La gran variedad de cervezas que hay en el mundo quedará de manifiesto este viernes con la celebración de su Día Internacional, aunque en su mayoría derivan de las escuelas cerveceras alemana, franco-belga, checa, británica y americana, sin que España haya desarrollado aún un estilo propio.
Así lo ha ilustrado a Efeagro la bióloga Ana García Martí, especializada en ciencia y tecnología de los alimentos, quien ha apuntado que es una situación común a muchos países, no sólo a España, y ha mostrado su confianza en que el sector nacional pueda desarrollar un estilo que quede como seña de identidad.
"Tenemos posibilidades porque hay mucha creatividad y maestros cerveceros con una formación impresionante que están ayudando a los avances a nivel mundial en temas de innovación. Tenemos la capacidad para hacerlo", ha afirmado García Martí, coordinadora del Máster Universitario en Ciencia y Tecnología Cervecera de la Universidad de Alcalá de Henares-Escuela Superior de Cerveza y Malta (Escym).
De momento, la cerveza más producida y consumida en el territorio español es la rubia de tipo "lager", que es ligera, suave, no amarga y refresca, pero se trata de un estilo cervecero centroeuropeo que en España sigue, especialmente, los preceptos de la escuela checa y su famosa pilsen.
Es una "una cerveza dorada, brillante, de sabor suave y amargor moderado, que se caracteriza por su aroma a lúpulo saaz y su espuma cremosa", ha relatado García Martí.
Esta elaboración se hizo muy popular y pronto se extendió por toda Europa y el mundo, dando lugar a diferentes variantes según el país o la región, como sucedió en España, donde encuentra su propia variante, ha continuado la experta.
"Nos miramos en este subestilo, por el perfil del agua, el tipo de malta elegido y el lúpulo suave, pero no solemos emplear el saaz, sino otros que nos aporten tal vez mayor rendimiento en amargor", ha abundado García Martí.
En comparación, ha relatado cómo otras escuelas cerveceras han marcado el paso históricamente con creaciones como la de trigo, en Alemania (entre muchas otras); la de estilo porter, en Inglaterra; la stout, popularizada por Guinness en Irlanda; o la "variedad espectacular" de la escuela belga, que destaca por sus trapenses y de abadía, y por las que incluyen especias y/o frutas.
Las persona capaz de idear un estilo propio español bien podría salir del Máster que coordina García Martí, que ha formado a maestros cerveceros desde 1965.
A ese máster, ha contado, acuden tanto profesionales que ya trabajan en la industria cervecera, como graduados universitarios que quieren completar su formación para entrar en el sector o desarrollar su propio proyecto.
La "sin" ¿un estilo español?
No haber desarrollado un estilo propio no le ha impedido a España ser una potencia mundial en la producción de cerveza, con 41,3 millones de hectolitros elaborados en 2023, una cifra que mantiene al país como el segundo productor cervecero de Europa, sólo por detrás de Alemania, y el octavo a nivel global.
Al mismo tiempo, España es líder mundial en producción y consumo de cerveza sin alcohol, con un 14 % del consumo per cápita, un ámbito en el que el sector nacional es "una potencia en innovación y desarrollo", ha destacado García Martí.
¿Podría ser esta la vía para desarrollar un estilo cervecero español? La realidad es que España no fue pionera en este segmento, ya que la primera cerveza sin alcohol del mundo fue la alemana Clausthaler, pero el país sí se encuentra a la vanguardia de todos los avances relacionados con este tipo de elaboración.
"En España llevamos la delantera y tenemos cervezas sin alcohol con un perfil organoléptico bastante mejor que otras que se hacen por el resto del mundo, porque tenemos más experiencia y hemos introducido más innovaciones", ha contado García Martí.
Como ejemplo, ha indicado que cada año la Escym saca un proyecto de cerveza sin alcohol con un tipo de levadura distinto que no se come los azúcares mayoritarios, por lo que produce menos alcohol al tiempo que genera el resto de compuestos volátiles que le dan el carácter cervecero al producto.
La investigación en torno a la cerveza sin alcohol y de otras bebidas alternativas que pueden surgir a partir del proceso de elaboración de cerveza es uno de los tres ejes de innovación con los que trabaja la Escym y que, según García Martí, están también alineados con lo que se está haciendo en el sector a nivel general.
Los otros dos ejes son la sostenibilidad, el ahorro energético y el impacto verde; y el trabajo con nuevos ingredientes, procesos y materias primas, cuestiones todas que marcarán la cerveza del futuro.