«El conocimiento garantiza el bienestar, no el populismo»

O. G. M.
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Estandarte autonómico del diálogo, el presidente del Consejo Económico y Social (CES) de Castilla y León, Enrique Cabero (Salamanca, 1966), no oculta su preocupación por el nuevo escenario internacional

«El conocimiento garantiza el bienestar, no el populismo» - Foto: Ruben Cacho

El cambio de presidente en Estados Unidos ha está provocando una agitación política extraordinaria con grandes amenazas para Europa.  ¿Va a ser complicada en el corto o medio plazo?

Tenemos por un lado un análisis ya profundo desde hace años sobre la transformación del sistema económico productivo, que se está dando a una velocidad que no es habitual. Y nos hemos encontrado de repente con algo que parecía que se iba a dar. Tampoco es que sea una sorpresa, porque dependía del resultado electoral en los Estados Unidos, con un cuestionamiento del comercio, tal y como estaba estructurado a nivel internacional, con trabas a lo que ha sido un proceso amplio en el que el comercio se ha ido liberalizando, flexibilizando y con un cambio del peso de las potencias a nivel internacional donde la Unión Europea puede verse perjudicada.

Siempre hemos defendido en el CES, y aquí hay una unanimidad plena, que es muy importante que la Unión Europea se refuerce, que adquiera más influencia en el ámbito político, jurídico, de valores, de principios, en el ámbito económico... y que la Unión Europea debe retomar una vía de incremento de la producción. Hay que aprovechar nuestras potencialidades, que son muchas, y hacer que la Unión Europea refuerce su posición en todos los ámbitos porque siempre ha sido, pero ahora más, un sujeto de derecho internacional importantísimo en el juego de equilibrios que se está dando en el mundo.

Comercialmente hablando, si atendemos a las cifras, en Castilla y León no tenemos una gran actividad directa con Estados Unidos, pero los daños colaterales pueden ser muy grandes.

Es muy importante la actividad exportadora de Castilla y León. Quizás no somos conscientes muchas veces, porque no se conoce bien toda nuestra fuerza empresarial. Tenemos una gran fuerza empresarial que tenemos que seguir incrementando, mejorando, actualizando... pero tenemos ya una gran fuerza empresarial con una capacidad exportadora grande en el sector agrario y agroalimentario, pero también en ámbitos muy tecnológicos y punteros vinculados a la automoción, a la industria aeroespacial, a las biociencias, a la industria farmacéutica, la biomedicina… y podemos seguir creciendo. Y ese potencial exportador que tenemos se puede ver afectado si se empiezan a poner trabas al comercio internacional, que es lo que está sucediendo ahora. La política de aranceles no ha dado buenos resultados históricamente y creo que ahora tampoco los va a dar. Por tanto, tenemos que estar preparados.

Y sobre las reivindicaciones del sector agrario, que ahí también incide las políticas internacionales del comercio, creo que ahí sí que la Unión Europea debería ser más cuidadosa con la producción agropecuaria, porque producimos con la mayor calidad que existe en el mundo, y es lógico que también cuando actuamos como sujeto importador seamos igual de exigentes con las materias que vienen de fuera que como lo somos con los grandes productores locales, que se han modernizado muchísimo y se han tecnificado al máximo.

Esa es la principal queja que hay en el sector primario, la diferencia entre lo que se les exige aquí a ellos respecto a lo que se les exige a otros a los que les importamos...

En un informe de iniciativa propia que aprobó el CES hace un par de años ya lo destacábamos. Porque el nivel de calidad, de exigencia, la modernización, el cuidado del medio ambiente, que en ocasiones se habla muy ligeramente de este asunto. Parece que el sector agrario o agropecuario de Castilla y León puede ser un peligro para el medio ambiente cuando es al contrario, son cuidadores de nuestro entorno natural. Por tanto, es muy importante para nuestra economía, para nuestro bienestar, para la creación de empleo, y para el impulso de nuestras empresas que la exportación siga siendo muy relevante en todos los sectores, pero también es muy importante que el nivel de exigencia de aquellos estados que a veces presumen sin deber hacerlo, sea el mismo que nos hemos dado a los europeos. La UE, a pesar de los debates y las crisis que vive periódicamente, es uno de los mejores inventos que ha hecho la humanidad en toda su historia.

La exigencia que como consumidores ejercemos aquí luego la volvemos más laxa cuando viajamos a otros países y nos adentramos en mercadillos en la calle...

De las políticas que cuidan la salud y el medio ambiente depende mucho, junto con los servicios públicos y sociales, que España sea uno de los países  y Castilla y León una de las comunidades con mayor longevidad del mundo. Vamos a superar en los próximos años a Japón, que tenía este liderazgo a nivel nacional a nivel internacional, por eso hemos querido compartir experiencias y aprender mucho en ese sentido. Son más importantes de lo que a veces pensamos y nos parecen ya normales, esas exigencias sanitarias y alimentarias, pero eso repercute en nuestra salud, en nuestra longevidad, en nuestra vida en definitiva. Para ello debemos cuidar a nuestros sectores, que es importante tener una producción de calidad tanto en el sector primario como en el sector industrial, que es una de las asignaturas pendientes que Europa va a tener que resolver rápidamente para seguir teniendo el peso que merece en el contexto internacional.

Este nuevo contexto de incertidumbre internacional abre un tiempo que requiere política de altura. ¿Tienen España y Europa hoy por hoy los políticos y diplomáticos adecuados para afrontarlo?

Tenemos personas muy formadas que están a la cabeza del mundo. Lo que nos falta, y creo que ese debería ser el gran objetivo europeo, es recuperar un mayor liderazgo en la creación de conocimiento. El conocimiento ha surgido de Europa, no es mirarnos el ombligo, es que es la realidad, y países como Estados Unidos, la Unión Soviética o China han utilizado a científicos de la Unión Europea para crear su fuerza en materia de tecnología y de conocimiento. Hemos exportado conocimiento, hemos exportado científicos y científicas, y lo que tenemos que hacer es recuperar un liderazgo que sí que tuvimos. Esa es la grandeza de Europa, sus valores, sus principios, sus derechos y el conocimiento. Durante siglos lideramos el mundo y ahora tenemos ese problema, que otras potencias lo vieron y quisieron imponerse porque se dieron cuenta de que la tecnología es lo que guiaba el mundo. La Unión Europea tiene todos los medios, todos los recursos y las personas formadas para poder ser una gran potencia como lo es desde el punto de vista económico y  del conocimiento y ese debe ser un reto que nos marquemos juntos. Porque ese es el problema que detecto en la actualidad, que quizá hay menos unión o menos creencia en el proyecto colectivo de la que hubo en un principio. Lo decía antes, la Unión Europea es una creación magnífica y es la primera vez que los europeos no nos matamos entre nosotros durante mucho tiempo. Esa idea la tenemos que retomar porque a veces vemos los aspectos críticos de la Unión, y tiene mucho que mejorar, pero no valoramos suficientemente la importancia que ha tenido para nuestro bienestar y desarrollo en España, lo sabemos bien, la Unión Europea. 

¿Y puede el populismo imponerse al conocimiento y a la lógica?

Son dos planos distintos. El conocimiento sigue siendo lo más importante, lo que mueve una sociedad, lo que dota de bienestar a esa sociedad. Siempre lo ha sido, pero más ahora, precisamente porque los avances son más rápidos, más complejos, y hay más posibilidades de crecer porque se intercambia más nacional e internacionalmente. Y lo saben bien, incluso los defensores del actual modelo de Donald Trump, ellos también defienden la creación del conocimiento, la tecnología y, de alguna forma, saben que la primera potencia se construye sobre el conocimiento. Porque si no, es imposible realmente ser una sociedad pujante. Lo sabían incluso las civilizaciones más antiguas que ya apostaron siempre por el conocimiento. Otra cosa distinta es el mensaje político, la credibilidad del sistema político, incluso de las personas que desempeñan los cargos más relevantes. Y ahí sí que es verdad que el populismo se ha ido incorporando. Es un fenómeno que es periódico, no es algo que haya aparecido por primera vez, y ya ha habido populismo históricamente y ese mensaje no es muy razonable. Es un mensaje que va dirigido a los sentimientos, no a la razón. Y a veces tiene riesgos muy importantes acudir solo a los sentimientos. Yo creo que la razón, el conocimiento, la ciencia nos ayudan mucho a organizar nuestra vida y a ir hacia el bienestar. 

Otro de los asuntos vinculados a este nuevo tiempo, con mensajes que peligrosos desde Estados Unidos, es el de la inmigración. ¿Somos, como país y como comunidad, buenos acogedores?

Creo que no se ha planteado bien este asunto, porque no hay que tener miedo a la inmigración. Es algo que ha existido siempre, incluso en tiempos históricos porque se dan circunstancias demográficas que hay que resolver para que se pueda vivir y trabajar con el nivel y la calidad de vida que tenemos en Castilla y León en la actualidad. Por tanto, la inmigración es fundamental, está en el debate permanente. En otros momentos fue la emigración la que nos generó una sangría demográfica muy grande hacia otros países, hacia otras zonas de España.

Ahora es la inmigración y Castilla y León creo que ha demostrado que sabe acoger bien a las personas de otros lugares, que sabe que necesita que vengan personas de otros lugares y lo que se debe hacer es una política acertada de vincular la inmigración a nuevos puestos de trabajo, a nuevas actividades empresariales, a nuevas posibilidades de formación. Porque sí que estamos acostumbrados en Castilla y León a que vengan personas de otros lugares, a que esas personas tengan los mismos derechos, por tanto la la misma exigencia de respeto a nuestros derechos, a nuestras necesidades. Y si lo abordamos bien vamos a ir avanzando en ese proceso de tener más actividad socioeconómica, mejor y mayor empleo, y mejores servicios públicos y de atención a las personas a los cuidados. Creo que necesitamos a las personas migrantes y que no nos debe asustar.

Uno de los problemas que más intensamente han abordado desde el CES, de la mano del Consejo de la Juventud, es el de la vivienda, especialmente entre los más jóvenes. ¿Qué se puede hacer?

Hay dos líneas que en las que hay que actuar necesariamente. Una primera es la vivienda. Sin una vivienda asequible no es posible emanciparse. Otra es el empleo, ya que si no hay ingresos, la emancipación se hace muy difícil. Venimos subrayando la importancia de invertir en juventud y usamos conscientemente este verbo. Invertir. Porque las políticas vinculadas al reto demográfico, a la productividad, a la formación, a la retención y captación de talento no se pueden hacer si no invertimos en las personas jóvenes. Deben ser más, el problema demográfico de Castilla y León y de otras comunidades no es la longevidad, el problema es que no haya suficientes personas jóvenes. Es una cifra baja la que tenemos en Castilla y León para la que nos gustaría tener y tenemos que invertir más en juventud. Eso contribuirá, por un lado, a que se mejore el reto demográfico; en segundo lugar, a que puedan ser más competitivas nuestras empresas; y en tercer lugar, porque es de justicia hacerlo.

Hay que hacer políticas que hagan posible el acceso a la vivienda, no necesariamente en propiedad, pero sí un acceso a la vivienda asequible y un acceso al empleo donde se valore la importancia que tiene la presencia de personas jóvenes en las empresas. Por tanto, tenemos que hacer un esfuerzo muy especial en materia de juventud para conseguir garantizar el futuro empresarial y social de nuestra comunidad.

Pero, como se suele decir, los recursos públicos son finitos...

Sí, pero no hablamos de subvenciones, hablamos de cambio de concepción de lo que es la actividad, la necesidad, la demanda empresarial, la demanda de una zona. Incluso cambiar nuestra forma de ver la Comunidad. Nuestra Comunidad tiene más posibilidades de las que muchas veces nosotros pensamos. Y somos muy atractivos para que personas jóvenes del resto de España, incluso del resto del mundo, se vengan a formar a Castilla y León. Tenemos un sistema universitario de ciencia y de investigación muy importante, tenemos un sistema de formación profesional que se ha actualizado mucho, y vienen personas a formarse.

Lo que sucede es que en el imaginario colectivo nadie discute eso, que Castilla y León es un sitio magnífico para formarse, pero para trabajar pienso en otro territorio. Y es una decisión que no está pensada, que no es racional. Porque se ha creado la idea de que aquí no se puede trabajar. El problema es el desconocimiento que hay sobre qué tipo de actividad empresarial hay en otras provincias. Me parece que debemos dar a conocer mucho más nuestro tejido y cómo ha evolucionado. Desde el sector agrario, las energías renovables, el sector industrial, los servicios... Hay políticas ya claramente dirigidas en ese sentido, como la reciente estrategia del talento, pero nuestra propuesta es esa, no solo ya es invertir, que también, sino conseguir que se vea Castilla y León como un lugar tan idóneo para formarse como para trabajar

Se habla mucho de querer atraer talento a Castilla León, pero igual nos debería preocupar primero que no se vaya el que tenemos... 

A veces se ha hecho un discurso elitista del talento. Parece que si hablamos de talento estamos hablando de un premio Nobel, y no. Todas las personas tienen talento y es muy importante trabajar en igualdad efectiva, porque cuántas personas se han desaprovechado a lo largo de la historia, incluso en la actualidad, por supuestos de discriminación. Hemos ido superando el acceso a la formación, creo que debemos seguir en esa línea, tenemos un buen sistema educativo, un buen sistema universitario, de formación profesional, y lo que tenemos que conseguir es que se vea como un lugar idóneo para trabajar, porque hay empresas a la vanguardia tecnológica, no solo de de España, sino de Europa, en campos como la agricultura, la industria, los servicios, pasando por la ciberseguridad, energías renovables...