Años y años de desvelos, ocupaciones, llamadas a deshoras, prisas, alguna que otra discusión vecinal y poco tiempo para los suyos. Casi una decena de regidores abandonaron sus cargos el pasado 28 de mayo, por motivo de las elecciones municipales, después de décadas de permanecer al frente de sus respectivos consistorios. Las razones fueron distintas, algunos decidieron dar un paso al lado por cansancio, con idea de dejar paso a nuevas generaciones y otros, por el contrario, simplemente no ganaron en las urnas.
Ahora, después de cinco meses y viéndolo con una cierta perspectiva, reconocen que viven desde el descanso, el tiempo libre, las nuevas aficiones y, sobre todo, desde el contacto permanente con sus familias.
Nietos, esposas, hijos... Los exalcaldes están disfrutando «mucho más» de sus seres queridos, a la que dedican el tiempo que antes pasaban en las casas consistoriales. Algunos, incluso han encontrado nueva afición, que antes no podía practicar. Montar en bici, arrancar la aventura del aprendizaje del inglés o simplemente hacer de 'abuelos' y cuidar de los nietos son, ahora, alguna de sus ocupaciones. Alguno incluso se ha dado el capricho de irse de vacaciones con la familia, sin la preocupación de mirar el teléfono cada poco tiempo.
El exalcalde de Villanueva de Duero. - Foto: Jonathan TajesEl teléfono, este aparato tecnológico que se había convertido en un apéndice más de su cuerpo, ha dejado de sonar con tanta frecuencia. Al igual que han desaparecido las llamadas a la puerta de sus viviendas a deshoras para alertar sobre este u otro problema en el municipio, tales como cortes de agua o luz, caídas de cascotes o socavones inesperados. Como ellos mismos relatan, los alcaldes sirven para todo y durante 'solo' 24 horas cada día.
Tienen tiempo libre y se nota. Sus días son más calmados. Sus horas son más propias, sus gustos ahora son prioritarios y sus aficiones mayores. Se podría decir que han descubierto una nueva vida. Una vida más suya tras décadas dedicadas a los demás. No madrugan tanto, tampoco trasnochan, viven para sus quehaceres diarios, sus trabajos y sus nuevos proyectos.
Echan la vista atrás y repasan años y años de dedicación, de proyectos aprobados y malogrados, pero lo hacen sin arrepentimientos, con sinsabores sí, pero con el orgullo de la dedicación a su pueblo. Ahora, toca disfrutar.
Santiago Baeza. Exalcalde de santervás (28 años)
Sus circunstancias personales le llevaron a tomar la decisión de apartarse de la Alcaldía después de 28 años. Dos personas mayores a su cargo y tres hijos adolescentes le 'roban' el tiempo suficiente como para dejar el bastón de mando. Lo hizo cuando también era diputado. «Lo de la Diputación fue solo para saber qué se cocía dentro, para saber cómo era», afirma desde su característica humildad y simpleza.
Juan Ávila. Exalcalde de Villabáñez (33 años). - Foto: Jonathan TajesNo ha dejado de subirse al tractor para cultivar sus tierras, pero reconoce que tiene mucho más tiempo libre y que, en realidad, no lo echa tanto de menos. «Lo tenía muy asumido desde el anterior mandato». Ahora, dispone de tiempo para disfrutar de la familia, especialmente de sus hijos. Uno de ellos estudia ingeniería agrónoma. Los dos juntos salen al campo con el tractor para las 'clases prácticas'. «La verdad es que en la universidad enseñan la teoría, pero de práctica no tienen ni idea», bromea.
Sus días se han vuelto más calmados y su teléfono ha dejado de sonar en gran medida. «Al menos un 75 por ciento de las llamadas han desaparecido».
Ahora, con un poco más de tiempo libre, se dedica en gran medida a una de sus aficiones, la construcción. Se ha puesto manos a la obra para hacer dos pequeños inmuebles. Una nave para guardar la maquinaria del campo y un capricho. Un nuevo merendero donde reunirse con los amigos. «Soy muy de bodega y amigos», sonríe.
Juan Ávila. Exalcalde de Villabáñez (33 años)
Dos gran beneficiadas. El retiro de Juan Ávila después de 33 años como alcalde de Villabáñez ha tenido dos grandes favorecidos. La primera ha sido la parcela de su vivienda. Ni más ni menos que 5.000 metros cuadrados con césped, árboles y flores que atender. La segunda, y mucho más importante, su esposa.
Santiago Baéza exalcalde de Santervás de Campos en su pueblo realizando las tareas diarias. - Foto: Jonathan TajesTres décadas yendo prácticamente a diario todas las mañanas a la Casa Consistorial para atender a los vecinos y ahora, de la noche a la mañana, se acabó. «Te falta algo». Más tiempo libre para caminar, juntarse con familia y amigos y para, simplemente, estar en casa con su esposa.
«A los pocos días de dejar el cargo nos fuimos de vacaciones y estuvimos fuera un tiempo. Lo hicimos con la tranquilidad de que no iba a sonar el teléfono, porque si suena es que algo va mal», recuerda. «La que más agradecida está es mi mujer».
Recuerda que los vecinos de su pueblo «se lo han tomado bien» porque ya estaba asumido. Ahora, pasea al menos unas dos horas todos los días en el entorno del Canal del Duero. «Tenemos la suerte de tener un marco muy bonito para dar andar».
Ávila es consciente de que con la llegada del invierno su parcela le dará mucho menos trabajo y se está buscando una nueva ocupación. Va a hacer un curso de inglés a sus 73 años. Tras más de tres décadas, ahora al menos tiene tiempo para ello.
Edilberto Ruiz. Exalcalde de Villanueva de Duero (20 años)
Veinte años en la Casa Consistorial. Tiene 75. Tenía decidido desde el anterior mandato que no iba a repetir. Empezó vinculado al movimiento asociativo de su pueblo y desde ahí al sillón de Alcaldía. Resalta el apoyo que siempre ha tenido de su familia, la gran damnificada. «Sin su apoyo no podría ser».
Reside cerca del Consistorio y ahora siente «algo raro» cada mañana cuando sale de casa y pasa por delante del Ayuntamiento. Durante todos estos años, ha compaginado su labor municipal con los trabajos del campo. «He sido agricultor toda la vida». Como no tenía casi tiempo durante su permanencia en la Alcaldía, acudía al campo los fines de semana. «Incluso he llegado a pagar a una persona para que hiciera las labores porque yo no tenía tiempo», aclara. Eso sí, apunta que los miembros de sus candidaturas siempre fueron una ayuda enorme en su labor cotidiana. Mira hacia atrás y ve el mercado y las veladas como parte de su legado. Y, claro, se siente orgulloso.
Ahora, se recrea con una pequeña parcela de pistachos que posee, pero sobre todo se ha aficionado al mundo de la bici. Son muchos los días en lo que monta junto a la Plaza Mayor y se dirige hacia a alguno de los caminos de la localidad para disfrutar del aire puro de los pinares.
Su familia vive en el pueblo. Su hija tiene una niña de año y medio y ahora sí ha llegado el momento de ejercer de abuelo. «Sí pasa tiempo en nuestra casa y la estoy disfrutando mucho».
Félix Velasco. Exalcalde de Villanubla (32 años)
24 años como alcalde y ocho como concejal. A sus 65 años, el exalcalde de Villanubla ya no pasa por la Casa Consistorial como hizo prácticamente a diario durante décadas. «Sientes un vacío, pero también una cierta liberación cuando pasa algo. Ya no depende de ti. Sí tienes un cierto mono del día a día como alcalde».
Velasco continúa con su trabajo en la justicia vallisoletana. Su día a día le mantiene activo. «No he cogido ninguna afición desde que dejé el Ayuntamiento, la verdad es que soy muy soso en ese sentido». Acude a su despacho todos los días para continuar trabajando y, la verdad, no ha vuelto a pasar por delante de la Casa Consistorial de Villanubla. «Tengo claro que no quiero estorbar. Saben que estoy aquí para lo que necesiten, pero nada más».
Mira hacia atrás y tiene muy claro que no se arrepiente, que volvería a hacer exactamente lo mismo. Estar todos esos años al frente del Consistorio. «Hemos intentando dar un buen servicio a nuestros vecinos». Ahora, reconoce que sobre todo la liberación ha sido mental porque antes eran 24 horas pensando en los aspectos municipales.
En el último año, sus hijos le han proporcionado tres nietos y ya tenía una anteriormente. Entre los cuatro le roban el tiempo libre que le deja su trabajo en el despacho y, asegura, estar encantado. «Imagínate, cuatro nietos. Mi familia es la que se lleva casi todo mi tiempo libre. «¡Ya era hora!». '