Sucedió el pasado 4 de agosto. Un joven en evidente estado de embriaguez subió al escenario donde una orquesta actuaba en las fiestas de Íscar y obligó a parar la música. Fueron apenas cinco minutos en los que el inesperado protagonista rehusó bajar, se mostró desafiante con el público que le increpaba y violento con los que le instaban a deponer su actitud. En un momento de la escena, una persona, aparentemente miembro de la orquesta, dijo por el micrófono: «¿No hay Policía por aquí o qué? Al final vamos a tener un problema». A los pocos segundos, esta misma pidió a los miembros de la organización que llamaran «a la Policía o a la Guardia Civil», con la amenaza de terminar la actuación. Finalmente, fueron casi una decena de espectadores los que hicieron ese trabajo, subieron, le redujeron y le sacaron del escenario.
Podría tratarse de un incidente aislado, pero lo cierto es que la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) asegura que no lo es. El colectivo denuncia la falta de agentes en la calle, con el riesgo que eso supone para los más de 40 pueblos que celebran fiestas estos días, donde las aglomeraciones y los excesos etílicos son una constante. «Los guardias civiles tienen que estar en la calle, no en una oficina», señaló este colectivo en las redes sociales.
Fuentes de la asociación señalaron a El Día de Valladolid, que «con el número de efectivos que hay, se juega a que no pase nada» en unas fechas especialmente complicadas, por la celebración de fiestas en más de 40 pueblos. ¿Se puede dar un buen servicio con lo que hay? Desde AUGC consideran que sí. «Se puede hacer lo que hacen el resto de Cuerpos, por ejemplo, la Policía Municipal de Valladolid en fiestas, si hacen falta más efectivos, saca una bolsa donde se dice 'señores, necesito tantas personas para trabajar', se pone dinero... y a funcionar con servicios extraordinarios», explica. Pero, prosiguen las mismas fuentes, si en la Benemérita «ese dinero se emplea para otras cosas, como pueden ser productividades de altos mandos, pues no se soluciona».
Aunque esto pudiera ser un remedio para picos de actividad como el actual, la AUGC reclama un aumento de plantilla de la Unidad de Seguridad Ciudadana, creada tras la pandemia, por ser la que tiene «una preparación y material adecuados para el control de eventos con mucho público».
Al incidente de Íscar, donde también se registró una pelea con bates de béisbol y botellas, se han unido otros este verano, como los globos con gas pimienta que se lanzaron en Cigales y que afectaron a once personas y una agresión homófoba en Pozaldez. Pero hay más, según la AUGC, aunque no se viralicen en redes sociales.
La Guardia Civil tiene unos 700 efectivos en Valladolid para todas sus funciones. «El problema es la distribución, porque, de las 24 unidades territoriales, el 63% tiene diez o menos efectivos que se dedican a abrir el cuartel por la mañana y lo único que hacen es recoger una denuncia o dos al mes», señalan desde AUGC, quienes piden que esos efectivos formen unidades móviles que estén en la calle y vayan a recoger denuncias donde corresponda.
Respuesta de Subdelegación del Gobierno
Desde la Subdelegación del Gobierno en Valladolid niegan que exista tal déficit y recuerdan que «cada cuerpo tiene sus propias competencias». La subdelegada en Valladolid, Alicia Villar, explica que la Guardia Civil las tiene en seguridad y orden público. «Luego, por otra parte, está la seguridad que tiene que mantener el promotor o el organizador de cada uno de los eventos, pero el trabajo de la Benemérita es mantener la seguridad fuera de esos eventos», añade. Y, según ella, para ese cometido sí que hay una plantilla adecuada. Villar recuerda que Íscar, al tener más de 5.000 habitantes, tiene su propia policía local, pese a que tampoco intervino en el incidente del escenario. Además, incide en «la obligación» de contar con seguridad privada en eventos al aire libre donde esté prevista la asistencia de más de mil personas y en las zonas cerradas con más de 300.
Y esto no siempre se cumple. Sin ir más lejos, en el evento del pasado viernes de Íscar no intervino la policía local ni la seguridad privada. «En otras fiestas de otros pueblos sí se ha hecho porque se cumple la ley a rajatabla», recalca Villar.
Para coordinar el trabajo en cada pueblo, los municipios de más de 5.000 habitantes, donde hay Policía municipal, celebran juntas locales de seguridad, a las que asisten representantes municipales y donde se coordina el trabajo de todos los efectivos disponibles, ya sean guardias civiles, policías locales o voluntarios de organismos como Protección Civil o Cruz Roja. La subdelegada del Gobierno asegura que es habitual que los alcaldes reclamen ahí más presencia de agentes para las fiestas, pero insiste en que las competencias que tienen que abordar están actualmente bien cubiertas. Y pone como ejemplo, precisamente, Íscar. «Lo que pasó el viernes sirvió de advertencia de que hay que tener seguridad a mayores, así que la Guardia Civil reforzó su presencia el sábado, cuando se produjo otro altercado (en referencia a la pelea multitudinaria), y desde que se dio aviso hasta que se detuvo a los causantes no pasaron ni cinco minutos», señala.
Varios alcaldes confirman estas peticiones. Por ejemplo, Peñafiel organiza su propio dispositivo de seguridad, que después coordina con el resto de efectivos en la junta local de seguridad, celebrada este martes. «Todos quisiéremos tener más efectivos, sobre todo porque su presencia hace un efecto disuasorio, aunque esta época coincide con el período vacacional de muchos agentes», señala el alcalde, Roberto Díez, quien asegura que la seguridad es una de sus principales preocupaciones en una época del año donde la población se cuadruplica en su pueblo.
Mientras, el alcalde de Cabezón, Sergio García, comprende las quejas de la AUGC: «Tienen razón, son pocos efectivos para todas las fiestas de verano que hay... cuantos más, mejor».
Por su parte, Tudela de Duero es uno de los ejemplos de municipios que contratan seguridad privada. Lo ha hecho para una nueva zona de casetas para las peñas. El alcalde, Óscar Rodríguez, cree que los dispositivos «están muy bien organizados».