El Monasterio de la Santa Espina de Castromonte acogerá entre el 22 y el 28 de julio la cuarta edición del Observatorio de lo Invisible, que reunirá entre 100 y 150 estudiantes para vivir una experiencia inmersiva de arte y espiritualidad. Los alumnos tendrá la oportunidad de participar en talleres impartidos por maestros de diferentes disciplinas como el arte, el teatro, la música, el arte sonoro, la escultura, la performance, la poesía, la fotografía, el cine y la pintura.
La Escuela de Verano de Arte y Espiritualidad, que corre a cargo de la Fundación Vía del Arte y tiene el apoyo del Obispado de Valladolid, contará con el director de la Fundación Juan March, Manuel Fontán; los pintores José María Sicilia y Miki Leal; el poeta Jesús Cotta; el escultor Nicolás de Malla; el artista interdisciplinar Ernesto Artillo; el experto musical Miguel Álvarez Fernández; el director de cine polaco Krzystof Zanussi; el fotógrafo Ignacio Llamas, la actriz Pepa Pedroche y el compositor de música Ignacio Yepes.
Junto a los diez talleres que impartirán estos profesores, los alumnos disfrutarán de un programa transversal en el que podrán participar en oraciones polifónicas, conferencias, foros, conferencias y veladas nocturnas con intervenciones artísticas de otros creadores. El año pasado, por ejemplo, Santiago Ydáñez pintó en vivo el rostro de una Dolorosa en un lienzo de dos metros mientras Paco el Niño de Elche cantaba una saeta.
El monasterio cirterciense de la Santa Espina, que aúna historia y espiritualidad, toma el relevo a Guadalupe (Cáceres), tras haber acogido las tres primeras ediciones del Observatorio de lo invisible y, en palabras del presidente de la Fundación Vía del Arte, Javier Viver, tiene vocación de continuidad en la abadía vallisoletana. La asistencia a los cursos de verano tiene un coste de 600 euros para toda la semana, que incluye tanto la participación en los talleres y el resto de actividades como el alojamiento y la manutención. Eso sí, más de la mitad de los alumnos contarán con becas, gracias al apoyo de instituciones como las fundaciones Ramón Areces, Ángel Herrera Oria, Randstand y Tatiana, así como el museo de la Universidad de Navarra y las universidades CEU y Francisco de Vitoria, entre otras.
No hay un límite de edad para la inscripción ni de confesiones porque al observatorio acuden tanto creyentes como agnósticos o personas de otras confesiones. Por lo tanto, está abierto a todos aquellos con una inquietud por la espiritualidad y con ganas de vivir experiencias de "mucha intensidad".
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, apuntó que en un momento social y cultural en el que hay muchas búsquedas pero también una falta de certezas. "En el corazón humano, existe la intuición de que hay algo invisible que tiene la capacidad de sorprender y abrazar", precisó. De ahí que apostara, según recogió la agencia Ical, por buscar el camino de la belleza para el encuentro con el "tesoro escondido" que está en el corazón de Cristo.
Es por ello que subrayó la necesidad de propiciar un diálogo con todos los "buscadores" que hay en la sociedad y, sobre todo, los que encuentran en las diversas expresiones del arte una vía adecuada para mostrar a los demás sus propias búsquedas. Tras recordar que la Iglesia fue una de las grandes impulsoras de la puesta en marcha de la Semana de Cine Religioso y Valores Humanos, hoy Seminci y organizadora las exposiciones de Las Edades del Hombre para mostrar el patrimonio religioso, consideró que no se puede circunscribir a enseñar el pasado sino que tiene que impulsar la creación. "Por eso, nos alegra mucho acoger esta iniciativa en un paraje singular de Valladolid, que mezcla historia, naturaleza, creación y porvenir para atrevernos a entrar en la senda de lo invisible para, tal vez, nos sorprenda un rostro y un nombre", añadió. A su juicio, el arte tiene la doble capacidad de formar parte de lo universal y toca los corazones y los ojos concretos
Luis Argüello explicó que el tiempo secularizado es un tiempo de oportunidad, al señalar que en la "sobremodernidad" hay cada vez más corazones "inquietos" y más búsquedas, aunque tampoco se olvidó que, en ocasiones, llevan por territorios "malditos".