El jurado popular en el juicio contra Pablo Antonio S.H. ('Chiqui'), acusado de matar de un tiro a un vecino suyo en Santovenia de Pisuerga (Valladolid) en julio de 2022 y de hacer lo propio horas después con un agente de la Guardia Civil, le considera autor del asesinato de 'Dioni' y del homicidio doloso del representante del Instituto Armado, así como de la tentativa de homicidio sobre el hijo de su vecino y de un delito de tenencia ilícita de armas agrabado.
En su veredicto recogido por Europa Press tras la deliberación desde la tarde de este martes, los integrantes del jurado le exculpan, sin embargo, de la tentativa de asesinato en la persona del hijo de su vecino fallecido, Aitor, y también del secuestro de su yerno, Iván V, pese a que las acusaciones le imputaban por ambos también.
Además, no le aplican a 'Chiqui' atenuantes de trastorno ni de drogacción aunque sí la de arrebato, al tiempo que el jurado, unánime, se ha mostrado en contra de cualquier suspensión de la condena y de la concesión de cualquier clase de indulto en favor del reo.
Horquilla de entre 44 y 52 años
Conocida la decisión del jurado, la fiscal del caso y un hermano del agente caído en acto de servicio, que pedían inicialmente 60 años, así como el letrado de 'Dioni' y la viuda e hijas del agente, que solicitaban 75 y 84 años, respectivamente, han hecho causa común a la hora de rebajar la solicitud global y situarla en 44 años para 'Chiqui' (22 por el homicidio del agente, 15 por el asesinato del vecino, 5 por tentativa de homicidio y dos años por tenencia ilícita de armas).
Por su parte, la acción popular ejercida por la Asociación Víctimas, que pedía 84, la ha rebajado a 52 (20 por el asesinato, 22 por el homicidio, ocho por tentativa de homicidio y dos por tenencia ilícita de armas) y la defensa, que interesaba doce años y medio, ha elevado el conjunto de penas a más de veintidós, de ellos dos por tenencia ilícita de armas, quince por el asesinato de Dioni, cinco por la tentativa de homicidio y una pena mínima, aunque sin concretar, por el homicidio doloso del teniente coronel, con la atenuante de obcecación.
A lo largo del juicio se han intentado reconstruir los trágicos hechos ocurridos la madrugada del 1 de julio de 2022 en Santovenia, donde una inicial pelea entre las familias de 'Chiqui' y 'Dioni', que hasta entonces eran "amigos" desde la infancia, desembocó horas más tarde en una espiral de violencia que segó la vida del segundo de ambos vecinos y del jefe de la Unidad Especial de Intervención (UEI), el teniente coronel Pedro Alfonso Casado ('Perico').
El agente había llegado a la localidad vallisoletana al frente de su unidad con base en Valdemoro (Madrid) y no pretendía otra cosa que lograr la entrega de 'Chiqui', quien tras matar a su vecino se había atrincherado en la vivienda junto con el entonces novio de su hijastra, Iván V, al que supuestamente mantenía como rehén y utilizaba como "baza" o "escudo" para evitar así la entrada a la fuerza de los funcionarios del Instituto Armado.
Si bien el origen de la disputa entre las familias no ha quedado muy claro, pues unos sostienen que parte de una agresión previa meses antes en un bar por parte del hijo mayor de Dionisio a la hija de 'Chiqui' y otros, en cambio, aluden a un 'lío de cuernos' entre la expareja del acusado y el fallecido, lo cierto es que la tarde-noche del 30 de junio se produjo una trifulca en la que resultaron lesionados 'Dioni' y su esposa, lo que obligó a ambos a ser trasladados hasta el Hospital Clínico Universitario para ser atendidos.
Sin embargo, 'Dioni', ya en la madrugada del 1 de julio, en lugar de esperar a recibir asistencia sanitaria, llamó desde el hospital por teléfono a su hijo mayor, Aitor, para que pasara a recogerle con su coche y acto seguido ambos regresaron a Santovenia.
Allí, Dionisio no subió directamente al tercero, donde vivía, sino que al pasar por la puerta del piso bajo de la familia de 'Chiqui' comenzó a aporrearla violentamente para pedirle explicaciones, tal y como ha quedado reflejado en la grabación de la cámara de seguridad existente en el portal del edificio.
Un tiro sin mediar palabra
La puerta se abrió de improviso y 'Chiqui', como él mismo ha reconocido en el juicio, empuñó su viejo fusil Mauser y, sin mediar palabra alguna, descerrajó a su "amigo" de la infancia un certero tiro a la altura del estómago que le dejó prácticamente muerto en el acto antes de caer al suelo. El jurado, unánime, no ha dudado a la hora de calificarlo como asesinato.
El calibre del proyectil, del 7.62, considerado de guerra y ahora utilizado para caza mayor porque asegura que la pieza abatida queda inerme en el terreno, convirtió en infructuosas las maniobras de reanimación a las que fue sometida la víctima.
Pero además, una de las claves a lo largo del juicio se ha centrado en tratar de acreditar si Aitor estuvo a punto de correr la misma suerte que su padre cuando el verdugo de éste, fusil aún en ristre, apuntó al joven y le persiguió, supuestamente, por el portal con la intención de alcanzarle con un segundo proyectil que aún había alojado en el cargador.
Aunque las acusaciones los entendían totalmente acreditado y calificaban de tentativa de asesinato, la defensa de 'Chiqui' la descartaba de plano, como así ha entendido finalmente el jurado popular, que, no obstante, lo ha dejado en una tentativa de homicidio porque el joven pudo defenderse ya que la acción del acusado "no fue sopresiva".
No considera acreditado el jurado que tras abatir a 'Dioni', su verdugo rematara a culatazos a la víctima mientras permanecía tirada en el suelo.
A partir de ahí se sucedieron las horas en las que 'Chiqui' se hizo fuerte en el piso en compañía de su entonces yerno. Aunque las acusaciones sostenían que era su rehén, el jurado tampoco lo considera probado y se coloca en el lado de la defensa, que desde un primer momento apuntaba que Iván se mantuvo dentro por propia voluntad hasta que finalmente abandonó el inmueble, una vez que la Guardia Civil entregó al acusado la dosis de matadona que había exigido.
Antes de eso, el máximo responsable de la UEI, apostado en el portal junto con otros de sus hombres, recibía un tiro mortal en la cabeza que 'Chiqui' efectuó a través de la puerta, acción que, a juicio de los acusadores, constituía otro claro delito de asesinato por cuanto el propio acusado llegó a reconocer que había disparado hacia el lugar donde escuchaba ruido y en el que se estaban moviendo los guardias civiles.
La muerte del agente no fue sorpresiva
Sin embargo, el veredicto del jurado, con ocho votos, mantiene que la muerte del agente no fue un asesinato sino un homicidio doloso. No ven sorprensiva la muerte teniendo en cuenta que el acusado ya había realizado disparos previos y ante las constantes amenazas previas, con lo que los agentes se encontraban pertrechados con sus equipos de protección balística.
"¡El primero tiene un coste, el resto sale gratis!", es la frase que varios integrantes de la UEI, junto con otras amenazas escuchadas aquella madrugada, habían puesto en boca de 'Chiqui' durante el juicio cuando recordaron su "sorpresa" al escuchar el tiro y ver un fogonazo que salía través de la puerta.
Los agentes tardaron unos segundos en percartarse de que su jefe había caído y yacía en el suelo con el casco agujereado y el cráneo destrozado en su parte derecha, lesiones incompatibles con la vida.
Tras permanecer cuatro días ingresado en el hospital "no se obró el milagro", algo en lo que sí confiaban los familiares del agente, y 'Perico' falleció a causa de las gravísimas lesiones sufridas, aunque la donación de sus órganos se convirtió en un último servicio desinteresado hacia los demás, en este caso por expreso deseo de su viuda e hijas.