Ronaldo Nazário enfila la recta final de su mandato en el Real Valladolid. El brasileño ya no oculta que saldrá, más pronto que tarde, del club al que llegó en septiembre de 2018 y al que no ha conseguido estabilizar en la máxima categoría, como era su pretensión –amén de la repetida frase de jugar la Champions–.
El astro carioca puso esta semana fecha de caducidad a su tiempo en Valladolid. Lo hizo en una entrevista en 'Globe Esporte', en la que oficializó sus intenciones de presentarse a presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol. «Estamos negociando una posible venta muy pronto y deberíamos cerrar la transacción. No será un obstáculo para mi candidatura», señaló Ronaldo en una larga charla, abriendo la puerta de par en par a su salida del Real Valladolid.
Las elecciones a presidente de la institución brasileña no tienen fecha. Pero su actual mandatario, Ednaldo Rodrigues, tiene desde marzo de 2025 hasta marzo de 2026 para convocarlas. De ahí la prisa de Ronaldo por oficializar su candidatura. No puede ser ni presidente ni máximo accionista de ningún club.
Así que Ronaldo tiene que tener muy avanzada, si no cerrada ya, esa venta, toda vez que en tres meses puede que se abra ese periodo electoral.
El presidente del Real Valladolid pondrá así fin a una etapa que comenzó con sonrisas y está acabando con lágrimas. Porque su llegada a las oficinas de la avenida Mundial 82, tras adquirir el 51% del accionariado (ahora tiene el 82,7%) de la entidad a Carlos Suárez, fue un soplo de aire nuevo y una esperanza de futuro.
Se oficializó el 3 de septiembre de 2018, con una presentación en sociedad en el Ayuntamiento. Ronaldo se dio un baño de multitudes, con fotos, autógrafos... y afirmó: «Es un día muy importante para mí. Es un equipo y una ciudad increíble, con muchas oportunidades y un potencial tremendo. Intentaré poner todo mi conocimiento del fútbol al club y una gestión eficaz».
Su primer año estuvo marcado por la eliminación del foso del estadio, por abrir una oficina en Madrid, por la presentación de un proyecto de ampliación de la Ciudad Deportiva y por su presencia, paseando el nombre del club, por medio mundo.
Fue, quizá, su mejor momento aquí, con el equipo fuera de los puestos de descenso la campaña 18-19. La comunión Ronaldo-afición era idílica. Se mantuvo la segunda, la 19-20, marcada por un estadio ya sin foso, tras una inversión de 2 millones, y por un final en mitad de la pandemia de la covid.
Todo empezó a cambiar con el descenso de 2021. «Este club tiene que estar en Primera peleando por objetivos más altos que solo permanencia», señalaba tras perder la categoría, añadiendo el repetido «he venido a hacer historia». «Los aficionados tienen que disfrutar de partidos, entrenamientos y no participar de las decisiones del club», avisaba. Solo un año más tarde llegó su decisión más polémica, el cambio de escudo, y quizá la ruptura con la masa social del club que, a pesar de ello, ha ido creciendo en número año a año hasta llegar a su récord absoluto con lista de espera.
Entre junio de 2022 y diciembre de 2023, fechas que se mantuvo el cambio de escudo hasta que una votación popular hizo que regresase el anterior, el distanciamiento se acrecentó, sobre todo cuando Ronaldo llamó «radicales» a los miembros del fondo norte.
Sus visitas a Valladolid y sus apariciones públicas vinculadas al club fueron reduciéndose. Y su principal proyecto, la ampliación de la Ciudad Deportiva, que primero iba en Puente Jardín y ahora está esperando para situarse en el parking del fondo norte, se ha quedado en el cajón de los olvidos (no hay partida en los presupuestos del Ayuntamiento).
Aun así, con Ronaldo se han invertido 12 millones en infraestructuras (más 5 en la ampliación de capital del bolsillo del carioca); el número de trabajadores supera los 200?; y se ha modernizado una institución que andaba aún a gatas y ahora lo hace de pie.
Pero aquí manda lo que pasa en el césped, y durante el mandato de Ronaldo, el club acumula dos descensos y camina hacia el tercero. ¿Con él? Complicado.