Ana Belén Santos

Mejor Templado

Ana Belén Santos


Ser joven sigue siendo una odisea

13/01/2024

Estaban esperando, en fila, ordenados, casi en silencio…Eran las ocho y media de la mañana del uno de enero, hace una docena de días nada más, aunque ahora ya nos parezca tan lejano.
Ver a todos esos chicos y chicas, vestidos de fiesta, y esperando a ese taxi que no llegaba, me provocó varias reflexiones. La primera, que me gustaría haber podido acercar a todos a sus casas y tener la capacidad de convertir mi pequeño coche en un macroautobús, la segunda, que son los jóvenes unas personas geniales porque ya ni se plantean coger el coche de 'papá', prefieren evitar problemas serios, y eso que los pobres iban a estar esperando allí, en esa parada, varias horas más porque no había taxi que coger…y esto hay que protestarlo.
Si se sabe que hay organizados varios cotillones, que no hay entradas a la venta, que el aforo está completo y que la mayoría de las salas están ocupadas por adolescentes, no entiendo cómo no se tiene previsto que desde primeras horas de la mañana iba a haber centenares de jóvenes buscando transporte para volver a casa. Ya sé que ahora muchos pensarán eso de «qué se busquen la vida, como lo hacíamos nosotros» y yo no puedo dejar de responder que cómo puede ser que haya tanta cantidad de espabilados adultos y vaya el mundo tan mal, va a ser que hay mucho listo con afán de protagonismo y mucha falta de todo lo demás. 
La tercera reflexión que quiero hacer es que somos muy injustos con los adolescentes, porque no les damos la mano, no los acompañamos, no queremos entender que viven situaciones muy parecidas a las que vivimos los que ahora somos sus padres.
El caso en que en ese pequeño recorrido de mi casa al centro y del centro a casa, vi un montón de jóvenes vagando por las calles, algunos habían alquilado una bici y allá iban por las carreteras desiertas a esa hora y ese día, vestidos con su traje. Podían pasar de lejos por hombres de negocios en ciudades como Ámsterdam, pero no.
También me contaron de una pelea, un chico pegaba a una chica, pero dos valientes consiguieron detener la agresión. A esos dos valientes los conozco bien y llegaron temblando a su casa, no se podían creer que lo que tantas veces vemos en los informativos, la violencia de género, estaba pasando en una calle de Valladolid y los protagonistas eran dos jóvenes como ellos. 
Según un estudio de la Fundación Anar, los casos de violencia de género en adolescentes han aumentado un 87,2por ciento en los últimos años. Algunos pensarán que es porque la juventud está perdida, pero no, hay otros motivos y esas palabras ya se decían cuando yo tenía 18, se repite el mismo mantra de generación en generación, pero la violencia de género es un grave problema que tenemos que afrontar todos.
Ahora hay más posibilidades para que te hagan la 'puñeta', ya no vale sólo lo de insultar a la salida del colegio, ahora están las redes sociales y todo el entramado tecnológico en el que estamos inmersos. 
Sé que hay muchas dificultades en este momento, pero siempre las ha habido, lo sé bien porque tengo una profesión que siempre ha estado en la ruina técnica. Decir que quieres ser periodista es casi como decir que no vas a ganarte la vida nunca, porque es una profesión con poco empleo, salarios muy bajos y horarios imposibles. Pero hay que luchar por cada sueño, ahora lo hacen miles de universitarios que este mes están de exámenes, tendrán dudas, miedo y también todo lo contrario, esas ganas de comerse el mundo que ojalá no se les acabe nunca.