El Fundación Aliados se impuso, con solvencia, a un Servigest Burgos que acusó las bajas de jugadores determinantes, como Arredondo o Cristian Matías, y que quedó a merced de los vallisoletanos desde el inicio, en un encuentro -aplazado en su día- en el que el técnico vallisoletano, José Antonio de Castro, dio minutos a los menos habituales. El objetivo era que todos los jugadores estén preparados de cara a los próximos compromisos, por lo que cada uno pudo aportar su granito de arena en esta nueva victoria.
El cuadro morado salió con determinación a la pista burgalesa, en una fecha y horario poco habitual, con el fin de controlar el juego desde el pitido inicial, lo que consiguió, merced al buen hacer de Van Brunschot en el juego interior, y al gran trabajo defensivo de todo el equipo. El resultado de todo ello fue un parcial de 13-28, con el que finalizó el primer cuarto.
En el siguiente tiempo, los vallisoletanos bajaron su efectividad en todas las facetas, y comenzaron a jugar a ráfagas, y con demasiadas individualidades, que aprovechó el conjunto local para, a través sobre todo de Efraín Martínez, que se echó a los suyos a la espalda en el plano ofensivo, recortar algo las diferencias, y llegar al descanso con un 31-42.
En el descanso, De Castro leyó la cartilla a sus pupilos, para que no bajaran la guardia, y volvieron a ofrecer un buen juego, con un Lasri más centrado, con Van Brunschot como dueño y señor de la pintura y con más intensidad defensiva, lo que se tradujo en un 42-65 al término del tercer cuarto, que ya dejaba amarrado el triunfo. De ahí que, en el último compás, volviera a producirse cierta relajación en el Fundación Aliados, lo que dejó el resultado en el 67-81 final.