En asuntos de dinero, todo es relativo. Seguramente muchos pensarán que los sueldos de nuestros «padres de la región» es excesivo para lo que hacen y sin duda no faltarán quienes piensan que la retribución es menguada y la responsabilidad excesiva. Incluso algunos justifican el régimen de sueldos como mejor método para evitar la picaresca que genera el pago por asistencias. Porque resulta que cuando el grupo es pequeño, el reducido número de procuradores realiza auténticos ralis por las salas de reunión para firmar su presencia, aunque sea de escasos minutos, porque es la forma de percibir al mes cantidades más jugosas. Al fin y al cabo, ellos no son imprescindibles, el trabajo lo hacen los funcionarios. Y esa es la otra arista del conflicto. Los funcionarios agraviados. Lo abordaremos aquí, en la próxima cita.