Valladolid pierde un pequeño comercio cada día. Basta darse un paseo por cualquier calle, ya sea del centro o de los barrios, y el panorama es desolador, con multitud de locales comerciales con el cartel de se alquila o se vende. En poco más de un año la capital ha visto cómo han cerrado 366 negocios de proximidad, ya sea porque no son rentables o porque no hay relevo generacional para continuar con una empresa viable. Se ha pasado de los casi 3.000 contabilizados a finales de 2022 a los poco más de 2.500 que están registrados ahora, según los datos del portal de datos abiertos de la Junta de Castilla y León. Una sangría que no para desde hace una década, donde han desaparecido uno de cada cuatro negocios, pero los efectos de la pandemia agudizaron una crisis que todavía se notan en un sector con una gran competencia y una reconversión pendiente.
Los diversos estudios que manejan las asociaciones de comerciantes y las administraciones públicas coinciden en que actualmente hay un 25% de negocios cerrados, aunque hay calles como la de Platerías donde el porcentaje supera el 33%. El nivel de rotación y de cierres de tiendas en esta céntrica vía es muy elevado, tanto que ni las propias asociaciones de comerciantes ni los responsables municipales encuentran una explicación concreta.
En líneas generales, apuntan a la competencia feroz que supone el comercio eléctrico. «El comercio online es un problema al que las administraciones públicas tienen que poner remedio. No hay una normativa de obligado cumplimiento para limitar las ofertas», apunta María Balsa, secretaria general de Avadeco. Desde la patronal del sector lamentan que las cifras de venta minoristas colocan a la región a la cola del país y recalcan que suman ya más de diez años con cuotas de mercado en decrecimiento. Una situación que impacta negativamente en el número de comercios, aunque el empleo no ha disminuido, incluso ha crecido ligeramente en las últimas fechas.
Ligado a esta problemática está la asignatura pendiente de la digitalización y la adaptación a las nuevas tecnologías. Un proceso lento por la resistencia todavía de algunos comerciantes, pero también por su coste y porque «la venta online en el comercio de proximidad no es rentable», tal como recalca Balsa. Aunque eso no evita que muchos pequeños negocios tengan ya en funcionamiento su propia página web o busquen el escaparate de portales de venta comunes o de marketplaces como el que acaba de poner en marcha el Ayuntamiento. «Lo que sí que vemos que funciona es mover nuestros productos en redes sociales. Nos resulta más fácil su uso y tiene una respuesta más directa por parte de los clientes», reconoce Jesús Herreras, presidente de Fecosva.
Otro de los grandes lastres del sector es la falta de relevo generacional. Una situación que está provocando el cierre de negocios que son rentables. «Se podría incentivar el emprendimiento, quizás con estímulos fiscales para que esos negocios se puedan alquilar», propone Balsa. Un guante que recoge el concejal de Comercio del Ayuntamiento de Valladolid, Víctor Martín, que apunta que ya está trabajando con Avadeco y CEOE Valladolid para dinamizar el portal 'Valladolid Traspasa'. «Esta es una herramienta que está viva, pero que necesita nuevos enfoques, dinamizarla, y quizás vincularla también a la formación», adelanta.
La formación de los emprendedores y la falta de capacitación de personal también se ceba con este sector, al igual que con la hostelería. «El comercio de proximidad genera empleo de calidad, pero cuesta encontrar personal que quiera trabajar o emprender», lamenta Herreras.
Locales vacíos
La crisis del sector se visualiza en espacios sin ocupación, que ya se han convertido en una imagen habitual de la escenografía urbana. En algunos puntos, como en la calle Platerías, se han cubierto con vinilos decorativos para «evitar» el deterioro de la imagen de la vía. Este problema se ha acentuado por el «elevado» precio de los alquileres, según coinciden tanto los comerciantes como el propio Ayuntamiento. En este sentido, el concejal de Comercio ya ha cerrado una reunión con los agentes inmobiliarios para «hacer una radiografía» de la situación. Un encuentro que califica de inédito e interesante para ambas partes porque entiende que todos están interesados en «dinamizar» el sector. Un ámbito en el que se están registrando cambios significativos porque muchos de los locales estratégicos que pierden la actividad del comercio están siendo sustituidos por negocios de hostelería y franquicias. Dos actividades que apuntan que pueden pagar alquileres «más altos».
En este sentido, los comerciantes se muestran preocupados por el incremento de la presencia de franquicias en la zona centro de la capital. De hecho, en la calle Santiago más del 80% de los negocios funciona bajo este paraguas. Una colonización que ahora apunta a la Plaza Mayor. «El problema que comenzamos a ver en Valladolid, que se sumó más tarde a esta tendencia, es que todos los centros de las ciudades son iguales. La oferta de la franquicia se dirige más los turistas y menos a los vecinos», lamentan desde Avadeco.
Apoyo
El plan municipal de apoyo al comercio local 2023-2025 contempla numerosas acciones para intentar revertir esta situación. El concejal de Comercio considera que es básico focalizarse en la puesta en valor y anuncia una próxima campaña de sensibilización. «Con las compras en el comercio de proximidad se apuesta por la ciudad. Es importante valorizar la compra física», subraya. Y pretende concienciar a los vallisoletanos sobre la importancia de mantener el tejido comercial local. De hecho, el objetivo principal es la supervivencia de los ejes comerciales en cada barrio. «Todo local ocupado es una buena noticia. Sea comercio local o franquicia», reconocer Víctor Martín. Y destaca la importancia de la apertura del nuevo centro de Zara en Constitución como motor de atracción comercial.
También contempla entre sus acciones la creación de rutas comerciales turística. La idea es tratar de enriquecerlas que ya existentes o diseñar otras específicas que permitan complementar los recursos culturales, gastronómicos y de ocio de la ciudad con la experiencia de compra, especialmente de productos únicos o típicos, poniendo en valor su singularidad, diseñando productos y servicios de experiencia conjunta. «Queremos vincular el comercio al turismo porque cada vez recibimos más visitantes y es un potencial que hay que aprovechar», avanza Martín. En este sentido, entiende que habrá que evolucionar o adaptarse a esta nueva demanda, y eso incluye revisar los horarios comerciales actuales. «Hay que estudiar el tema de los horarios. Hay un desfase entre la rutina actual y el modelo que existe, que es un tanto pretérito», apunta. Además, se reforzará la oferta formativa para los trabajadores del sector, y actualmente ya se ofertan cursos online de inglés, francés y portugués para poder atender a los turistas.