Una de croquetas en el barrio de las tapas

M.B.
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Tito Tomillo y Jose Vergara nos abren las puertas del bar Donde Tito, con comida casera, plato del día y raciones en La Rondilla

Tito Tomillo, en la cocina de Donde Tito, en La Rondilla. - Foto: Jonathan Tajes

Si hay un barrio en Valladolid donde la tapa es sagrada ese es La Rondilla. Que en el resto también, pero el tapeo tiene pedigrí en la zona norte de la capital. Allí, bares y restaurantes se afanan por ofrecer y ofertar sus creaciones. Allí, hace nueve años, Tito Tomillo y Jose Vergara decidieron abrir su segundo negocio juntos, 'Donde Tito'. Y allí, desde entonces, tienen en las croquetas uno de sus buques insignia –«y la oreja», apuntan desde detrás de la barra–.  

«Tenemos de jamón, de cabrales, de bacalao, de huevo, de callos y a veces de pisto, para vegetarianos». Tito enumera sus distintos tipos de croquetas mientras se afana en rematar el menú del día. Desde la barra, Jose añade que, en breve, ofertarán de torreznos. Casi se podría decir que son los reyes de las croquetas en el barrio de las tapas. En su caso, en la calle Cerrada, 2.

En su bar, con nombre que hace referencia a uno de los dos, la gastronomía es la tradicional, la de casa, la de toda la vida. 

'Donde Tito' cumplirá nueve años abierto el próximo 7 de diciembre. Fue en 2015 cuando ambos, Jose y Tito, decidieron abrir su segundo establecimiento hostelero. El primero estuvo ubicado, durante 12 años, en Torrevieja (Alicante). 

Ambos llevan toda la vida en la hostelería. Y precisamente el sector les unió. Porque Jose, que nació en Madrid de forma circunstancial, llegó a la localidad alicantina por una mudanza y allí se quedó dos décadas. Y Tito, de La Rondilla, fue a trabajar un año y estuvo más de doce. En Torrevieja se conocieron y allí abrieron el 'Chichipún', nombre que puso el padre de Jose, Julio Jose Vergara (que llegó a ser jefe de cocina en el pabellón de España de la Feria Mundial de Nueva York de los años 60), a una tapa compuesta por lomo y chorizo de la olla.

Tras regresar a Valladolid y trabajar en varios establecimientos, se decidieron a volver a emprender en un local pequeño de su barrio que, por entonces, era una bodeguita. «Queríamos montar algo de tapas y raciones; con un plato barato para que se pudiera llevar y con comida casera», relatan. Y así siguen. A ello le han sumado desde el mes pasado un menú diario, por 10,5 euros, con dos primeros y dos segundos a elegir, más postre y pan (sin bebida). Viernes y sábados es de cocido. 

Mantienen la opción del plato del día, ahora a un precio un poco variable, que ronda los 4,5 euros (con guisos, tipo fabada o lentejas; o arroz negro o merluza en salsa verde...).

A ello se suman sus croquetas, la oreja (a la gallega o rebozada), los callos, las bravas, los huevos rotos y algunos de sus éxitos, albóndigas en salsa verde y carrilleras: «También hacemos por encargo, como por ejemplo codillo asado o bacalao». Sin olvidarse de la 'ensaladilla de La Rondilla', «que no está la cosa para poner rusa ahora», bromean; y 'La hija de Thor', como han bautizado a su torrija. De todo ello se encarga Tito, que aprendió los secretos de la cocina de su abuela,Sagrario.

El trasiego de clientes no cesa desde los desayunos hasta el vermuteo, rematando con las comidas, meriendas y alguna cena (abren de 9.30 a cierre, menos los sábados por la tarde-noche y los domingos). Con una capacidad para unas 40 personas más una terraza con tres mesas, su clientela es de La Rondilla, obreros del cercano edificio que está en rehabilitación y muchos amigos. Y es raro que en alguna de esas franjas no se dejen ver Javier Carballo y Nacho Melodis, gente de la casa. El primero, actor de Teloncillo y voz en Los Pichas, casi tiene su sitio reservado; al segundo, ex miembro de Greta y los Garbo, se le puede ver en un disco dedicado del grupo vallisoletano a los dueños del bar. 

«El mejor bar del barrio», grita Miguel Ángel, uno de sus clientes antes de salir. Apuntado.