Solo tres de las doce víctimas de género habían denunciado

A. G. Mozo
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La mitad de los condenados por los crímenes machistas de las dos últimas décadas en Valladolid tenía antecedentes, aunque únicamente cuatro eran por malos tratos. Ninguna de las asesinadas contaba con orden de protección

Crimen machista en el paseo de Zorrilla. - Foto: Ical

Paloma no había denunciado jamás al que sería su cruel verdugo y el de su hija. Tampoco África, Priscilla, María, Eki, Benita... La mayoría de las víctimas vallisoletanas de violencia de género no imaginaba que su pareja, su ex, el padre de sus hijos... sería capaz de acabar con sus vidas a sangre fría. En más de un tercio de los casos, los homicidas tenían algún antecedente, pero ni siquiera todos ellos tenían algo que ver con esta violencia de género que se persigue por ley desde el verano de 2005 y que ahora, tras el pésimo arranque de año, se piensa en un refuerzo de las medidas de control sobre los reincidentes y se busca el encaje legal para que una mujer pueda ser alertada de que su actual compañero tiene algún tipo de antecedente de género. 

Hubiera sido el caso de la última mujer en engrosar esta triste lista, esa vallisoletana de 45 años a la que su novio mató salvajemente el 23 de enero, llevándose por delante también a su hija de solo ocho años. David M.L. había mostrado ya su cara violenta con otra pareja en 2017, a la que abofeteó e insultó. Fue denunciado y detenido, pero eludió la condena al conseguir que la mujer no declarara contra él en el juicio, por lo que fue absuelto.

Aún más grave es el caso de ese marroquí que mató a su mujer, su suegra y una amigo de la familia el pasado 13 de agosto de 2022 en el barrio de La Rondilla. Porque Aaziz El-Yazid –que se suicidó al entrar en prisión– ya estuvo a punto de matar a cuchilladas a otra mujer 15 años antes en Linares (Jaén) y hasta la propia Eva llegó a denunciarle por maltrato en julio de 2021, pero la vallisoletana de 54 años no llegó a ratificar su denuncia y continuó su relación con este hombre sin ni siquiera contar con una orden de protección. Aquella tarde, El-Yazid acuchilló mortalmente a 'Charly' –un septuagenario amigo de la familia que estaría animando a la mujer a dejar a su violento marido–, a Eva y a su suegra, María del Carmen, de 78 años.

Orden de protección

El repaso a estos casi 18 años de homicidios de género en Valladolid desvela que solo en un caso la víctima había llegado a tener orden de protección del que acabaría siendo su asesino, aunque ya no en el momento de los hechos. Fue en el doble crimen de la calle Oración (8 de diciembre de 2014), en el que Omar (marroquí) mató a su ex y al nuevo novio de esta en un piso de La Rondilla.

Rosa Ana ya no tenía ninguna orden de protección a pesar de que Omar acumulaba antecedentes por violencia de género con ella y con anteriores parejas, igual que su compatriota El-Yazid. Estos dos marroquíes son, junto al español Pedro Pablo, los tres únicos a los que sus víctimas llegaron a denunciar ante las fuerzas de seguridad antes de ser asesinadas.

Pedro Pablo no usó un cuchillo, sino que se molestó en conseguir una pistola para descerrajar un tiro en la cabeza, a quemarropa, a María Henar, una joven medinense con la que había estado saliendo y que ya no quería seguir con él. Fue el 26 de marzo de 2014 en plena calle y días después de que la víctima y su madre alertaran a la Policía del temor que les infundía este hombre que acabó cumpliendo su amenaza.

Son tres de una lista en la que hay doce asesinos machistas, que, en la mayor parte de los casos, llegaron a actuar sin que sus víctimas ni tan siquiera sospecharan que podían llegar tan lejos, sin que dieran el paso de denunciarles. 

De Benita a Paloma

El último crimen de este tipo en Valladolid es el de Paloma e India, mientras que el primer homicidio de violencia de género bajo el paraguas de la Ley Integral fue el de Benita del Valle, a la que su marido asfixió en su casa de Pajarillos en marzo de 2006 y a la que luego descuartizó y arrojó en bolsas de deporte al río.

El goteo de casos de violencia de género se acentuó durante los dos años siguientes. En octubre de 2007, en un piso de Pedrajas, Jesús atacaba con un palo a su mujer al descubrir que quería divorciarse y la remataba de una cuchillada. En febrero de 2008, era Francisco el que disparaba a su ex desde una ventana de un piso en Huerta del Rey. Y en septiembre de 2008, dos en apenas dos semanas: en un piso de Parquesol, David mataba de un golpe en la cabeza a su novia Eki María, a la que luego metería en una maleta para ocultar el cuerpo; y el rumano Ion acuchillaba a su ex en la fábrica de Pedrajas en la que ambos trabajaban.

En la siguiente década, solo se dieron tres crímenes más: en abril de 2010, un hombre de 59 años acuchillaba a su pareja en un piso de Parquesol y luego se suicidaba; y en 2014, los dos ya citados, el del disparo en Medina del Campo y el doble homicidio de la calle Oración.

Desde entonces, no hubo más en seis años para, en los últimos 24 meses, acumularse cuatro: Priscila (febrero de 2021) era asfixiada con una almohada en una pensión del centro y su novio abandonaba allí el cuerpo y huía. África (21 de junio de 2021) moría acuchillada en la casa familiar de la urbanización Santa Ana, a manos de su marido y en presencia de sus hijas. Eva, su madre y su amigo morían el 13 de agosto de 2022 a manos de Aaziz. Y Paloma, asesinada a cuchilladas el 23 de enero de 2023 en su piso del paseo de Zorrilla junto a su hija.

18 años de la Ley Integral

La denominada Ley Integral contra la Violencia de Género entraba en vigor el día 29 de junio de 2005, por lo que se transita hacia su decimoctavo aniversario. 18 años en los que Valladolid ha tenido que ver cómo eran asesinadas doce mujeres y una niña, aunque ya en los dos años previos, con el sistema VioGén arrancando, se anotaron dos muertes más de violencia de género, una en un piso de Las Viudas y otro en un coche en plena A-62.