Dos trabajadores del equipo de Mantenimiento del Complejo Industrial de Calidad Pascual en Aranda de Duero (Burgos), David Quintana y Jesús Pérez, están fabricando desde el pasado 20 de marzo, por medio de impresoras 3D, material de protección para los sanitarios que luchan diariamente contra el virus.
De esta forma, han impreso más de 500 pantallas de protección, alrededor de 300 salva-orejas y más de 30 válvulas para adaptar máscaras de bucear y conseguir ‘crear’ respiradores. A lo largo de estas semanas este material ha sido repartido en hospitales y residencias de la localidad ribereña, con la ayuda de Protección Civil.
Según explica a Ical uno de los encargados de esta iniciativa, David Quintana, la idea surgió cuando se enteraron del llamamiento que hizo la Universidad de Burgos (UBU) para sumarse a la iniciativa ‘maker’ para producir material sanitario con impresoras 3D. Fue en ese momento cuando Quintana y Pérez no dudaron en ponerse manos a la obra, comunicando a su empresa su intención que les dio luz verde desde el primer momento, ofreciéndoles todas las facilidades y el material necesario para llevar esta labor a cabo.
De esta forma, ambos trabajadores gestionan actualmente siete impresoras 3D, seis de ellas a cargo de Jesús -tres son propias y otras tres le fueron cedidas por el Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Santa Catalina-, mientras David se encarga de la impresora cedida por Calidad Pascual para el trabajo.
Este material se está utilizando para elaborar pantallas de protección para los sanitarios, así como salva-orejas. Además, ya han fabricado más de 30 válvulas que permitirían crear respiradores adaptando máscaras de bucear. Sin embargo, tal y como señala Quintana, por el momento están a la espera de si estas válvulas se pueden utilizar para esta función, y cuando cuenten con el visto bueno continuarán elaborándolas.
Cada pantalla de protección tarda una hora y 45 minutos en imprimirse, cada salva-orejas una hora, mientras que las válvulas necesitan entre cinco y siete horas para imprimirse. Un trabajo que ambos reconocen que es laborioso, pero que sin embargo realizan con mucho gusto, puesto que supone ayudar a otros.
“En cuanto vi lo que podíamos hacer me salió, no me ha supuesto nada”, explica Quintana, quien reconoce además que desde el principio contaron con todo el apoyo de la compañía, lo que les facilitó mucho el trabajo. “Antes de sacar la impresora les dije lo que iba a hacer y me dijeron que adelante. Sabíamos que no iban a poner pegas y nos iban a ayudar desde el principio”, afirma.
Por su parte Pérez reconoce que para él fue “indudable” sumarse a ayudar en esta situación, valorando el apoyo “cien por cien” de su empresa desde el principio. “Te facilita llegar a mucha más gente, la única premisa que te piden es llegar a todo el mundo que puedas. Es una oportunidad que nadie rechazaría. Creo que ayudar a alguien es lo mejor que puede hacer una personas por otra”, señala.
A través de ellos, Pascual impulsa la red ribereña de voluntarios con más de 50 impresoras 3D al servicio de la lucha contra el coronavirus y provee de materiales. La compañía, asimismo, se ha puesto a disposición del Gobierno y de las autoridades autonómicas y locales para colaborar en lo que sea necesario.
En paralelo, continúan trabajando para garantizar el continuo suministro de alimentos de primera necesidad en todos los puntos de venta a nivel nacional, asegurando además la seguridad de todos sus trabajadores.