Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


La solución al ferrocarril solo llegará a través del diálogo

13/10/2024

Años, incluso décadas, hablando de la solución para el paso del ferrocarril por la ciudad de Valladolid nos han llevado a una encrucijada. Ahora, como también ha sucedido en otros momentos, es necesario apostar y tomar un rumbo que no podemos cambiar cada mandato o legislatura. La solución solo puede llegar a través del diálogo, aunque éste parece imposible entre el alcalde, Jesús Julio Carnero, y el ministro de Transportes y anterior alcalde, Óscar Puente. Últimamente ni hablan, pero aunque lo hicieran es descartable totalmente que ninguno de los dos se mueva de su posición maximalista. O integración o soterramiento, y no hay término medio ni argumento que les haga admitir alguna otra posibilidad, que pueda llevarse a la práctica a medio plazo y que sea ralista en términos económicos. Todo parece abocado a que el Ayuntamiento acepte el órdago del Ministerio y se acabe disolviendo la Sociedad Alta Velocidad y anulando el actual convenio, con lo que todo quedará en el limbo y en espera de que una o las dos personas al frente de dichas administraciones cambien para poder iniciar de nuevo una negociación. Más años perdidos sin integración y sin soterramiento.


Tras convenir esta necesidad de diálogo para encontrar una salida lo más beneficiosa posible para la ciudadanía, hay que exigir una voluntad de llegar a acuerdos. No sirve reclamar conversaciones con la única intención de dilatar el proceso de integración, pero sin el afán de encontrar puntos de encuentro que puedan sustentar una solución de consenso. El Ayuntamiento ha expresado su postura claramente desde la llegada del equipo de gobierno formado por Partido Popular y Vox, lo mismo que sucedió con el Gobierno de España desde que nombrara a Óscar Puente como responsable de Transportes y Movilidad. Año y medio después, tras haber mantenido varias reuniones entre ambos, todo sigue en el mismo punto y con una seria advertencia por parte del Ministerio para poner punto final al convenio y a la sociedad, cuya liquidación podría endeudar al Ayuntamiento durante décadas a mayores de dejar empantanada la integración sin una alternativa.


No quiero señalar culpables, no me entiendan mal. Tampoco el ministro ha puesto mucho de su parte, más allá de presentar un estudio muy detallado que demuestra la imposibilidad de un soterramiento con tuneladora, pues se ha negado a estudiar otras opciones que quizás pudieran tener su interés en estos momentos y sirvieran para despejar dudas, en un sentido o en otro. Yo, como ciudadano, lo único que les pido es que hablen y escuchen, algo que es difícil a veces, para poder buscar un camino por el que transitar que permita a la ciudad avanzar en su desarrollo ferroviario, tanto como punto neurálgico de la alta velocidad hacia el norte, como nudo logístico de mercancías que enlaza Madrid con Portugal y el resto del continente europeo. 


A mi me gusta el refrán de 'más vale pájaro en mano que ciento volando', así que creo, como ya he escrito otras veces, que habría que buscar mejoras en las actuaciones previstas en la integración y aprovechar todo lo realizado y lo previsto, como la nueva estación de ferrocarriles y autobuses. Sin embargo, no cierro la puerta a otras alternativas, siempre que sean viables, realistas y no hipotequen a la ciudad durante décadas. Quizás haya otras personas más ambiciosas, como el alcalde, que piensen que es una obra fundamental para el futuro de Valladolid -sin duda lo sería-, y lo respeto. No obstante, creo que apostar todo a un solo proyecto supone abandonar muchos otros durante un montón de años y, en este caso, las dificultades para hacer un soterramiento me parecen demasiado grandes, y no hablo solo de dinero, sino de cuestiones técnicas o de garantizar el tráfico ferroviario durante las obras.


De todas formas, yo no soy técnico y puede que todo tenga solución. En cualquier caso, mi llamada sigue siendo al diálogo. Es urgente que Carnero y Puente dejen sus fobias e intereses políticos y se reúnan para dar una salida a un proyecto que no puede descarrilar ahora por cabezonería.