El cine francés acapara el protagonismo de la última jornada

C.C.P. (Ical)
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Assayas y Guiraudie presentaron retratos antagónicos de la burguesía y la ruralidad contemporáneas en 'tiempo compartido y 'Misericordia', mientras el chino Guan Hu brinda un cálido retrato humanista en 'Black Dog'

Fotograma de 'Misericordia'. - Foto: Seminci

La 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid afronta su recta final con las tres últimas películas en competición de esta edición, en una jornada de eminente acento francés, con el debut en Seminci de dos de los realizadores galos más prestigiosos de las últimas décadas: Alain Guiraudie y Olivier Assayas. El primero presentó en Valladolid 'Misericordia', donde esboza un cuento moral que flirtea con el esperpento en torno al misterio, el deseo y la necesidad, ambientado en la Occitania interior de donde él mismo procede, mientras que 'Tiempo compartido', la película de Assayas, se enclava también en un entorno rural, en este caso en la región de Normandía, pero con un enfoque claramente burgués de cómo dos hermanos (cineasta uno y crítico musical otro) vivieron el confinamiento en la casa de su infancia. El broche final lo puso el realizador chino Guan Hu con 'Black Dog', un cálido retrato humanista de redención.

De los tres, Guiraudie fue el único en respaldar con su presencia el estreno en España del film. 'Misericordia' parte de su novela 'Melancolía', y en su encuentro con los medios el director recalcó que siempre ha vivido una relación "de ida y vuelta" entre el cine y la literatura. "En el libro un hombre asesina a otro, aparece un bosque y suceden cosas extrañas, con una concepción muy particular sobre toda la moral que rodea la historia, impregnada de cierta banalidad", señaló.

Guiraudie confesó sentirse "sorprendido" de las múltiples comparaciones que en todas las partes donde se está estrenando su film se establecen con 'Teorema', de Pasolini, un trabajo con el que, en su opinión, no tiene nada que ver". "Nunca pensé en 'Teorema' al crearla. Comparándolas, para mí serían justamente lo contrario. En 'Teorema', el personaje se acuesta con todos los miembros de la familia, aquí con nadie, es un deseo que no llega a consumarse. En 'Teorema' la familia en la que irrumpe el protagonista es una familia burguesa, y yo nunca he querido hacer películas sobre la burguesía, porque no es un tema que me resulte familiar. Además la película de Pasolini sigue siendo algo muy matemático, en mi caso es una historia que se encarna mucho en el final. Para mí es justo lo contrario de 'Teorema', pero todo el mundo lo cree, entonces seguramente haya algo en común.

En declaraciones recogidas por Ical, confirmó que la intriga, por un lado, está guiada por el deseo y por otro lado, por la necesidad, "como sucede siempre en la vida, Funcionamos entre el deseo y la necesidad. En esta película es evidente la circulación del deseo entre los personajes", apuntó antes de aclarar que pretendía "crear una historia en la que se observara".

Realidad suspendida

'Tiempo compartido', por su parte, es un ensayo con tanto de cinematográfico como de narrativo, donde Assayas viaja hasta los meses del confinamiento a través de dos hermanos, Paul y Etienne, cineasta y periodista musical, que se ven atrapados en la casa de su infancia en un enclave rural de la región de Normandía junto a sus respectivas parejas. 

Alter ego del propio director, el cineasta encarna las neuras y los miedos con que buena parte de la población vivió ese periodo de desconcierto y miedo. Por el contrario, su hermano encarna la vertiente opuesta, de aquellos que encontraron en esa reclusión forzosa una manera de restringir sus libertades. Los dos se encuentran, cara a cara, tras décadas haciendo sus respectivas vidas. 

Como el agua y el aceite, la forma de ser de ambos se junta pero no se mezcla, mientras se ven "atrapados en una vieja ruina, reviviendo su infancia". A través de la voz en off de los cuatro protagonistas, Assayas plasma en celuloide las ausencias y vacíos que les modelas, sus preocupaciones, miedos y anhelos, siempre en un entorno burgués que les marca a fuego, donde la literatura, la música, la pintura (con especial intensidad David Hockney) y el cine son temas capitales de sus conversaciones. 

Los cuatro comen, beben, fuman y, sobre todo, hablan. Hablan, escuchan y apenas callan. Hablan entre ellos y mediante las pantallas, con sus familiares a distancia o con sus psicólogos, entregados a lo que definen como "un paréntesis milagroso", que ahora, cuatro años después, parece que nunca hubiera existido. 

Soledades encontradas

'Black Dog', por su parte, arranca con la caída de la tarde en un remoto paraje del desierto del Gobi. Un autobús avanza solitario por la carretera y una estampida de perros salvajes salidos de la nada hace que el vehículo vuelque. Allí viajaba Lang, un exconvicto que, tras diez años entre rejas por un homicidio involuntario, regresa a su pueblo natal, donde todo ha cambiado.

La película, que se alzó con el gran premio de Un Certain Regard en la última edición del Festival de Cannes, recibió sonoros aplausos en su estreno en España, por el cálido y reconfortante retrato humanista que plantea. Lang encuentra su alma gemela en un galgo negro abandonado, un perro rabioso a quien todo el mundo busca después de que ataque a gente sin control, poseído por la rabia. 

Una rabia que en el caso de Lang ha digerido lentamente en su estancia en prisión, adonde llegó después de ser uno de los jóvenes más populares en el pueblo, por su trabajo como motorista acrobático en un circo itinerante. En su reencuentro con las raíces, apenas queda nada de lo que dejó atrás una década antes. En vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, son muchos los ciudadanos que han abandonado a sus mascotas al escapar de una zona a punto de ser demolida para reurbanizarla y 'reeducarla', en la enésima promesa de progreso que torna en regresión. Dentro de sus tareas de reinserción, el Estado le obliga a formar parte de una cuadrilla encargada de limpiar las calles de perros callejeros. 

El pasado no importa en un país lanzado en brazos del capitalismo y en el futuro solo aguardan los destellos de la ceremonia inaugural de las Olimpiadas, y la oscuridad cuando todo ello quede atrás. Mientras el resto se entrega al alcohol y aguarda con expectación un eclipse solar total que está por llegar, al ritmo de Pink Floyd, la luz ilumina el camino del protagonista cuando en su camino se cruza el temido perro, junto al cual emprenden un viaje que les marcará para siempre.