El acuerdo PSC/ERC, llámenlo cupo, concierto, financiación singular, o como quieran, preocupa en las Autonomías mucho más que la crisis migratoria, el reparto de menores no acompañados o la amnistía. Las desigualdades en la financiación autonómica, la diferencia en el reparto de fondos del Estado y la precariedad de algunas comunidades frente a la buena posición de otras, lleva a los dirigentes socialistas a alzar la voz, (aún sabiendo que la protesta equivale al ostracismo). Por su parte, los barones regionales del PP, todos a una contra el acuerdo catalán, no descartan ser tentados por Moncloa para llegar a algún acuerdo, dependiendo de su poder dentro de Génova, para salvar las cuentas.
Tal vez por eso, el PSOE, por el riesgo del motín (cuyo primer paso ya lo ha dado Aragón) y el PP, por evitar "relaciones bilaterales", han convocado reuniones al más alto nivel de las direcciones de ambos partidos. Feijóo ha citado a todos los presidentes regionales en Génova para pactar la estrategia, común por descontado, y soslayar las tentaciones que esperan desde el Gobierno. No es la primera vez que el dirigente popular recuerda a sus barones que frente a la política del Estado no hay más estrategia que la suya. En el terreno autonómico tienen libertad de acción. Pero..¿la financiación de cada una de ellas es regional a estatal? Por ejemplo: Juanma Moreno, que tiene que revalidar su mayoría en Andalucía, ¿cómo va a gestionar, sin dejarse tentar, la diferencia de financiación con Cataluña? Antes, dos días antes, tendrán más datos del acuerdo al obligar a la vicepresidenta económica a comparecer en el Senado. María Jesús Montero, que negó enérgicamente que se tratara de un "concierto", deberá explicar que es y en qué consiste. Por su parte el PSOE ha ido más allá y, además del Comité Federal, ha adelantado un año, nada menos, el Congreso Federal. Sánchez quiere consolidar, aún más, su liderazgo y dejar claro a los díscolos que el que se mueve no sale en la foto, viejo lema de Alfonso Guerra, de absoluta actualidad.
El aragonés Lamban, una de las voces más críticas con el acuerdo catalán, acaba su mandato y su sucesor debe acreditar fidelidad inquebrantable. Tampoco tiene expedito el porvenir el dirigente madrileño, Juan Lobato, que se ha atrevido a decir que, a falta dé explicaciones, "la extensión del concierto vasco, no es lo ideal".
El responsable extremeño, Miguel Ángel Gallardo, que no era precisamente el candidato de Sánchez cuando ganó las primarias, ha sido más rotundo: "no lo apoyaremos nunca". De Page ya se sabe lo que opina y sólo su mayoría absoluta le salvará del "castigo". Y María Chivite, desde Navarra, sí a todo. Sánchez, que tiene un otoño complicado por delante, con Junts y ERC sin garantizarle la aprobación de los presupuestos, tiene que dejar meridianamente claro quién manda en el partido y que pasa con las voces disonantes. Todavía más.