La batalla de Macron contra los extremos

SPC-Agencias
-

Francia podría asomarse a un bloqueo político tras los comicios legislativos forzados por el presidente, quien azuza el miedo a una «guerra civil» si triunfa la ultraderecha o la alianza de izquierdas

La batalla de Macron contra los extremos - Foto: Reuters

Una «guerra civil». Ese es el escenario que se podría desatar en Francia, en opinión del presidente, Emmanuel Macron, en caso de que le toque gobernar en «cohabitación» con la ultraderecha lepenista o el frente de izquierdas tras las elecciones legislativas, cuya primera vuelta se celebra este domingo. La debacle de su coalición liberal en los comicios europeos obligó al inquilino del Elíseo a tomar cartas en el asunto e, inmediatamente después de conocer los malos resultados del 9-J, convocó a los ciudadanos a las urnas tras anunciar la disolución de la Asamblea Nacional.

«He escuchado vuestro mensaje, vuestras preocupaciones y no las dejaré sin respuesta», proclamó esa misma noche un Macron que defiende su bloque como la única opción frente a los extremos.

Sin embargo, no lo tendrá fácil. Por un lado, el deterioro de su imagen es cada vez más evidente -de hecho, su rostro ha desaparecido de los carteles electorales-. Un reciente sondeo cifra en el 74 por ciento la tasa de impopularidad del mandatario, que se ha desplomado seis puntos desde que disolvió la Cámara Baja, colocándose en su peor situación desde su llegada a la Presidencia.

Atrás quedan los años de respaldo ciudadano con el que logró imponerse en las dos anteriores campañas que ha encabezado, la que le aupó al poder en 2017 y la que permitió su reelección en 2022.

Pese a que no está en juego su mandato -que expira dentro de tres años-, la extrema derecha y la alianza de izquierdas se obstinan en usar estos comicios como un plebiscito contra su figura, si bien su partido trata de sacar al dirigente de una batalla política en la que el macronismo no es, ni de lejos, la opción preferida en las urnas.

Los sondeos auguran tres grandes bloques para la futura Asamblea: la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, a la que otorgan más de un tercio de los votos; el izquierdista Nuevo Frente Popular, con algo menos del 30 por ciento; y la coalición Juntos por la República, a la que pertenece el grupo de Macron, que quedaría relegada al tercer puesto. 

El trampolín de Le Pen

Un escenario que amenaza con abocar a la nación a un bloqueo parlamentario de difícil salida. Y es que, en caso de que se confirmen todos los pronósticos, que dan una amplia victoria a la extrema derecha -algunas encuestas prevén incluso una mayoría absoluta-, el presidente galo tendría que nombrar como primer ministro al joven eurodiputado Jordan Bardella, mano derecha de Le Pen y su trampolín para el Elíseo en 2027, situación que complicaría el mandato a Macron por las políticas tan opuestas que ofrecen ambos frentes.

Autoproclamado como el «premier del orden, del rigor y la firmeza», Bardella ya ha avanzado que solo aceptará formar Gobierno si tiene mayoría absoluta porque, en caso contrario, no podrá actuar.

En el otro lado de la balanza se encuentra la alianza de partidos de izquierda, «el único muro» que puede frenar el auge de la Agrupación Nacional, tal y como defendió hace unos días el expresidente socialista galo François Hollande, quien ha vuelto a la primera línea política como candidato a diputado por el Nuevo Frente Popular.

Se trata de una coalición que aglutina a los socialistas, ecologistas y comunistas, pero también a la radical Francia Insumisa del polémico Jean-Luc Mélenchon, lo que le ha valido numerosas críticas durante la campaña.

Frente a ellos, el bloque central se presenta como la única opción responsable contra los extremismos. «Los dos extremos» conducen «a la guerra civil», declaró a principios de esta misma semana el propio Macron, censurando tanto a la Agrupación Nacional como a La Francia Insumisa «y a quienes los siguen».

Un año de parálisis

El presidente francés no podrá volver a convocar nuevas legislativas en el plazo de un año, por lo que si ningún partido logra obtener la mayoría absoluta de cara al próximo 7 de julio, segunda vuelta de los comicios, el escenario de parálisis en el país es real.

Quienes podrían tener la llave o, al menos, decantar la balanza, son los Republicanos, que lograrían un 6 por ciento del apoyo, clave para dar o negar la mayoría absoluta a la ultraderecha.

En cualquier caso, pase lo que pase este fin de semana, la figura de Macron comienza a desdibujarse, un político que se presentó como freno a los extremos y que podría acabar nombrando a un jefe de Gobierno ultra.