Las bajas por incapacidad temporal en el trabajo cayeron un 28,7 por ciento durante el año pasado en Valladolid, hasta situarse en 73.771, debido principalmente a la desaparición del 'efecto covid'. Este es el primer descenso que se produce en la provincia en los últimos diez años, en concreto para encontrar un año con menor número de bajas que el anterior hay que remontarse a 2013, cuando también se produjo una caída del 12,2 por ciento, aunque entonces el número total era de 38.198.

A pesar de ello, tanto el índice mensual de bajas como su prevalencia, pese a la disminución con respecto al periodo 2020-2022, sigue bastante por encima de los años anteriores a la pandemia. De hecho, en el año 2023 se produjeron 6.148 bajas de media al mes, algo muy por debajo de las 8.622 del ejercicio anterior pero considerablemente superior a las 4.977 que había en 2019. Si echamos una mirada más atrás, las bajas por incapacidad temporal del último año casi duplican a las que había hace una década, es decir en 2013.

Estas son algunas de las conclusiones que se obtienen de la estadística sobre incapacidad temporal en Castilla y León elaborada por la Consejería de Sanidad, que cifra en casi 23.000 días (22.998) el número de bajas al mes en la Comunidad y arroja un descenso de las mismas en todas las provincias, con Salamanca liderando la caída (-40,5 por ciento) y Palencia siendo el territorio donde más moderado ha ido el descenso (-25,5 por ciento).

El número de días de baja, sin embargo, se mantiene estable, dado que la disminución ha sido de apenas un 3,2 por ciento, hasta alcanzar los 13.387.481 días de baja por incapacidad temporal registrados por la Seguridad Social en Castilla y León en 2023. Esta cifra, de hecho, está por encima de los días de baja de 2021, pese a que las bajas tramitadas aquel año fueron muy superiores a las de 2023, lo que indica que, una vez desaparecidas las incapacidades por Covid-19, de corta duración, los días medios de baja han vuelto a subir hasta los de los años anteriores a la pandemia.

De hecho, la estadística elaborada por Sacyl señala que la duración media de las bajas tramitadas en Castilla y León en el año 2023 ha sido de 49,24 días, muy por encima de la media de los tres años anteriores (43,57 en 2020, 39,75 en 2021 y 32,59 en 2022), cuando el 'efecto covid' estaba presente en estos procesos. Por el contrario, la cifra se acerca a los 50 días de media que las bajas tenían en Castilla y León en los años previos a la pandemia (50,76 en 2018 y 51,14 en 2019).

Duración media

Valladolid se encuentra por debajo de la media autonómica, con casi mes y medio (42,16 días) de duración media por baja. A pesar de lo cual, esta cifra es la más alta de los últimos 18 años, con la excepción de los 42,53 días que se alcanzaron en 2017. Muy lejos quedan los 29,39 días de media del año 2022 o el sexenio 2007-2012 en que no llegaba a los 40 días.

Asimismo, llama la atención la gran diferencia existente entre las provincia de la Comunidad, ya que por ejemplo la media vallisoletana se sitúa más de 31 días por debajo de la leonesa, que lidera la autonomía con 73,72 días. La mínima castellana y leonesa la registra Soria con 37,15 días de media.

Diagnósticos más frecuentes

En cuanto a las causas por los que se inicia una baja por incapacidad temporal en Castilla y León, la principal, en cuanto al número de procesos, es la dorsalgia o dolor de espalda torácico, con 25.115 procesos iniciados y un total de 1.306.594 días de baja, a una media de 52 días por trabajador, seguido por las gastroenteritis y colitis no infecciosas, con 17.912 procesos y casi siete días de baja de media, según informa Ical.

Sin embargo, son las denominadas como 'alteraciones mentales' por Sacyl las que tienen una mayor duración media de baja. De hecho, los trastornos de ansiedad lideran el número total de días de baja en la Comunidad en 2023, con 1.355.317 jornadas, pese a que esta afección se sitúa en tercer lugar en el número de procesos tramitados de incapacidad temporal, con 15.902.

Además, la duración media de las bajas la lidera el trastorno depresivo mayor, con cuatro meses de baja por trabajador, seguido de la reacción a estrés grave y trastornos de adaptación, con una media de 98 días de baja, y los trastornos de ansiedad, con 85 días.