Una economía que se aleja de la competitividad

SPC
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España pierde cuatro posiciones en el listado de productividad mundial de 2024 y se coloca en el puesto 40 entre los países más eficientes del mundo, el dato más bajo desde 2013 y el segundo peor de toda la serie histórica

Una economía que se aleja de la competitividad - Foto: Imagen de pch.vector en freepik

El mundo de la empresa analiza minuciosamente cada una de las variables que influyen en el proceso productivo con el fin de mejorar tanto las ratios de la rentabilidad, como las de eficiencia y sostenibilidad. En este escenario, la competitividad es uno de los indicadores más determinantes, puesto que engloba aspectos como los costes laborales y productivos, la innovación, la digitalización, el binomio calidad precio, la inversión en la penetración en los mercados, el ahorro energético, incluso, la fiscalidad o la gestión de la burocracia.

Los economistas llevan tiempo haciendo hincapié en la necesidad de que el tejido productivo nacional tiene que mejorar sus tasas de competitividad si no quiere perder el tren del progreso que marcan las naciones más avanzadas y las compañías líderes. 

En este contexto, según sostiene la escuela de negocios IMD, España se aleja en 2024 de las posiciones de competitividad mundial y ha caído al puesto 40 entre los países más eficientes del planeta. De hecho, el estudio revela que la nación ha perdido cuatro escalones en la lista de las potencias más desarrolladas del mundo.

Actualmente, el país se encuentra en el puesto 40 entre un total de 67 economías, lo que representa la peor posición desde 2013 y el segundo peor dato en toda la serie histórica. Habría que remontarse 11 años para encontrar un lugar inferior de España en esta clasificación, ya que ese ejercicio ocupó el número 45 y, desde entonces, se había mantenido entre el 39 y 34 con ligeras oscilaciones año a año, y una posición estable en los dos últimos ejercicios en el número 36.

El análisis critica que el deterioro de la realidad competitiva nacional obedece principalmente al empeoramiento de los resultados en eficiencia del Gobierno, donde España pierde siete posiciones, así como en operatividad empresarial, donde cede un puesto.

Entre los principales desafíos para la economía nacional, según los resultados del informe, los economistas recomiendan la necesidad de reducir la presión fiscal y generar un marco normativo estable que potencie el crecimiento del tejido productivo. 

Asimismo, consideran que se deben invertir eficientemente los fondos europeos configurando una economía más resiliente, impulsar la digitalización -especialmente de las pymes-, así como aumentar la inversión en I+D para reforzar la coordinación entre los distintos agentes y promover la transferencia de conocimientos.

Las inversiones que se llevan a cabo desde el mundo de la empresa deben ir dirigidas a mejorar sus tasas de rentabilidad y de productividad con respecto a las organizaciones con las que compiten tanto en el mercado nacional como en el internacional.

Ganar tamaño

Una de las recomendaciones para mejorar la productividad viene desde la CEOE, que subraya que se necesita mejorar el tamaño del tejido productivo nacional y potenciar la creación de grandes grupos empresariales, ya que el problema de España es que el 98% de las compañías son «pequeñitas». A su juicio, hay que conseguir una mayor potencia.

Sobre ello, su presidente, Antonio Garamendi, recalcó que cada vez que una empresa tiene beneficios, dedica una parte a inversión o a pagar mejor a sus trabajadores y accionistas. Por este motivo, reiteró que el camino de la regulación «no va en la dirección adecuada».