Valladolid sigue firme como parte activa del proceso de transición del transporte de mercancías hacia un modelo más sostenible y eficiente, en el que el tren restará protagonismo al camión gracias al desarrollo de nuevas infraestructuras ferroviarias. Privilegiada en esa estrategia, con la terminal que ya se está construyendo en el páramo de San Isidro como palanca de cambio, mantiene su aspiración de convertirse en un 'hub' de referencia internacional en materia logística, un campo en el que, eso sí, sigue siendo la carretera la que marca el paso. No en vano, aún hoy el 96% de las mercancías que se mueven por tierra en España discurre por la red viaria, mientras el uso de la ferroviaria para este fin se queda en un pobre 4%, apenas la mitad que hace 20 años, frente a un 83-17% en Europa y hasta un 60-40% en EEUU; aunque se espera remontar para alcanzar el 10% en 2030. Y es en esta última alternativa donde reside el potencial de la provincia vallisoletana, con el viento favorable de unas políticas amparadas por la UE que valoran como cada trayecto en tren puede conllevar el ahorro de entre 35 y 40 camiones, con lo que eso supone de reducción de costes e impacto ambiental.
Un termómetro fundamental para conocer el posicionamiento de Valladolid en este ámbito es la cantidad de instalaciones logísticas de transporte con las que cuenta en comparación con otros territorios. El Ministerio las mide en metros cuadrados de almacenaje cubierto, y mientras esta provincia ocupa el puesto 31 de 52 en lo que se refiere al que da servicio al transporte por carretera, resulta que para el ferroviario, en vistas de la superficie disponible en terminales de mercancías de ADIF, ya es la séptima del país.
Cierto también que algo ha mejorado Valladolid en instalaciones logísticas para el transporte por carretera. La última estadística oficial, actualizada con datos de finales de 2023, le atribuye 254.589 metros cuadrados de almacenaje cubierto al servicio de camiones, 5.850 más que un año antes, con un incremento que en términos porcentuales alcanza el 2,35%, repitiendo esta provincia como la segunda de la Comunidad, sólo por detrás de Burgos (337.655), por segundo año consecutivo.
Superficie logística para transporte de mercancías por carretera (en color amarillo) y ferroviario (rojo).León, mientras, recorta diferencias al ganar 28.513 metros cuadrados de superficie de almacenaje cubierto durante 2023, un 14,44% más, para sumar 226.021 en total. Pero venía de perder 35.550 en 2022, el 15,33%, de ahí que Valladolid la desplazara ya desde entonces al tercer escalón. Una tendencia parecida a la de Burgos, que luce un aumento neto de 66.280 metros cuadrados en 2023, un 24,4% más, después de que en 2022 se dejara 93.100, el 25% de los que tenía.
A nivel nacional, mientras, el último incremento interanual ha sido del 3,55%, también superior al ya apuntado 2,35% que registró Valladolid, muy alejada de la capacidad logística para el transporte por carretera de grandes provincias como Barcelona (al frente con 5.791.025 metros cuadrados de almacenaje cubierto) y Madrid (segunda con 4.808.197), pero también de otras no tan previsibles como Guadalajara (2.687.724 m2, 3ª), Toledo (1.483.837, 5ª), Murcia (1.153.668, 8ª) o Ciudad Real (904.666, 10ª), hasta quedarse en el citado puesto 31.
En cuanto a la superficie de las terminales de transporte de mercancías de ADIF, la estadística más reciente publicada por el Ministerio, relativa a 2022 y detallada por provincias, es exactamente la misma que la de 2018, 2019, 2020 y 2021. Ni un metro más en todos esos años, ni tampoco menos, a la espera de próximas actualizaciones donde se vayan incorporando las nuevas infraestructuras en ciernes.
Valladolid mantiene así 232.981 m² que la sitúan como referencia en Castilla y León (en este caso por delante de León -224.841- y Burgos -97.355-) y séptima del país, por detrás de Madrid (1.441.194), Barcelona (1.059.016), Córdoba (506.704), Zaragoza (495.021), Sevilla (466.812), Valencia (296.710) y Tarragona (294.797). Pero sobre todo, pendiente de crecer por el páramo de San Isidro, con previsión de puesta en marcha progresiva entre 2025 y 2026, para certificar su firme candidatura a 'hub' logístico ferroviario de un sector en franca progresión.
Crecimiento
«La logística y el transporte en España viven un momento apasionante, ya que en muy poco tiempo han pasado a ocupar un puesto protagonista en la economía y en las empresas», destaca a El Día de Valladolid el presidente de la Organización Empresarial de Logística y Transporte (UNO) de España, Francisco Aranda, «y se ha hecho con éxito». Describe la condición de su sector como «intensivo en empleo y nuevas tecnologías». «Transversal, porque generamos valor como sector, pero también favorecemos la generación de valor en la mayoría de sectores productivos y somos tractor de inversiones industriales», añade. «Y vertebrador, ejerciendo un importantísimo papel al fijar población en la llamada España vaciada».
En esta línea, Aranda valora que la logística «ha adquirido un papel clave en Castilla y León», y advierte precisamente que «se ha posicionado como elemento tractor de inversiones y crecimiento económico gracias a provincias como Valladolid, que alberga ya a más de 2.300 empresas de transporte», cuando hace apenas año y medio, en marzo de 2023 y también en declaraciones a El Día, calculaba que eran unas 2.100. De hecho, coincide que en ese intervalo la provincia ha ganado más de medio millar de empleos dentro de la sección de actividad de almacenamiento y transporte, según revela en este caso la Seguridad Social, que contabilizaba 9.578 trabajadores en marzo de 2023 y 10.094 al término del pasado agosto (+516), nuevo máximo en una serie estadística que se remonta a 2009.
«Este territorio dispone de una clara ventaja competitiva para el sector gracias a una ubicación estratégica que posibilita la confluencia y conexión con el sur, el centro y el norte de España, convirtiéndose en punto clave para la distribución de mercancías por todo el territorio», recuerda. «Se trata, por tanto, de un interesante enclave para las empresas del sector que busquen optimizar sus cadenas de suministro, reduciendo los costes de transporte y asegurando su capilaridad por todo el territorio nacional», al tiempo que «la ubicación geoestratégica facilita también el tránsito de mercancías hacia otros puntos de Europa».
Precisamente la Junta está inmersa en un proyecto de reparcelación del polígono industrial Canal de Castilla, impulsado en 2006 entre Cabezón, Cigales y Corcos, pero aún semivacío, para adaptarlo a las necesidades de empresas logísticas que pudieran apostar por ubicarse allí.
Por otra parte, respecto al proyecto de la terminal, Aranda reafirma que «el desarrollo de las modernas infraestructuras ferroviarias que se están realizando en la zona va a posicionar a Valladolid como nodo de transporte de mercancías, mejorando la eficiencia, reduciendo los costes y tiempos de entrega y promoviendo prácticas sostenibles, lo que a su vez puede atraer nuevas inversiones, impulsar el empleo en la región y dinamizar la economía en el territorio».
Justo el pasado lunes, el ministro de Transportes, Óscar Puente, durante una visita a las obras de la terminal, aseguraba que esta infraestructura ya está despertando el interés de la industria agroalimentaria para dar salida a producciones como la de alfalfa, que hoy se transporta en camiones y generaría la salida de un tren diario, igual que también se espera lo propio con la patata, el azúcar o el vino en lo que a industria agroalimentaria se refiere, además de dar servicio a un sector clave como el automovilístico.
Y entretanto, el presidente de la Organización Empresarial de Logística y Transporte (UNO) de España advierte que, «en todo caso, la gestión de los representantes autonómicos, que debe estar respaldada por políticas fiscales amables, seguridad jurídica y flexibilidad, será determinante para lograr que el sector siga ganado competitividad en el territorio y para que Valladolid se posicione como un referente nacional en innovación logística», concluye.