La Fundación El Salvador ha puesto en marcha un proyecto social en el centro penitenciario de Valladolid, en el que el rugby se convierte en una herramienta "perfecta" para que las segundas oportunidades sean aprovechadas y para que las personas privadas de libertad "puedan disfrutar de una nueva forma de vida, merced a los valores que han adquirido a través del deporte del oval y que pueden trasladar a su día a día, no solo en prisión, sino sobre todo, fuera de ella".
El objetivo de dicha iniciativa es cerrar el círculo de la reinserción, más allá de los muros del centro penitenciario, dotando de formación y oportunidades laborales, para que dicha reinserción sea real y efectiva, tal y como comentó este jueves el presidente del Club de Rugby El Salvador, Rian Butcher, quien recordó que los tres pilares de la entidad blanquinegra son la igualdad, la inclusión y la reinserción.
Hace cinco años, la entidad blanquinegra empezó a trabajar en una idea que tomó del proyecto Espartanos España, dirigido por Tristán Mozimán Fritz, más conocido como 'Chucho', para llevar los valores del rugby al Centro Penitenciario de Valladolid. Un grupo de voluntarios, encabezado por Florentino Fraile, se trasladaba hasta allí para hacer llegar a los usuarios los valores del rugby, ya que estos no solo les podían servir para su día a día en la prisión, sino que también podían ser determinantes para cambiar su manera de afrontar la vida y para pensar en un futuro más esperanzador. "El compañerismo, el respeto, el trabajo en equipo, la disciplina y la humildad se iban transmitiendo en cada entrenamiento semanal, y tenían su reflejo en sus acciones diarias", se señala desde el club.
Fraile quedó prendado del proyecto Espartanos, tras jugar en la cárcel de Dueso, en Cantabria, el primer partido en la historia de España con internos, y no dudó en plantear la posibilidad de hacerlo en Valladolid a su club de rugby, puesto que pudo ver, de primera mano, la influencia positiva que el deporte del oval tenía en los participantes, tanto dentro como fuera de la cárcel, aportando no solo aspectos técnicos del deporte en los entrenamientos, sino ofreciendo opciones laborales para su reinserción total.
En colaboración con Cáritas Diocesana, que tuvo a Dani Díez como cabeza visible, y con el Centro Penitenciario, que dio todas las facilidades desde el inicio, se llevó a cabo.
La premisa fundamental, tal y como explica Mozimán, a la hora de trabajar con los internos, es no juzgar a nadie porque, según explica, "todo el mundo puede cometer errores, desde el primero hasta el último, con más o menos cultura, dinero o clase social". Y lo vivió en sus propias carnes ya que, en una jornada festiva, acabó sin esperarlo en medio de un enfrentamiento en el que se vio amenazado por un chico con una pistola que, al ser apresado por la policía, y contar con antecedentes, fue trasladado a la cárcel de Dueso. Curiosamente, allí se reencontró con el que fuera jugador del Independiente de Santander, alma mater de Espartanos, al que pidió perdón por lo sucedido en el pasado, y le ayudó para que este pudiera desarrollar su idea y llevar los valores del rugby a todos sus compañeros.
Desde que iniciara esa andadura, en 2018, más de 300 chicos y chicas han participado en los entrenamientos de rugby en el Dueso, y se han dado varios casos de éxito, con personas que han obtenido la libertad, gracias a la colaboración de varias empresas, que los contrataron y a los que proporcionaron así un entorno de confianza, más seguro, que les aportó autoestima, autonomía y capacidad para crecer. Porque uno de los aspectos más importantes del después de la prisión es poder optar a un trabajo que les permita salir del entorno que les llevó a cometer errores en el pasado, y por eso la Fundación El Salvador explicó este jueves su proyecto a varias empresas, organizaciones y administraciones, en un networking organizado en el 'Espacio Olibher'.
En este no solo pudieron escuchar a Mozimán destacar casos como los de Singa, Elvis, Jonathan e Ilyas, que han rehecho sus vidas y formado sus familias gracias a esa pasión por el rugby y sus valores, que aprendieron en el Dueso, sino las palabras de gratitud de Santi Pinto, un joven que pasó unos meses en la prisión vallisoletana y que ahora se ha reincorporado al mercado laboral, tras haberse empapado de los valores del rugby transmitidos por Tino Fraile, y Cris Alonso, como entrenadores, y por Dani Díez, trabajador social y responsable del proyecto para Cáritas.
"Cuando estaba en prisión, cada día era igual, y lo único que quería era que llegara el entrenamiento de rugby para ver a Tino, Cris y Dani, que nos dieron un sentido de pertenencia que no teníamos antes, que me permitió usar lo que tenía dentro para dirigirlo a un punto. A mí nunca me dijo nadie que estaba orgulloso de mí y cuando ganamos varios partidos en el Torneo Penitenciario que se jugó en Madrid -al que acudió un equipo masculino y otro femenino del centro de Valladolid, de la mano de El Salvador y Cáritas-, busqué su mirada, que reflejaba eso, orgullo, satisfacción y fui muy feliz. Siempre he trabajado, cometí un error y lo pagué, y eso me partió en dos, pero con su apoyo, con lo que me enseñaron en valores, tengo un objetivo, un trabajo, voy al gimnasio y sigo jugando al rugby con el equipo regional del Chami", relató Santi.
En este sentido, Tino Fraile reconoció que el proceso, hasta que el camino quedó trazado, fue complicado, pero vio claramente que, cuando se ofrece cariño, respeto, ilusión y se da confianza a los que participan de los entrenamientos, sale la persona y, como los propios participantes del proyecto dicen, se hace familia.
Y como advierte Mozimán: "es importante contar fuera lo que pasa dentro de la prisión, para romper la barrera de los prejuicios, porque es un sector muy estigmatizado, y la reinserción laboral es fundamental para cerrar el círculo, para romper con lo que les ha llevado ahí, y en este caso, la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas puede tener un gran protagonismo", de ahí que haya animado a estas a que se unan al proyecto de la Fundación El Salvador y sean el motor de cambio a una nueva vida para las personas que buscan una segunda oportunidad, después de haber pagado su deuda con la sociedad".