El tirón del vino es innegable. El enoturismo es una realidad cada vez más pujante y con más atractivo entre los visitantes que llegan a Valladolid. Eso lo tienen claro en los municipios englobados en alguna de las denominaciones de origen de la provincia. Aprovechar esta pujanza es el objetivo de los alcaldes, quienes se 'estrujan' la cabeza para conseguir nuevos atractivos que consigan llevar a los visitantes hasta sus localidades.
Con el objetivo de conseguir mayor número de visitas, los ayuntamientos de La Seca, Nava del Rey y Trigueros del Valle organizan las terceras jornadas de 'Bodega a Bodega' hasta primeros de diciembre. Los tres cuentan con patrimonio subterráneo de propiedad municipal y lo muestran a todas aquellas personas que se aproximan buscando conocer la cultura del vino de las denominaciones de origen Rueda y Cigales.
Partiendo de diferentes proyectos, los tres municipios vallisoletanos han recuperado varias bodegas subterráneas que desde hace relativamente poco pueden ser visitadas también por los propios vecinos, como una forma de conocer la arquitectura vernácula, las tradiciones y una identidad vinculada directamente con la producción de vino.
Tienen una característica común en el hecho de estar bajo suelo, pero son muy diferentes. En la estructura, en su superficie o sus distintas dependencias. E incluso en la gestión de los diferentes ayuntamientos. Gracias a este programa, aquellas personas que visiten al menos dos de ellas antes del 1 de diciembre podrán recibir tres estuches de vino y tres lotes de productos de Valladolid, cortesía de Alimentos de Valladolid y las Rutas del Vino de Rueda y Cigales.
La bodega municipal de La Seca pertenece al siglo XVIII y ofrece al visitante un relato histórico singular de la época de máximo esplendor en el cultivo de la vid en La Seca. El visitante podrá descubrir los detalles de la construcción de la bodega, múltiples curiosidades, y también conocer cómo ha cambiado la distribución parcelaria en su planta superior, lo que invita a conectar con el origen y trayectoria vitivinicultural del municipio, cuna del verdejo y la mayor despensa de vinos blancos de la comarca en el siglo XVIII.?
El municipio descubrió su actual bodega municipal en una obra de la anterior coorporación municipal. Abrió sus puertas en 2022 y especialmente cuenta con turismo de carácter nacional. «Con esta iniciativa hemos tratado de abrir más la cultura del vino con otra denominación de origen, que es Cigales en Trigueros del Valle». A través de las visitas realizadas por la Oficina de Turismo, el visitante no solo puede descubrir los detalles de construcción de esta bodega, y mútliples curiosidades históricas, y además conocer cómo se elaboraban los vinos añejos de hace siglos, algo único.
Con motivo de las obras de remodelación de la mítica plaza de baile de La Seca en 2019, La Pista, se localizó el acceso a una galería subterránea formada por dos cañones en perfecto estado. De inmediato, comenzaron las tareas de catalogación histórica y tareas de recuperación de este nuevo recurso patrimonial municipal. Un proyecto comunitario en el que han participado vecinos y vecinas a través de la aportación de sus testimonios y visitas a sus bodegas subterráneas de carácter familiar.
Por otro lado, el subterráneo de Trigueros del Valle se encuentra en un barrio de bodegas situado en una ladera próxima al castillo de la localidad, con lagar bajo tierra incluido, donde hasta hace no mucho se elaboró vino clarete.
Su alcalde, Pedro Pérez, valora el importante esfuerzo que se realizó desde el Ayuntamiento para la recuperación de este espacio. «Lo hicimos nosotros con fondos propios», comenta. La entrada cuesta tres euros en tarifa reducida y cuatro en normal. «La nuestra es la más pequeña, pero es más profunda que las demás. Hemos tardado dos años en recuperarla», explica.
Los visitantes pueden optar por dos opciones, ya que tiene dos visitas diferentes. Una general y otra enoturística, en la que se va a ofrecer una degustación de una tapa con un vino de la DO Cigales. Se trata de una bodega lagar que está formada por el propio lagar y tres sisas, dedicadas al trabajo en la bodega, en el campo y, la última, al almacenamiento y guarda del vino.
Han sido los propios vecinos de la localidad los que se han encargado, a través de sus donaciones, de la decoración de la bodega, que cuenta con todo tipo de detalles para que los visitantes puedan conocer todo el proceso de elaboración de los vinos, desde la recogida de la uva en el campo hasta el embotellado final. Toneles, cubas, barricas, tinos, garrafones..., todos los detalles sobre almacenamiento están presentes.
La bodega municipal de Nava del Rey surge de la unión en el siglo XVIII de cuatro primitivas bodegas que estaban situadas bajo un convento de Madres Capuchinas. En el siglo XIX pasa a ser propiedad del Ayuntamiento, en cuyo edificio se ubicó un colegio en 1928 y la casa de los maestros en 1948. La alcaldesa de la localidad, Denís Vázquez Castreño, destaca que este espacio es «un atractivo turístico» más para el pueblo. La visita dura entre una hora y una hora y media y los visitantes pueden conocer la historia de las 421 bodegas existentes en la localidad.
No tienen nada que ver las bodegas de Nava y La Seca con la existente en Trigueros. Las primeras se encuentran debajo de las viviendas, en pleno casco histórico. Ambos municipios cuentan con bodegas de ámbito privado vinculadas a las viviendas, algo que no ocurre en Trigueros, donde existe el denominado 'barrio de bodegas'. Toda una zona de instalaciones vinculadas al vino, donde los vecinos acudían para elaborar sus caldos.
gran futuro. En el caso de La Seca y Nava, al contar con espacios más grandes, el aforo de sendas visitas es de 20 personas en cada una de las bodegas y en cada uno de los pases que gestionen las oficinas de turismo.
En definitiva, una iniciativa que ya alcanza su tercera edición y que ha sumando este año un municipio más con el objetivo de atraer turistas a la cultura del vino subterránea.