"Me gusta Valladolid, aunque el sol pega más que en Camerún"

David Aso
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Elie Gervais, párroco en La Victoria, lleva siete años en Valladolid. «En mis primeras navidades aquí me propusieron hacer de rey Baltasar y muchos niños me frotaban sorprendidos: 'Qué bien te han pintado', decían»

Elie Gervais, en la parroquia de La Merced de Valladolid, en La Victoria. - Foto: Jonathan Tajes

Años en valladolid: Siete
Profesión: Fraile mercedario
Comida y bebida favorita: Lechazo y Ribera del Duero
Rincón favorito: El paseo del canal por el barrio de La Victoria

Elie Gervais Désiré Fouda Fouda (Ngoumou, 1983), más conocido como Elie Fouda, o simplemente como Elie o padre Elie, más que por los tres nombres que le pusieron por indecisión y un apellido por partida doble, llegaba a Valladolid desde Camerún en septiembre de 2017. Es fraile mercedario y su orden lo destinó a la parroquia de La Merced, en el barrio de La Victoria, con la misión principal de servir de apoyo en el programa de acogida de inmigrantes irregulares que ese año extendía a esta ciudad la Fundación La Merced-Migraciones, en colaboración con el Gobierno. Empezó entonces como vicario y el año pasado ya era nombrado párroco, tras el fallecimiento del titular, Luis María Güenaga ('Koldo'), en diciembre de 2022.

«Cuando me dijeron que me destinaban aquí, la verdad es que de España me sonaba Madrid, Barcelona… De Valladolid no conocía nada», admite. Aterrizó además «sabiendo decir buenos días en español y ya», pero hizo un curso de la Red Íncola y, después de seis meses yendo a clase de lunes a jueves, más lo que aprendió por su cuenta en el día a día, ya se defendía. 

Claro que, si él sabía poco de Valladolid, menos los vallisoletanos de Camerún, «un país que merece la pena visitar aunque haya mucha pobreza». «La gente se sorprende cuando digo que me agobia el calor de aquí en verano, pero es que yo no vengo del desierto, sino de un pueblo que, por la selva, tiene un clima más suave», argumenta. Del desconocimiento mutuo a la «anécdota» de su primera Navidad, cuando le propusieron hacer de rey mago, obviamente de Baltasar, y los niños más pequeños le frotaban: «'Qué bien te han pintado', me decían. Muchos no habían visto nunca a un negro», relata.

Pero, más allá del clima, Valladolid le gustó desde el principio: «Me gusta la mezcla de edificios históricos y modernos, me encanta la Semana Santa por su arte, su cultura y todo lo que mueve, y me sorprendió que fuera una ciudad tan plana», habituado a Yaundé, la capital de Camerún. «Allí subes o bajas, que por algo la llaman 'la capital de los montes', así que cuando llegué aquí me ponía a andar y sin darme cuenta el reloj ya me estaba marcando 20.000 pasos». Sus paseos favoritos son por el canal, aunque ahora le toca contenerse por una lesión que se produjo hace unos meses jugando al fútbol con los chicos del programa de acogida. Así dejó también de ir al estadio José Zorrilla, aunque cuenta con volver la próxima temporada como un aficionado más.

El tiempo que siga en Valladolid está por verse: «No me corresponde decidir a mí pero me gustaría quedarme, que aún tengo mucho por descubrir», concluye.