La sabia escritura de José Jiménez Lozano regresa estos días a las librerías españolas con ‘La querencia de los búhos’ (Ediciones Encuentro, 18 euros), un volumen de cuentos que reúne veintiocho historias, casi todas inéditas, donde el Premio Cervantes reflexiona sobre la deriva de la sociedad contemporánea.
En cada una de ellas, con sutileza, templanza y una afilada ironía, el autor de ‘El mudejarillo’ pasa revista a temas cruciales frecuentemente alejados del debate público, como la pérdida de valores, la crisis de la fe, la despoblación, el papel de los medios de comunicación o la clase política, y lo hace de la mano de personajes anónimos y pequeños, aislados en muchas ocasiones en medio de un mundo rural condenado, a los que por lo general nadie escucha quizá por miedo a que su sensatez desnude las mentiras y el ruido con el que convivimos habitualmente.
Como escribe en el epílogo ‘Las vidas que nos acompañan’ el profesor del Departamento de Cultura y Comunicación Audiovisual de la Universidad de Navarra, Antonio Martínez Illán, la extensión de los cuentos es desigual, y “en apariencia” están unidos por una voz narrativa. “Se trata de una voz que hace memoria de historias antiguas que están ya olvidadas, de algo lejano de la infancia o de personajes menores a los ojos de nuestro mundo. Son historias del universo de Jiménez Lozano, cuentos unidos por la querencia de los búhos, por la honestidad de un escritor con las revelaciones de su infancia y con la belleza que le tocó en sus adentros en la adolescencia. Recuerdos a los que la imaginación vuelve y nos lo ofrece convertidos en cuentos de una transparencia sencilla”, reseña.
Solo seis de los 28 cuentos que integran ‘La querencia de los búhos’ habían sido publicados previamente: ‘La solitaria’, en ‘La nave de los locos’, el blog que Fernando Vals dedica al cuento y el microrrelato en español; ‘El domingo por la tarde’ y ‘La dignidad humana’, en la revista digital ‘Ibi Oculus’, de Blanca Álvarez; ‘Las guerras antiguas’ y ‘La condenada’, en la antología de cuentos ‘Yo vi una vez a Ícaro’; y ‘El responsable’, en la revista ‘Turia’.
En ‘La querencia de los búhos’, el cuento que presta su título al conjunto y que abre el volumen, Jiménez Lozano cede el protagonismo a tres mujeres de un pueblo que conversan con el guarda del pinar en una charla de apariencia intrascendente en la cual el escritor plantea un panorama desalentador, con el telón de fondo del cambio climático, la crisis de las creencias o la sinrazón que atenaza al mundo. “Lo más desolador de las iglesias abandonadas es que parecen indicar que a la fe también la roe la muerte”, relata también en ‘La ermita de San Secario’.
En ‘El árbol seco’, por otra parte, lanza pensamientos tan contundentes sobre la España vacía como: “Lo que ocurría no era una emigración, sino como una riada y una devastación” o “En España una niebla o una ventolera borra o se lleva los pueblos por delante. No podemos resistir aunque queramos”, y rinde tributo al medio rural en el cual él mismo reside, escribiendo: “Nosotros no vamos a abandonar a nuestros muertos, ni vamos a desperdigar a nuestros vivos por España”.
“Los lectores de Jiménez Lozano estamos agradecidos por los muchos libros y por cómo nos ha enseñado a mirar la vida. Estos cuentos son historias verdaderas y se nos quedan dentro del ánima, como le dice al barbero el abuelo del narrador en ‘La solitaria’. ¿Por qué releer estos cuentos? Porque una vez que has visto la belleza en una tarde, en el cielo, no la puedes olvidar y eso queda y el narrador de estos cuentos nos lo recuerda. Hay que volver sobre estos cuentos para no olvidar que la vida está en eso que a veces no vemos y merece la pena”, relata Martínez Illán.
José Jiménez Lozano nació en Langa (Ávila) en 1930 y reside en la localidad vallisoletana de Alcazarén. Se licenció en Derecho en Valladolid y estudió Periodismo en Madrid. Ha sido redactor, subdirector y director de ‘El Norte de Castilla’ y ha colaborado en varios periódicos y revistas nacionales. Es autor de novelas, cuentos, ensayos y poemas. En 1988 fue distinguido con el Premio Castilla y León de las Letras, en 1989 recibió el Premio de la Crítica por ‘El grano de maíz rojo’ y en 1992 fue distinguido con el Premio Nacional de las Letras Españolas. En 1999 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y en 2002 se alzó con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes.