Si el consumo de medicamentos es un indicador sobre el estado de salud de una persona o grupo de población, Valladolid no pasa por su mejor momento. La provincia batió el año pasado su récord en el uso de fármacos, al comprar 11.470.951 envases. Son un 14,6% más que en el ejercicio previo y la cifra más alta desde que la Consejería de Sanidad empezó a recoger estos datos, en el año 2010. Además, también se batió el registro más alto del gasto total en estos productos, con algo más de 130 millones. De hecho, es la primera vez que se supera un gasto medio de 20 euros por persona y mes.
Dentro de este crecimiento, que fue más o menos sostenido en la segunda parte de la década pasada y que, curiosamente, se frenó en los primeros años de la pandemia, hay un fenómeno que destaca sobre los demás: el incremento del uso de medicamentos del sistema nervioso. Con la llegada de la crisis sanitaria el Paracetamol superó al Omeprazol como el fármaco más consumido. Un medicamento que inhibe la síntesis de prostaglandinas en el sistema nervioso central y, por lo tanto, reduce el dolor.
Pero hay otros muchos fármacos dentro de esta familia que están asociados a la salud mental y cuyo consumo también ha repuntado en este periodo. En la lista de los más vendidos también aparece el Lorazepam, un ansiolítico, amnésico, sedante e hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular indicado para cuadros de ansiedad y nerviosismo. Aunque, tomado sin control, puede llegar a generar adicción. A esta lista también se asoma el Alprazolam, que se utiliza para casos muy similares al Lorazepam: angustia, ataques de pánico y estrés intenso. Es una consecuencia de la pandemia, que ha traído un excepcional incremento en toda España de las consultas relacionadas con la salud mental. Es más, este inusual periodo ha servido para poner encima de la mesa un debate que hasta ahora no se había abordado con tanta contundencia.
¿Significa este incremento que la población de la provincia está sobremedicada? El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valladolid, Alejandro García, lo niega tajantemente. «Al final la población toma lo que le manda el médico y los farmacéuticos dispensamos lo que prescribe el facultativo». Una afirmación que, sin embargo, tiene un matiz. «Sí que es verdad que puede haber un pequeño desfase como consecuencia de una serie de tratamientos crónicos que, por el exceso de pacientes en los centros de salud, no se han revisado, y se mantienen los en el tiempo, aunque no sea lo adecuado», señala. Y pone un ejemplo. «Si tú llevas dos años sin hacerte un análisis de colesterol y te siguen dando una pastilla para ello... ahí sí que puede haber una sobremedicación», explica. Una hipótesis que se agravaría en una población tan envejecida como la de Castilla y León.
La lista de los diez medicamentos más consumidos en Castilla yLeón el año pasado es Lorazepam (3,6 millones de envases), Omeprazol (2,5), Atorvastatina (1,8), Ácido acetilsalicílico (1,3), Metamizol sódico (1,2), Simvastatina (1,2), Ibuprofeno (1,2), Lorazepam (1,1), Bisoprolol (0,9) y Alprazolam (0,9).