Valladolid podría sumar en unos meses su tercera Zona de Alta Saturación de Ruido (ZAS). El Ayuntamiento instaló en enero tres medidores en el entorno de la plaza de Cantarranas para determinar si recurre a esta declaración para «rebajar» la contaminación acústica, sobre todo la derivada del ocio nocturno.
La Concejalía de Medio Ambiente ha colocado sonómetros en la calle Macías Picavea y Ramón Núñez, además de en la propia plaza. Estos equipos medirán durante un año la contaminación acústica en la zona en tres periodos del día, especialmente los fines de semana, para determinar los incumplimientos de los límites legales. Con los datos de doce meses se tomará la decisión, que seguirá la misma tramitación que en las ZAS de Coca y San Miguel. De hecho, la de Coca fue la primera en declararse con el objetivo de intentar reducir el ruido y conciliar la actividad económica con el descanso de los vecinos. La propuesta estuvo sometida a un periodo de exposición para recoger propuestas y alegaciones. Y comenzó a funcionar en febrero del año pasado.
Esta decisión se tomó tras las continuadas quejas de los vecinos y también teniendo en cuenta las sanciones de la Policía Municipal por el incumplimiento de la legislación. Los mismos motivos que apoyaron una actuación similar en el entorno de la plaza de San Miguel y que promueven la iniciativa que ahora comienza su recorrido en Cantarranas.
Limitaciones
La ZAS implica restricciones como que las terrazas tendrán que estar recogidas a la hora establecida para su funcionamiento. También conlleva que no podrán celebrarse conciertos, y se modifica la franja horaria para la concesión de establecimientos con doble licencia. Así, el intervalo horario desde que un establecimiento concluye su primera actividad y comienza la siguiente se fijará en cuatro horas, en lugar de las dos de la actualidad.
El objetivo, según el concejal de Medio Ambiente, Alejandro Pellitero, es conseguir que sea compatible la actividad en los bares y locales de hostelería con la diversión de los clientes y el derecho al descanso de los residentes. De hecho, estas decisiones se evalúan en la mesa del ocio nocturno donde están representandos los colectivos vecinales y de hostelería, además de los responsables municipales.
En esta mesa se han consensuado diversas campañas de concienciación para mejorar el civismo y conciliar todos los intereses. «Hay que insistir en la necesidad de evitar que el ruido siga en la calle después de la hora del cierre de los locales. Ese es el problema, porque los locales hosteleros están blindados acústicamente», reitera Pellitero. Además, lamenta que también se generen problemas de suciedad e inseguridad.
La declaración de estas zonas está amparada por la Ley del ruido de Castilla y León. En su articulado se especifica que esta medida se podrá aplicar en aquellas zonas del municipio en las que existan numerosos establecimientos o actividades destinadas al ocio, y cuando los niveles sonoros ambientales producidos por la adición de las múltiples actividades existentes y por las personas que las utilizan sobrepasen en más de 10 dB(A) los valores límite.
En el caso de Cantarranas, las mediciones determinarán la delimitación de la zona en función del número de establecimientos o actividades destinadas al ocio y restauración y de los niveles sonoros ambientales registrados por actividades, como puede ser la presencia de público, el establecimiento de terrazas, que son la una de las fuentes principales del ruido ambiente en la zona.
El entorno de la catedral
Las peticiones vecinales han llevado al Ayuntamiento de Valladolid a declarar dos zonas acústicamente saturadas (ZAS) en Coca y San Miguel,y estudiar la implantación de la tercera en el entorno de Cantarranas. Pero existen más demandas vinculadas a otras zonas de la capital donde hay concentración de establecimientos hosteleros. En concreto, la Concejalía de Medio Ambiente reconoce que la próxima zona donde se instalen sonómetros para medir la contaminación acústica será en el entorno de la catedral.
Eso sí, será cuando tenga equipos disponibles. De momento, los de Coca no se liberarán porque se mantienen las limitaciones y en San Miguel habrá que esperar a final de año para ver si finalmente se siguen sin sobrepasar las limitaciones y se levanta la declaración ZAS.
La oferta hostelera en esta zona ha crecido en los últimos años, aunque desde el Ayuntamiento se reconoce que el perfil de los negocios y del público hace que los horarios de cierre sean diferentes a los de las otras tres zonas. Aunque se estudiará el impacto acústico.