Años en Valladolid: 16
Profesión: Empleada de hogar y cuidadora
Comida y bebida favorita: Paella de marisco y manzanilla
Rincón favorito: Plaza de San Pablo
Vimala Maliyekkal Kunpalu (Thrissur, 1980) estaba «bien» en India, donde tiene «una casa grande como las de Fuente Berrocal», pero se siente «feliz» en su piso de alquiler en La Rondilla. En su país se sacó la licenciatura de Comercio y aquí sólo ha trabajado como empleada de hogar o cuidadora, pero «contenta» porque su sueldo, más el que cobra su marido en una fábrica de harina, da para criar a su hija pequeña (Romia, nacida en Valladolid hace once años) y pagar la carrera de Medicina que cursa en Georgia la mayor (Raina, de 20), que estudió hasta Bachillerato en India. Nunca han podido vivir juntos los cuatro, salvo en periodos vacacionales; e incluso cuando eran tres llegaron a estar separados por más de 8.000 kilómetros en tres países diferentes. Pero en su tierra natal «se gana poco» y lo que no se haga por los hijos…
Fue en 2008 cuando Vimala aprovechó una oportunidad que le surgió de regularizar su llegada a Valladolid gracias un pariente que vivía aquí. Su marido ya se había ido a trabajar a Dubai a mediados de los 90 y ahí seguía, aunque se casaron en 2003 en India, así que decidieron dejar a Raina, que entonces tenía 4 años, con los padres de ella. Vimala, mientras, encontró un empleo en pocas semanas como interna en la casa de una familia pudiente de la ciudad, donde residió hasta que nació Romia en 2013, dos años después de que también viniera su marido.
«A la pequeña le gusta India, pero prefiere seguir aquí», y aunque a los padres les tira mucho la posibilidad de retornar, Vimala matiza que lo único que no les convence de Valladolid es «el frío». «Es una ciudad bonita, limpia, segura, tranquila… Bueno en La Rondilla hay mucho jaleo, pero está muy bien», destaca. ¿Más «jaleo» que en Thrisur con sus casi dos millones de habitantes? «Yo creo que sí», responde. De todos modos, «si nos tocara la lotería igual nos comprábamos un piso por San Pablo», desliza, ya que así además vería más a menudo su iglesia favorita.
Actualmente trabaja de lunes a sábado en varias casas, incluida la de la primera familia que la acogió, a la que llegó sin saber una palabra de español. «Aprendí poco a poco gracias a ellos», aprecia, aunque todavía le cuesta. «Les pasa a casi todas las personas de mi país que viven aquí, que han estudiado y tienen buena formación, pero si no hablas bien el idioma de aquí…», y eso que suelen venir sabiendo las dos lenguas oficiales de India, hindi e inglés. «Al final la mayoría de nosotras trabajamos por eso de cuidadoras o empleadas de hogar». Y Vimala «feliz» igualmente, dispuesta a seguir en Valladolid, sobre todo, pensando en el futuro de sus hijas y al menos hasta que Romia cumpla 18.